La economía será vital el 21-D... si los independentistas deciden presentarse

  • Expertos demoscópicos consultados por este medio señalan que la mayoría absoluta  independentista correría peligro en las urnas.
El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, se dirige a su despacho minutos antes de asistir a la reunión semanal del gobierno
El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, se dirige a su despacho minutos antes de asistir a la reunión semanal del gobierno
EFE

Rajoy no solo ha puesto en marcha el artículo 155 destituyendo a Puigdemont como presidente de la Generalitat y a Junqueras como vicepresidente, así como a todos los Consellers del Govern, sino que además ha convocado elecciones para el 21 de diciembre con el objetivo de acabar con la incertidumbre en Cataluña tras la DUI producido hoy de forma ilegal.

La pregunta ahora es si los independentistas acudirán a estas elecciones o no, y las consecuencias de esta decisión. Las opiniones de los expertos demoscópicos ante esta situación son dispares, dada la incertidumbre que rodea al proceso y que ahora imperan más las hipótesis que las realidades (sus opiniones se produjeron ante un futuro escenario electoral y antes de declararse la DUI).

Pese a todo, los expertos consultados tenían claro que las elecciones podrían mover la situación actual: el PdeCAT podría pasar de ser problema a solución si optaran por crear una plataforma nueva y vender un candidato convergente, y los independentistas podrían perder su mayoría absoluta por la influencia de la situación económica, el impulso de la mayoría silenciosa y porque esta vez los independentistas (en caso de presentarse a las elecciones) no lo harían o eso al menos indican todos los indicios hasta el momento, en una candidatura única.

José Miguel de Elías, director de investigación y análisis de Sigma Dos, considera que pequeños movimientos en unas futuras elecciones si se llevaran a cabo podrían ser esenciales. "Los votos de ERC y PdeCAT no serán igual de efectivos sin van por separado, ahí pueden perder escaños. Y otro elemento importante es la economía. Mas cayó en picado al insinuar la independencia en su día. Con esta situación...".

José Pablo Ferrándiz, sociólogo e investigador principal de Metroscopia, considera que el gran beneficiado de unas nuevas elecciones sería ERC, "que ganaría claramente", con todo lo que ello supone. Junqueras, siempre de perfil, nunca ha renunciado a la independencia. No considera Ferrándiz que el bloque constitucionalista se vería especialmente beneficiado, pese al paso adelante de la mayoría silenciosa. "Se habla de la participación, pero en las últimas elecciones (74,9%) esta ya fue muy elevada, los márgenes son estrechos. Y hay que tener en cuenta que los 'Comunes' no verían mermados sus resultados, mientras que el PP sufriría un descalabro. PdeCAT podría ser el más perjudicado en beneficio de ERC".

No es de la misma opinión José Ramón Lorente Ferrer, de Celeste-Tel, que sí cree que el bloque constitucional se vería beneficiado. "Hay que tener en cuenta que el electorado del Catalunya Sí que es Pot, es el más heterogéneo ya que solo un tercio del mismo es independentista, mientras que dos tercios está por el referéndum, pero para votar no. El voto unionista va a movilizarse. Y la gran incógnita es el PdeCAT, que solo tiene futuro si monta una plataforma electoral liderada por un moderado, un Vila (que ha dimitido del Govern antes de aplicarse la DUI) o un Duran i Lleida que englobe el antiguo voto de Convergencia, que una a la burguesía catalana asustada por la economía y que, pese a no ganar, gobernara en minoría con el apoyo constitucionalista".

También cree que el bloque constitucionalista crecería Miguel de Elías, ya que la abstención en ese grupo se reduciría, pues "ha optado por dar un paso hacia la visibilidad. Eso podría provocar una pérdida de la mayoría absoluta independentista". En este caso hablaríamos de ampliar el abanico de pactos, lo que daría aire a la política por encima de los órdagos.

Sara Morais, responsable de Investigación y análisis cuantitativo de Gad3, coindice en que hay un bloque constitucionalista muy motivado. Considera que, aunque el bloque independentista está en máximos porque ha tensionado al límite la situación política, también ha provocado el efecto de que se movilice el resto. Y añade otro dato: "hay un votante moderado que sigue huérfano".

Ferrándiz es menos optimista y cree que los "bloques están más que cristalizados. Ganarán los independentistas, pero siempre por debajo del 50% y el conflicto seguiría ahí. Dependerá mucho de la rama catalana de Podemos, que siempre ha tenido un pie en cada lado. Pero un vuelco electoral no se va a producir", señala. Lorente cree que hay un elemento diferenciador en estas elecciones: la economía. "La gente va a culpar a Puigdemont de su deterioro. Si el PdeCAT gira, el bloque independentista puede saltar por los aires. Si no hay una oferta clara para los catalanistas moderados que no venga de Madrid, estos se quedarán en casa. Y en eso los Comunes tienen mucho que decir".

La realidad es que en las últimas autonómicas, celebradas en 2015, los partidos secesionistas no lograron el mandato que pretendían y necesitaron la muleta radical de la CUP para gobernar. Juntos recibieron la mayoría de los escaños (53,3%) pero no de los votos (47,9%).

Sin embargo, la población catalana ha sido reacia a apoyar el plan del gobierno regional. En una encuesta realizada por Making Electoral Democracy Work (MEDW) antes de la elección nacional española celebrada en 2016, solo el 43,3% de los encuestados apoyó el plan de independencia unilateral del gobierno. De hecho, más catalanes se opusieron a él (28,0%) que lo apoyaron fuertemente (24,2%). Las encuestas del gobierno catalán también mostraron que el apoyo a la independencia cayó por debajo del 40% en 2015. 

No serían la panacea ni pondrían fin a una ruptura social que podría tardar décadas en curarse (recuperar el prestigio entre el mundo financiero y empresarial también podría costar años si la cerrazón sigue dominando), pero Rajoy ha pulsado el botón de las elecciones y el artículo 155 como mecanismos de defensa para restaurar la ley en Cataluña.

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