Rahola relata la "gran guerra" entre Mas y Duran para suceder a Pujol

  • Barcelona.- La periodista Pilar Rahola relata en su libro "La màscara del rei Artur" (La Magrana) la "gran guerra" entre Artur Mas y Josep Antoni Duran Lleida, con "putadas" incluidas, para suceder a Jordi Pujol al frente de CiU.

Rahola relata la "gran guerra" entre Mas y Duran para suceder a Pujol
Rahola relata la "gran guerra" entre Mas y Duran para suceder a Pujol

Barcelona.- La periodista Pilar Rahola relata en su libro "La màscara del rei Artur" (La Magrana) la "gran guerra" entre Artur Mas y Josep Antoni Duran Lleida, con "putadas" incluidas, para suceder a Jordi Pujol al frente de CiU.

El libro, en el que Rahola trata de escarbar en la personalidad y el entorno de Artur Mas después de acompañarle en actos, reuniones y entrevistas durante meses, dedica una parte de sus 255 páginas a describir la pugna interna por relevar a Pujol entre 1999 y 2001.

Duran, líder de Unió, parecía inicialmente mejor situado en la carrera, sobre todo cuando se fundió en un abrazo con Pujol en el mitin de CiU en el Miniestadi, en la campaña electoral de 1999, interpretado por muchos en clave sucesoria y motivo de "nerviosismo" en las filas convergentes, según le confiesa Felip Puig a Rahola.

Finalmente, Duran entra en el Govern como conseller de Gobernación, jerárquicamente por encima de Mas, titular de Economía, que aún tiene grabado en la memoria cómo le "ninguneó" el máximo dirigente de Unió durante aquellos tiempos.

"Duran me ignoró siempre en aquella época. Yo era conseller de Economía. Los otros consellers tenían que venir a despachar conmigo. Pues Duran no vino nunca... Ni me llamó por teléfono", rememora Mas, que confiesa que hizo "todo lo que estuvo en sus manos" para que "la sucesión no acabase en manos de Unió".

Cuenta David Madí, estrecho colaborador de Mas, que entonces Duran creía tener "ganada la partida" y, de hecho, lo tenía "casi todo a favor", pero sobre él pesaba un gran hándicap: no militaba en CDC.

"Si Duran hubiese aceptado la fusión (entre CDC y Unió), habría sido el candidato a la presidencia de la Generalitat", afirma Madí.

Duran, por su parte, confiesa a Rahola que llegó a creerse que Pujol pensaba en él como relevo, hasta que empezó a ver maniobras: "Yo pactaba una cosa con Pujol, y al día siguiente Artur había movido ficha y me venían con otra historia. Parecía que habíamos entrado en un equilibrio, y no paraban de desequilibrar la partida".

"Y después vinieron las primeras putadas... Me llaman de El Mundo y me dicen que me he gastado 90 millones en arreglar el despacho nuevo, y que lo publicarán al día siguiente. ¡Era mentira! Les digo, venid a ver el despacho, y vinieron. Y cuando lo vieron, se dieron cuenta de que todo aquello era mentira. ¿Quién había filtrado la información?... ¡David Madí!", revela Duran.

A principios de 2001, Pujol desata la tormenta al designar a Mas conseller en cap del gobierno catalán, y Duran, que se encontraba en Bulgaria y se enteró de la jugada por una filtración periodística, presentó su dimisión y acabó por desencadenar una de las crisis más graves dentro del Govern y dentro de CiU.

"Pujol no hizo ningún gesto para retenerme. Después fui a la toma de posesión de Artur como conseller en cap. Aquel día no fue el primero que me sentí traicionado", confiesa.

Duran reconoce que Pujol le ofreció la fusión CDC-Unió: "Pero no la acepto. No podía cargarme un partido histórico, con décadas de existencia, por una ambición personal".

Mirando hacia atrás, Pujol asegura a Rahola que "nunca" pensó en Duran como sucesor, pero admite que se "equivocó" con aquel efusivo abrazo en el Miniestadi porque dio pie a especular con que el líder de Unió era finalmente el elegido.

Duran, en cambio, afirma que Pujol le dio a entender "en todo momento" que él era su delfín, hasta el punto de que en la campaña electoral de 1999 Duran actuó, "de facto, como número dos".

Y por si quedaba alguna duda, se produjo el famoso abrazo del Miniestadi: "¡El relevo era yo! No tengo ninguna duda. Pujol me utilizó descaradamente. ¿El abrazo? Fue el abrazo del oso. Y nunca me pidió disculpas", sentencia Duran.

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