Sánchez plantea ceder a ERC un puesto en la Mesa del Congreso para la investidura

Lastra y Rufián
Lastra y Rufián
EFE

La investidura de Pedro Sánchez enfila una semana decisiva. PSOE y ERC arrancan hoy unas negociaciones que se prevén cortas pero intensas para dejar amarrado un acuerdo que permita la abstención de los 13 representantes independentistas en la segunda votación prevista para el día 19 de diciembre. No será, eso sí, una decisión gratuita. Los republicanos exigen a los socialistas una serie de "gestos" y el entorno del presidente en funciones está dispuesto a realizar algunas cesiones. Una de ella pasa por dar cabida a los de Oriol Junqueras en las Mesas de Congreso y Senado, una decisión que sería histórica.

Que ERC pueda tener un representante en el máximo órgano de ambas cámaras es una opción que se encuentra sobre la mesa de negociación, según admiten fuentes tanto de ambos lados de la negociación. Sería un primer "gesto", que es lo que están pidiendo los de Oriol Junqueras y Gabriel Rufián a los socialistas, que, además, serviría para apartar a Vox, que fue la tercera fuerza política el 10-N.

En el caso del Congreso haría falta que PSOE y Unidas Podemos dieran cabida, con sus votos, a un diputado republicano. Por la composición de la Cámara a los dos partidos que están negociando el Gobierno de coalición les corresponderían los puestos de presidente, dos vicepresidencias y dos secretarías. Al PP le corresponderían una vicepresidencia y una secretaría. Y quedarían otra vicepresidencia y otra secretaría. He aquí el dilema. El PSOE plantea ceder a ERC uno de estos puestos y los independentistas no lo ven con malos ojos. Con ello excluirían a Vox del máximo órgano de gobierno del hemiciclo. El noveno puesto podría ir a parar a Cs o, incluso, al PNV. Lo que está claro es que PSOE y UP controlarán la Mesa.

Nunca antes ERC ha tenido un representante en la Mesa del Congreso. Sí lo tuvo CiU, que negoció para dar cabida a varios de sus representantes en este órgano. Ocurrió, por ejemplo, durante todas las legislaturas de Felipe González. También en la primera de José María Aznar, cuando el grupo catalán disfrutó de dos vicepresidencias: la de Ramón Companys y la de Josep López de Lerma. En la segunda, a pesar de la mayoría absoluta del PP, se mantuvo a López de Lerma en la vicepresidencia. Lo mismo ocurrió en las dos legislatura de José Luis Rodríguez Zapatero, en las que un diputado de CiU formó parte de la Mesa del Congreso. Y durante la primera de Mariano Rajoy, que tuvo a Jordi Jané en este órgano de gobierno de la cámara.

El PNV, por su parte, también ha tenido representantes en la Mesa del Congreso. El último fue José Ramón Beloki durante la segunda legislatura de Zapatero. Eran, eso sí, otros tiempos. El bipartidismo se repartía los cargos y elegía a quién dar entrada en la Mesa en función de sus intereses. Durante el cuatripartidismo se acordó dar entrada en la Mesa a Podemos y a Ciudadanos

Diciembre clave

Moncloa piensa en una investidura victoriosa el 19-D

19 de diciembre. Es un día marcado en rojo en La Moncloa. El calendario que ha diseñado el equipo de Sánchez es el siguiente. El día 3 de diciembre se constituyen las Cortes y, por tanto, las Mesas de Congreso y Senado. Dar entrada a ERC supondría ya un primer gesto con los independentistas. De forma paralela se seguiría negociando entre partidos. La semana siguiente quedaría para una ronda de consultas con el Rey. Y la siguiente para la investidura. El 16, lunes por la tarde, Sánchez expondría ante el Congreso su programa de Gobierno. El 17 llegaría el turno de la oposición y de la votación, que fracasaría en primera ronda (es necesario la mayoría absoluta para que triunfe). El 19 sería el gran día. Una abstención de ERC sería suficiente y Sánchez lograría ser investido. 

Mesas de Congreso y Senado aparte, lo que pide ERC al PSOE son compromisos. El más claro es una negociación entre gobiernos, al estilo 'Pedralbes', y con un calendario para que se pueda hablar de todo. Los socialistas estudian fórmulas pero también tienen claras sus líneas rojas: no habrá relator y no aceptarán un referéndum. A partir de eso están dispuestos a hablar de todo. ERC, por su parte, necesita que el Gobierno central acepte ese diálogo entre iguales para poder cumplir con la exigencia que votaron ayer sus bases: 'no' a una investidura de Sánchez si no hay mesa de negociación de por medio.

Les da igual si ese diálogo es entre presidentes (Sánchez-Torra), entre vicepresidentes (Calvo-Aragonès) o entre ministros y consejeros. Lo que quieren es "atornillarse" a una mesa de diálogo. Es lo que les ha transmitido Junqueras desde prisión, indican fuentes del partido. Aragonés, por cierto, publicó este fin de semana un artículo en La Vanguardia hablando de "las cuatro patas" de esa mesa de diálogo: "De igual a igual", sinceridad "sin condiciones", un calendario "claro" de acciones y garantías de cumplimiento de lo acordado.

El PSOE también quiere transmitir a ERC que el Gobierno de coalición con Unidas Podemos abre la posibilidad a una negociación sobre múltiples aspectos. No solo la investidura, sino que también están sobre la mesa asuntos económicos y sociales en los que los independentistas podrían colaborar. Por ejemplo, la aprobación de los próximos Presupuestos Generales del Estado, la derogación de los aspectos más lesivos la reforma laboral o la renovación de los supervisores. Fuentes de Ferraz vaticinan que van a tener que contar con los republicanos para estas medidas.

Convertirse en una fuerza independentista útil es una posibilidad que se abre para ERC a partir de ahora. En ello va a insistir el PSOE. En conseguir victorias concretas para Cataluña, como hace el PNV para el País Vasco, y diferenciarse de JxCAT con un líder como Carles Puigdemont que Moncloa quiere poner a disposición de la Justicia. Es lo que tiene que decidir el partido de Junqueras en los próximos días. En el PSOE se respira optimismo, según transmitieron ayer fuentes socialistas, ante estas jornadas decisivas.

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