Page, Lambán...

Las 'aldeas galas' del PSOE: Sánchez aún tiene oposición interna en varias CCAA

La caída de Andalucía da un balón de oxígeno al líder socialista, que mantenía una pugna con una figura subordinada a él como la de Susana Díaz por controlar la federación más extensa de su propio partido. 

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, saluda con el codo al presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page (d), a su llegada al Monasterio de Yuso antes de participar en la XXI Conferencia de Presidentes en San Millán de la Cogolla, La Rioja (España), a 31 de julio de 2020. La Conferencia de Presidentes busca el consenso para el reparto de los fondos de recuperación europeos por la crisis del coronavirus. 31 JULIO 2020 POLÍTICA;MEDIDAS POLÍTICAS;PANDEMIA;ENFERMEDAD Moncloa (Foto de ARCHIVO) 31/7/2020
Las 'aldeas galas' del PSOE: Sánchez aún tiene oposición interna en varios puntos
Moncloa

Le ha costado más de tres años. A pesar de controlar el Gobierno de la nación, ganar dos elecciones generales y haber logrado la aprobación de unos Presupuestos, Pedro Sánchez aún tenía una espina en el costado. Se trataba de Andalucía, el territorio más simbólico para el PSOE, y que desde que regresó a la secretaría general del partido estaba en manos de la que fue su rival, Susana Díaz. La victoria de Juan Espadas en las primarias para la presidencia de la Junta de Andalucía ha solucionado esa cuenta pendiente, que era toda una anomalía en la historia de la formación. Pero eso no significa que tenga ya a todas las federaciones bajo su control. Aún hay ciertos puntos del país donde no son afines a la dirección de Ferraz. Se trata de Aragón, Castilla-La Mancha y Extremadura. Las tres son el grupo de 'aldeas galas' que se le resisten al presidente. 

Desde su regreso al liderazgo por su victoria en las primarias, lo que ha marcado la relación de Sánchez con esos tres territorios es la calma tensa. Los jefes de filas aragonés, Javier Lambán, castellano-manchego, Emiliano García-Garcia, y extremeño, Guillermo Fernández-Vara, no se han cortado en mostrar su desacuerdo y su oposición ante distintas iniciativas o discursos que llegaban desde Madrid. Esta situación ha generado numerosos momentos de incomodad para la cúpula socialista, que se ha encontrado con críticas directas de los 'suyos'. Una molestia que es latente incluso aunque estos casos no se pueden comparar al de Andalucía, que además ser la comunidad fetiche de los socialistas tenía la particularidad de estar liderada por la líder de esa oposición interna al 'sanchismo'. 

Los tres 'díscolos' también fueron protagonistas durante el Comité Federal que desalojó al actual líder de la secretaría general del PSOE. El 1 de octubre de 2016, todos ellos respaldaron la iniciativa de Susana Díaz para poner fin al poder de Sánchez. De ahí se pasó a la gestora que lideró Javier Fernández, que aprobó la posterior abstención que facilitó que Mariano Rajoy pudiera repetir en Moncloa una nueva legislatura. Aun con estas hipotecas, y tras su regreso en 2017, el líder socialista no hizo movimientos para intentar apartarles de sus territorios. Su poder autonómico era incontestable, y él aún ni era presidente. Tampoco se atrevió de cara a los comicios regionales de 2019. Una tregua que fue fructífera, ya que los tres lograron gobernar. 

Cataluña, el gran conflicto

El mayor punto de fricción entre Sánchez y sus tres 'barones' ha sido Cataluña. La apuesta de la mano tendida, la mesa de diálogo o los futuros indultos no han agradado a ninguno de ellos. Aunque las críticas se han ido suavizando con el tiempo. Por ejemplo, Fernández-Vara ha pasado de rechazar toda concesión a los independentistas a no querer dar su opinión sobre el perdón a los políticos condenados por el procés. Otros, como García-Page, no han aflojado en este asunto. El presidente de Castilla-La mancha llegó a definirlos como una "condena" para el partido. Todo porque pueden ser "injustificados" y se aplicarían "a alguien que quiere seguir haciendo lo mismo", en referencia a Oriol Junqueras y al resto de condenados. Mientras que Lambán fue más sutil, al recordar que para una medida de gracia de este tipo es imprescindible el "arrepentimiento". De paso, recordó que fueron a la cárcel por "delitos muy graves". 

Con Susana Díaz amortizada y ejerciendo de líder sin poderes reales, uno de los dos mayores críticos dentro del PSOE con el que puede contar ahora Sánchez es precisamente Lambán. El presidente aragonés es el que ha hablado más claro en los últimos años, mostrando su rechazo a diversas cuestiones impulsadas desde el Gobierno central. Uno de los momentos más significativos ocurrió cuando se desmarcó de la unión socialista y cuestionó el plan para la desescalada tras el confinamiento por el coronavirus. "No es compatible con lo que nosotros planteábamos", llegó a decir el jefe de filas autonómico. También llegó a reclamar más autogobierno y financiación. Algo que han reclamado otros presidentes como el valenciano, Ximo Puig. La diferencia es que este último sí está más alineado con Sánchez. Por lo que no se percibe de la misma manera si lo dice uno u otro. 

Page es el otro que pasará a liderar la contestación a Ferraz desde su presidencia autonómica. Sus mensajes desde Toledo con destino a Madrid han sido constantes. Para empezar, el jefe del Ejecutivo castellano-manchego fue uno de los que más se opuso al pacto de coalición con Unidas Podemos. En noviembre de 2020, aseguró que era Pablo Iglesias el que controlaba "la agenda del Gobierno". Tampoco esquivó la polémica de los Presupuestos y el acuerdo con Bildu para que los apoyara. "No tiene un pase", dijo sobre el pacto con los abertzales. Por lo que se ha mantenido en la línea que tuvo desde el principio con respecto a Sánchez. Una de sus pocas coincidencias son las críticas a la gestión de Isabel Díaz Ayuso en Madrid durante la crisis sanitaria. 

El que más ha relajado su oposición interna es el líder extremeño. Ante la inminente concesión de los indultos, el propio Fernández-Vara fue el que evitó el debate, al decir "conmigo que no cuenten". De lo que sí se quejó es de que toda la atención política volviera a tener a Barcelona como epicentro. Lo que, a su juicio, perjudicaba al resto de comunidades que también tienen problemas urgentes. Un giro que comenzó con el debate en torno a la aprobación de los PGE. Entonces, Vara echó un capote a Sánchez, al señalar que "no hay otra manera". Sí dejó claro que no era lo que le hacía "más feliz". Esto contrasta con lo que decía años atrás. En 2017, llegó a decir que el modelo de país de Sánchez "no es el del PSOE".

Lo ocurrido con Díaz pone fin a una situación muy extraña. No hay precedentes de que un líder socialista no tenga bajo su control a la federación andaluza. Para el PSOE, Andalucía es como Madrid para el PP. Una anomalía a la que ha puesto fin Juan Espadas. Otra apuesta de Sánchez que ha salido bien. Y que da oxígeno al secretario general tras el varapalo de las autonómicas de Madrid en las que Ayuso arrasó. Está por ver cómo afronta ahora sus relaciones con Page, Lambán y Vara. Con este último es con el que se está entendiendo mejor últimamente. Tan solo quedan dos años para las elecciones en esas tres 'aldeas galas'.

Mostrar comentarios