Rajoy pide perdón por la corrupción y confianza, justo lo que no tiene

    • "Soy plenamente consciente del daño y descrédito que ha provocado la corrupción a los ciudadanos" dice Rajoy ahora.
    • El presidente quiere que los ciudadanos vuelvan a confiar en él... pese a las decisiones que, según él, se ha visto obligado a tomar.
Rajoy, sobre si podría ceder su cabeza a C's: "Mi cabeza está bien situada y no pienso dejar que la cambien de sitio"
Rajoy, sobre si podría ceder su cabeza a C's: "Mi cabeza está bien situada y no pienso dejar que la cambien de sitio"

El escenario no era el mejor, ni al más adecuado, y tampoco sé si el presidente, Mariano Rajoy, quería convencer a alguien. Rajoy es un pragmático, cosa que viene bien para unas cosas y menos bien para otras. Y a él le va mejor el Parlamento.

Aún así, Rajoy se esforzó esta mañana en Moncloa por salirse algo del guión de los números. De modo que al narrar por enésima vez como se ha evitado el rescate y se han dejado atrás la recesión y la crisis (esto último tardará), recordó a los españoles su resistencia.

"Es en los momentos más duros en los que se demuestra el temple y la fortaleza de las personas y las naciones. La nación española ha dado muestra de su afán de superación, han demostrado al mundo y sobre todo a nosotros mismos, entereza, responsabilidad y un profundo sentimiento de solidaridad", afirmó.

El presidente se soltó algo al referirse a la corrupción -"soy plenamente consciente del daño y descrédito que han provocado a los ciudadanos-, al ofrecer ideas para afrontar la inmigración masiva, y al reconocerse católico, cosa que no sé si había hecho alguna vez.

Pero volvió enseguida a la economía. Y en eso no le falta razón, en especial en abordar la reforma laboral, la que quiere derogar de modo inmediato el socialista Pedro Sánchez cuando llegue a la Moncloa.¿Quién ha soportado la crisis?

Pero hubo un momento en que sus palabras delataron su filosofía política. Fue en una respuesta cuando dijo: "la economía son las pensiones, la sanidad, la educación, los servicios sociales...".

Recordaba al ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, cuando en una reciente entrevista con El Mundo, decía: ¿Economía con alma? ¡Pero qué tontería es ésa! Como si hubiera economía sin alma. Economía es el viaje de novios que se regalan hoy quienes no pudieron casarse en la crisis'.

Bien. Montoro sabe, y Rajoy también, que hay economías y economías. Y que ambos tomaron una decisión brutal cuando dijeron que iban a bajar los impuestos, y de entrada se subieron, y mucho, a las clases medias, aunque ahora se estén bajando.

No había más remedio, se ha explicado luego, porque el déficit fue tres puntos superior a lo que informó el saliente Rodriguez Zapatero y su equipo en 2011, pero el palo fue enorme. El sector privado se cortocircuitó, mientras el público seguía cobrando sus nóminas.

El presidente se ha referido hoy a los funcionarios y al IRPF. "He tenido que tomar muchas decisiones que no me gustó nada, pero las tomé porque no me quedaba otro remedio. Decidir que los funcionarios se quedaban sin la paga extra no me generó ningún entusiasmo, pero creo que teníamos que hacerlo".

"Tuvimos que subir algunos impuestos," ha manifestado. "Yo no me presenté a las elecciones para subir el IRPF, no estaba entre mis objetivos, más bien todo lo contrario. Ahora hemos podido colocarnos un poco mejor que cuando llegamos al Gobierno. Ha sido una legislatura en la que el gobierno ha tenido que tomar decisiones difíciles".

¿Y quién ha soportado estas decisiones, señor presidente? Al menos en su mayoría, no el gobierno, no los que cobran del erario público, no los dirigentes de empresas públicas y sus consejeros, no los sindicatos ni patronales subvencionados con dinero público, no los jueces y fiscales, no los altos funcionarios colocados a dedo, no los corruptos que los españolitos han subvencionado...

Le voy a decir quién la ha soportado y la soporta: el sector privado, multitud de pymes, las familias de clase media y baja, los cuatro millones de parados registrados que todavía quedan y sus familias, los excluidos en la dependencia, los que han entrado en concursos, los que están al borde de la exclusión social y escuchan decir a periodistas que en España no hay pobres...

De modo que la economía es educación... Rajoy ha elogiado la LOMCE, pero sabe con seguridad que su gobierno ha mantenido la sustancia de las leyes sociales de Rodriguez Zapatero: ciudadanía, divorcio exprés, ley de plazos abortista (sólo un ligero retoque), memoria histórica... En fin, la cosmovisión del expresidente socialista sigue en pie. Y eso no es una cuestión de números, sino de proyecto político.

He visto imágenes de Churchill. Entre sus discursos, destaca uno breve, memorable, en 1940, cuando se dirigió a sus conciudadanos por radio para decirles lo que les podía ofrecer a cambio de su defensa del Imperio británico y las libertades ante la amenaza nazi: "sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor". La síntesis popular lo ha sintetizado en "sangre, sudor y lágrimas".

Ahora no tenemos enfrente al nazismo ni a Hitler, pero sí otras amenazas de gran calado, incluso no menores. La economía es importante, pero también la soberanía y la unidad nacional, la corrupción y su trasfondo ético, la justificación moral del terrorismo, los odios entre españoles, una visión de hombre y mujer que facilita la lucha de sexos y agresiones a los más débiles, sean mujeres o niños, ataques a la naturaleza...

Eso también es política. Alta política. Sobre desafíos secesionistas hemos escuchado cosas hoy. ¿Y de otros retos? Lo han dicho muchos, y lo subrayo: Rajoy gana en las distancias cortas, y también sin papeles. Hoy es lunes y Rajoy no era Churchill. ¿Pedro Sánchez lo es? Su receta de más impuestos y España laica y anticatólica es vieja y caduca. ¿Albert Rivera? Esconde sus propuestas. Veremos. ¿Pablo Iglesias? Enemigo de la libertad. Quedan 54 días importantes para afinar.

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