Las 'recetas económicas' que Rajoy lanza a Sánchez (y a Iglesias) y el recado a Vox

El expresidente del gobierno Mariano Rajoy durante la presentación de su libro "Una España mejor". /EFE
El expresidente del gobierno Mariano Rajoy durante la presentación de su libro "Una España mejor". /EFE

Un grupo de antiguos colaboradores le dijeron a Mariano Rajoy cuando salió precipitadamente de La Moncloa y pasó el duelo de la moción de censura que tenía que escribir un libro. Y que lo hiciera rápido porque si dejaba pasar el tiempo otros iban a relatar en una obra lo que vivieron en el Gobierno que evitó el rescate soberano o aplicó el artículo 155 en Cataluña. Y le avisaron de que quizá, si lo leía en boca de otros, no le gustaría lo que se contara. Rajoy se animó entonces y pidió a tres estrechas colaboradoras en Moncloa (Carmen Martínez Castro, Ketty Satrustegi y Miri Barreira) que le echaran una mano a rememorar datos y fechas. Nunca llevó un diario, por lo que tuvo que recordar bastante.

El resultado es 'Una España mejor' (Plaza & Janés), el primer libro escrito por Rajoy de su puño y letra (antes hubo otros autorizados por él). En él relata cómo los grandes empresarios le presionaron en los momentos más delicados de sus primeros meses en el poder. También cuenta cómo gestionó, al alimón con Alfredo Pérez Rubalcaba, la sucesión en la Jefatura del Estado. Sin duda es un volumen con cierta información, aunque no toda la que a un cronista, historiador o periodista le gustaría (el cargo de presidente obliga a mantener ciertas reservas, se defendió el gallego).

Rajoy se rodeó este miércoles, durante la presentación del libro, de la amplia mayoría de su equipo. Estuvieron Soraya Sáenz de Santamaría y María Dolores de Cospedal, que siguen mantiendo una distancia evidente. También el núcleo duro económico, con Cristóbal Montoro, Fátima Báñez y Álvaro Nadal al frente. También se pudo ver -no es nada habitual- a José Manuel Soria, amigo personal de Rajoy que tuvo que dimitir por los Papeles de Panamá. Ellos, guiados por su presidente, resistieron a presiones de todo tipo para evitar que España fuera rescatada. Y aprobaron la reforma laboral, la de las pensiones y varias leyes que hoy siguen vigentes. Es el legado económico del marianismo, algo de lo que él está muy orgulloso, tal y como dejó claro.

El expresidente, que se reconoció estar feliz en su nueva vida en el Registro de la Propiedad, habló de todas estas decisiones, algunas dolorosas, y lanzó un mensaje a sus sucesores. Tuvo para todos: para Pedro Sánchez, para Santiago Abascal... e incluso para Pablo Casado, su sucesor al frente del PP que siguió en primera fila todo el evento.

A su sucesor en La Moncloa le lanzó un aviso. Ojo con derogar la reforma laboral. "No hay que derogar lo que ha funcionado por ser sectario", dijo. Una clara alusión, en definitiva, a los planes que tiene Sánchez y su socio del Gobierno de coalición, Pablo Iglesias. También les pidió reformas. Y que las ejecute rápido: "No se puede vivir de la inercia toda la vida". Y es que Rajoy sigue muy pendiente toda la actualidad económica y no quiere que se estropee lo que él dejó encauzado.

Para Santiago Abascal y Vox también tuvo lo suyo. No les citó, pero quedó claro que se refería a ellos cuando habló de la inmigración. Para Rajoy es "el tema más importante que tenemos que abordar en un futuro". Dijo que algunos partidos actuaban con "demagogia", tanto a la hora de referirse a las políticas contra los inmigrantes como con la defensa de las fronteras. Es la primera clara alusión de Rajoy a Vox. Y es que cuando los e Abascal consiguieron 12 escaños en Andalucía, hace ahora un año, el gallego ya había abandonado la política.

Y a Casado, ¿qué le dijo? Tampoco citó al actual PP pero esta frase era muy clara: "Somos un partido de centro, no arrastramos doctrinas ni orejeras y huimos de radicalismos". Todo ello ante la plana mayor del partido, con varios vicesecretarios presentes. Eso sí, sin Cayetana Álvarez de Toledo y, por supuesto, sin José María Aznar delante.

Rajoy habló en público, quizá por primera vez de una forma tan clara, de las "dolorosas" decisiones que tuvo que tomar en sus primeros seis meses en La Moncloa: subida de impuestos, nacionalización de Bankia, una gigantesca operación de deuda pública... "Si no lo hubiéramos hecho España hubiera quebrado", dijo. Arremetió a continuación contra los "doctrinarios". "No les hagan caso", añadió.

Para los grandes empresarios que, capitaneados por Francisco González (BBVA), le insistían en que pidiera el rescate se refirió de esta forma: "Todo el mundo sabía lo que había que hacer". Pero defendió que "el gobernante tiene que mirar siempre al interés general de su país". Es lo que te da libertad de conciencia y, si me permiten, votos", concluyó.

Rajoy hizo gala de una política económica eficiente, que aplicó a "un país que pudo haber quebrado". Eso hubiera supuesto haber tenido que tomar graves decisiones. "Pero no ocurrió", sacó pecho. El gallego, por cierto, se despidió de sus exministros, amigos e invitados como hizo el día que triunfó la moción de censura en el Congreso: "Ha sido un honor ser presidente del Gobierno y dejar una España mejor que la que encontré". 

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