Pujol. Los grupos parlamentarios le preguntan si conocía la corrupción de sus hijos


Los portavoces de los grupos parlamentarios del Parlamento catalán en la Comisión de Asuntos Institucionales preguntaron hoy al expresidente de la Generalitat Jordi Pujol si éste conocía presuntos actos corruptos de sus hijos utilizando el nombre familiar para cobrar comisines ilegales.
Tras la intervención inicial de Pujol en la Comisión, Gemma Calvet, de ERC, calificó de “difícil”, “incómoda” y “triste” tener que preguntarle por qué había hecho ahora la confesión de que tenía dinero oculto en Andorra, si ha sido por necesidades de la defensa de sus hijos, y por qué no repatrió el dinero aprovechando las amnistías fiscales.
También quiso saber quiénes han sido los administradores del dinero en Andorra y por qué se ha hecho él responsable si no aparece nominalmente y sí otros adultos. Y, finalmente, si tenia conocimiento de los negocios turbios de sus hijos.
Desde el PSC, Miquel Iceta dijo que le habría gustado que la comparecencia fuera antes, prguntó cuánto dinero en concreto defraudó y le echó en cara que conductas como la suya “minan la moral colectiva y hunden el prestigio de las instituciones”.
Indagó también si puede asegurar que ningún familiar suyo ha utilizado su nombre para hacer negocios y si parte de su dinero no proviene de haber vendido acciones de Banca Catalana con información privilegiada sobre su inminente colapso.
La portavoz del PP, Alicia Sánchez Camacho, diagnosticó un aire de “corrupción generalizada” en Cataluña y le dijo que no tenía ninguna credibilidad para asegurar ahora que no es un corrupto, pues también dijo que no había tenido dinero en el extranjero. Calculó que la fortuna que se le atribuye es muy superior a los 140 millones de pesetas de la herencia y se preguntó si el origen de la misma son las comisiones.
Sánchez Camacho preguntó a Pujol si el actual presidente catalán, Artur Mas, sabía algo, si él hizo la confesión acorralado por las investigación judicial y si ya ha regularizado todo el dinero y lo puede documentar. Criticó también que presumiera de hacer país cuando lo que ha hecho ha sido dinero y terminó diciendo que si Mas firma mañana la convocatoria de la consulta es para “tapar el efecto mediático de su comparecencia”.
Desde ICV, Joan Herrera dijo que la intervenión de Pujol es tardía, le achacó su obstrucción a la justicia y le pidió que desmienta que ha habido una trama de corrupción de familia o de partido o bien tire de la manta. Preguntó quiénes fueron los administradores del dinero en Andorra, si hay más dinero en el extranjero suyo o de su familia, qué quiso decir el expresidente catalán Pasqual Maragall con su alusión al 3%, si vendió acciones de Banca Catalana y qué hizo cuando se enteró de que en su entorno familiar había negocios turbios. Le aseguró que su discurso “no es verosímil”, porque con tanta gente que le conocía alguno le tuvo que hablar de ellos.
Albert Rivera, de Ciutadans, espetó a Pujol que “no es el momento de contar cuentos familares”, le preguntó por qué ahora la confesión y por qué presionan a la banca andorrana para que no revele sus datos financieros. También indagó si ha tratado de pactar un trato privilegiado con alguien del Gobierno español o con la Agencia Tributaria, si le consta que el Estado no ha querido investigar a la familia Pujol y le recriminó haber jugado a ser un líder moral, tras lo que sólo le queda “pagar por lo que ha hecho”. Finalmente, Rivera inquirió si Mas no sabía nada de todo esto y por qué lanza ahora el proceso soberanista.
David Fernández, de la CUP, hizo suyas las preguntas anteriores y auguró que Pujol quedará impune mientras el Estado pone se en marcha la semana que viene para evitar que el pueblo catalán vote en la consulta. Y le invitó a escribir un cuarto libro de memorias en el que cuente todo y aclare si CiU no ha sido financiada ilegalmente. Eso sí, auguró que el proceso catalanista, que comenzó sin Pujol, terminará felizmente también sin él.
Jordi Turull, de CiU, lamentó que algunos portavoces hablaran desde la bilis y para llevar a cabo un “linchamiento político” y no para saber la verdad, “no para saber la verdad sino para manchar más” el proceso soberanista. Él dijo que hablaba desde el dolor, porque no aprueba políticamente que nadie, se llame como se llame, guarde dinero fuera, pero que la verdad era la que Pujol había contado y no lo que algunos querían que fueran ni las “informaciones rocambolescas” que los medios de comunicación publican sobre él. Acusó a Rivera de Justiciero y a Camacho de haber “llevado al límite la hipocresía política”.

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