La noche en la que Rajoy, aislado, se negó a coger el teléfono a nadie en La Moncloa

  • El mismo día que pasó siete horas en un restaurante, varios dirigentes del PP llamaron al gabinete para aconsejar al todavía presidente que dimitiera.
Rajoy y Cospedal durante el Comité Ejecutivo del PP./EFE
Rajoy y Cospedal durante el Comité Ejecutivo del PP./EFE
Rajoy y Cospedal durante el Comité Ejecutivo del PP./EFE
Rajoy y Cospedal durante el Comité Ejecutivo del PP / EFE

Mariano Rajoy va camino de ser historia en el PP, pero su salida del Gobierno y del partido no es todo lo agradable que él habría soñado. El gallego sufrió hace ahora una semana las 48 horas más amargas de su mandato poniendo fin a siete días en los que su Ejecutivo pasó de aprobar los Presupuestos de 2018 que garantizaban la legislatura a estar cesado. Personas del entorno de Rajoy reconocen que el día clave fue el jueves 31 de mayo, una jornada que pasará a la historia del marianismo porque se vivieron cosas que nadie pensó que ocurrirían.

Esa jornada, la primera del debate de la moción de censura, Rajoy se fue a comer con un grupo de sus ministros al restaurante Arahy (una palabra que en indio americano significa cambio) y pasó siete horas encerrado en el local. Mientras, su jefe de gabinete, José Luis Ayllón, se empleaba a fondo para intentar convencer al PNV. Pero Rajoy sabía que la suerte estaba echada y que al día siguiente iba a prosperar la moción de censura que iba a acabar con su estancia en La Moncloa. Ya por la noche, cuando llegó a la residencia presidencial, el entonces presidente no quiso coger el teléfono a nadie.

Fueron varias las llamadas telefónicas que se registraron en la centralita del gabinete presidencial. Eran barones y diferentes dirigentes del PP, con sintonía personal con Rajoy, que querían hablar con él y transmitirle su opinión en un momento en el que estaba decidiéndose el futuro del país, según explican fuentes conocedoras de estos contactos. Sin embargo, Rajoy no se puso a ninguna llamada. Se aisló y se mantuvo incomunicado durante esas horas clave.

Estos responsables populares recibieron la mismas respuesta desde el gabinete de Rajoy: que el presidente no estaba para nadie y que quería estar aislado, añaden las mismas fuentes. Reclusión, en definitiva, en unos instantes vitales para su trayectoria política. Al día siguiente el presidente también llegó tarde a la sesión matutina del Congreso en la que se iba a producir la votación que acabaría con su mandato.

Un adiós inesperado

Fuentes del PP aseguran que Rajoy no había dado pistas sobre su futuro durante las últimas horas, de ahí que el anuncio de su marcha del partido sorprendiera en el Comité Ejecutivo Nacional. "En general ha dado mucha pena, pero no le quedaba otra salida", asegura un testigo presencial. Ahora se abre la carrera sucesoria en la que Alberto Núñez Feijóo, Soraya Sáenz de Santamaría y María Dolores de Cospedal se sitúan en los puestos de salida, con una evidente ventaja para el gallego. En Génova existe unanimidad en señalar que esperan que el congreso extraordinario para elegir al futuro líder se celebre cuanto antes para evitar que la interinidad les perjudique.

La salida de Rajoy del PP provocará un terremoto, ya que el nuevo presidente tendrá que configurar su propio equipo. Habrá beneficiados y damnificados a las puertas de las tres citas con las urnas que se avecinan: municipales, autonómicas y europeas. Las generales dependen de Sánchez y podrían retrasarse hasta el verano de 2020.

El adiós de Rajoy también es una oportunidad para el PP para regenerarse. PSOE, Ciudadanos y Podemos, por tanto, tendrán ahora menos munición para atacarles. Ya nada volverá a ser como antes, pero una vez confirmado el relevo en la cúpula del partido los populares podrán iniciar la operación para recuperar el poder en la próxima cita con las urnas. Hay ganas de pasar página y empezar esa etapa.

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