Rajoy quiere ejercer de presidente cuanto antes

  • El ganador de las elecciones y próximo presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, quiere acelerar el traspaso de poderes todo cuanto sea posible para comenzar a tomar las medidas que relajen a los mercados y alivien la presión sobre España, pues en el PP es común la sensación de que hay poco margen de maniobra.

Madrid, 21 nov.- El ganador de las elecciones y próximo presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, quiere acelerar el traspaso de poderes todo cuanto sea posible para comenzar a tomar las medidas que relajen a los mercados y alivien la presión sobre España, pues en el PP es común la sensación de que hay poco margen de maniobra.

Lo más urgente es la convocatoria, mañana mismo, de una reunión del Comité Ejecutivo Nacional, el órgano que reúne a la dirección, a los presidentes autonómicos y a los parlamentarios del partido, para explicar lo antes posible qué es lo que desea hacer.

Después, según ha comentado, tiene intención de congregar a los presidentes de todas las comunidades autónomas para coordinar actuaciones contra la crisis, y aquí es donde supuestamente Rajoy comenzará a pergeñar la recuperación de la ley de estabilidad presupuestaria y hacer real el compromiso incluido en agosto en la Constitución: no se podrá vulnerar el techo de gasto que se fije.

Más adelante, a primeros de diciembre, una cita internacional: la convención del PP europeo en Marsella, en la que Rajoy se verá por primera vez, como jefe de Gobierno electo, con dos de los socios que más tienen que aportarle en la crisis actual: la canciller alemana, Angel Merkel, y el presidente francés, Nikolas Sarkozy.

Entretanto, el líder del PP, tal y como ha destacado esta noche, cuando ha comparecido públicamente escrutado casi el 90 por ciento de los votos, desea que el traspaso de poderes se lleve a cabo de forma "modélica".

También habrá de concretar algunas propuestas que en el programa electoral se esbozaban, como la reforma laboral o la reforma fiscal.

En el PP no hay dirigente que crea que no habrá contestación social. De hecho, hay quienes sostienen que desde el primer día las movilizaciones sociales, o cuando menos la amenaza de movilizaciones sociales, estarán en las calles.

Como afirmó durante la campaña el expresidente José María Aznar, Rajoy no dispondrá ni de los típicos 100 días de gracia.

El líder de los populares lo sabe, de ahí que se haya prodigado estos días en llamamientos a la concordia y a la unidad. Como el que ha hecho hoy mismo, comprometiéndose a gobernar para todos, pues "todos juntos", en su opinión, es cómo España saldrá de la crisis.

Rajoy, en definitiva, tiene ante sí la compleja tarea de recortar el Estado, gastar menos, no tocar los sistemas educativo y sanitario, que son los que más dinero consumen, y al mismo tiempo actualizar las pensiones en función de los indicadores del IPC.

Además, y aunque tiene una mayoría absoluta que en la historia sólo superó Felipe González en 1982 con 202 escaños, el próximo presidente del Gobierno deberá negociar sus medidas en un Congreso muy plural, en el que al PSOE a la baja habrá que sumar una IU muy fuerte y un compendio de grupos nacionalistas en el que sobresale CiU con sus 17 diputados y los abertzales de Amaiur con 7.

Los temores sobre el éxito de esta coalición se han cumplido en el PP, y ahí están esos siete escaños que, por el momento, Rajoy no sabe cómo gestionará.

Así que se da la circunstancia de que el líder del PP se va a convertir en el presidente con más poder de la democracia y, a la vez, en el más vigilado. Podría ejercer su poder como quiera y cuando quiera, pero no podrá hacerlo porque ni los mercados ni la calle le van a dejar.

Otra de sus tareas pendientes es la formación del que será su Gobierno, un equipo más delgado que los anteriores -se calcula que de doce a catorce Ministerios- del que sólo se sabe que estarán Soraya Sáenz de Santamaría y Alberto Ruiz-Gallardón, a tenor de las opiniones de varios mandatarios del partido.

Persiste la incógnita sobre la identidad del futuro ministro de Economía, o vicepresidente económico, función para la que Rajoy busca un perfil técnico de larga trayectoria y profundamente conocido en la esfera internacional.

Las quinielas apuntan al consejero del BCE José Manuel González Páramo o al experto y exsecretario de Estado Luis de Guindos, ambos con credenciales más que sobradas y con unas aptitudes muy del gusto del líder de los populares.

Pero nada es seguro; de hecho, lo que poco seguro que rodea a Rajoy en estos momentos es que la discreción seguirá siendo su bandera para la gestión.

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