Los precios de la electricidad han marcado récord tras récord en agosto (70,99 euros Mwh ayer mismo) y el mes va a cerrar con un precio medio de entorno a 64 euros Mwh. Eso supondrá un 35% de subida respecto al mismo mes de 2017 y revela que el mercado eléctrico está disparado. El mercado de futuros indica, además, que la situación se mantendrá en los próximos meses. Como consecuencia, el recibo medio para un cliente doméstico acogido a la tarifa regulada superará este año por primera vez los 800 euros anuales, un 3% más que en 2017, un ejercicio marcado por la sequía. Si los pronósticos se confirman, 2018 puede ser el año más caro de la historia.
El sapo en forma de precios disparados se lo va a tragar la nueva ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera. Hace falta retroceder seis años, hasta 2012, para encontrar un recibo anual tan abultado como el de este año. En 2012, para el usuario medio -4,6kw de potencia contratada y 3.500kwh/año de consumo-la factura también rondó los 800 euros (796 Mwh), pero no llegó a superar las marcas a que apuntan los expertos como Jorge Morales de Labra para este año.
En 2012, el entonces ministro José Manuel Soria también tuvo su sapo, pero venía de fuera: de una sentencia del Tribunal Supremo que dió la razón a Endesa e Iberdrola y obligó a a elevar los peajes y refacturar el recibo de la luz. Ahora la situación es muy distinta. Aunque hay factores diversos que explican la presión al alza de los precios, y no sólo en España, hay puntos que requieren explicación.
Preguntas sin respuesta
Dos de esos puntos son fundamentales: por qué pese a la abundancia de lluvias de la primavera, con las reservas hidroeléctricas incrementadas en un 32% respecto a 2017 (datos de REE), los precios no dejaron de subir y por qué los precios suben más en España que en los mercados del entorno pese a estar sometidos a las mismas presiones.
La Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC) se hizo las mismas preguntas hace casi cinco meses. La Dirección de Energía del organismo advirtió que los precios habían subido en abril en un contexto de lluvias abundantes que hubieran debido bajar los precios y decidió investigar posibles anomalías. El presidente de la CNMC, José María Marín, confirmó en julio que la Comisión está investigando... pero las preguntas siguen sin respuesta.
Mientras tanto, la escalada de precios sigue. Para el usuario medio, la comparación de agosto de 2018 respecto al mismo mes del año anterior muestra una subida del 10% en el recibo, de 63 a 70 euros. Parte del aumento se debe al incremento interanual en el precio de las materias primas -43% el petróleo, 58% el gas y 26% el carbón- y del precio del CO2, que se ha disparado un 230%. Pero esas subidas no lo explican todo. Tampoco los problemas en las nucleares. Porque en el otro lado, para compensar, ha habido más generación con renovables, especialmente hidroléctrica.
Como la ley de la compensación no parece funcionar, los expertos y también la CNMC buscan explicaciones a la escalada sin fin. La más evidente es que el mercado mayorista, que el PSOE en la oposición exigió reformar, no funciona. La reforma de la Ley Eléctrica que acometió el PP en 2013 no tocó el mecanismo de fijación de precios y las consecuencias están a la vista.
En el centro del debate está la gestión de los embalses por las eléctricas. El diputado de Podemos Juantxo López de Uralde apuntó a las grandes empresas -Endesa e Iberdrola-: "Venden el kW producido con agua al precio del producido con gas; es una anomalía que permite el mercado, que incrementa el beneficio de las compañías y que perjudica al consumidor".
Las empresas lo niegan. Pero ahí está lo que sucedió en primavera y que se prolonga hasta hoy. En abril, la primera fuente de generación de electricidad fue la hidráulica (24%), por encima del viento (22,6%) y las centrales nucleares (19,5%), según datos de Red Eléctrica de España. Pero donde los expertos esperaban rebajas en los precios se encontraron con subidas respecto al mes anterior (0,6%), lo que colocó abril de 2018 por encima de la media de los últimos cuatro años. Algo pasa.
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