Filomena casi llenó los embalses en España. En la primera semana de febrero las cuencas tenían, en su conjunto, el 58% de su capacidad de agua embalsada. Hoy, seis meses después, la sequía avanza y el conjunto de pantanos españoles apenas tiene el 46,96%. Casi cinco puntos menos que en 2020 y un 11% menos que la media de la misma semana en los últimos diez años. El sudeste de España, Comunidad Valenciana, Murcia y Andalucía, donde se concentra buena parte del regadío y del turismo, se muere de sed con la sequía. Ambos sectores, consumidores intensivos de agua, lanzan un SOS. Su supervivencia está en juegoante el cambio climático.
Otros colectivos, principalmente ecologistas, se preguntan, sin embargo cómo en Alicante, Murcia, Almería o Málaga (las zonas más secas de España) no han dejado de crecer en los últimos años los cultivos de regadío o las urbanizaciones de hoteles y apartamentos. Por qué la zona de España donde menos llueve, avanza la desertización y más problemas de escasez de agua sufre basa su economía en el turismo y el regadío, grandes consumidores de un agua que no tiene.
Las sequías en España son cada vez más prolongadas y los episodios de altas temperaturas en verano, más habituales cada año. Los cálculos apuntan a que que para el año 2030 un 65% de la población española sufrirá las consecuencias de la escasez del agua. Según la Comisión Europea España es uno de los países europeos con mayor tendencia al estrés hídrico y uno de los países que más agua consume por habitante y día en cuanto a uso doméstico. Una demanda que ha aumentado debido al desarrollo económico, la expansión urbana, el turismo y la agricultura.
Curiosamente, ha sido la sequía y la falta de lluvias las que han propiciado que se sustituya buena parte de la agricultura de secano, poco rentable debido al clima, por el regadío, que ha pasado en los últimos cinco años de 3,63 a 3,83 millones de hectáreas, un 6% más. Según los datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, por comunidades autónomas, Canarias es la que tiene más superficie de cultivo regada en relación a su superficie, seguida de la Comunidad Valenciana, Región de Murcia, Cataluña y Andalucía. Las comunidades que presentan mayor superficie de regadío total son la Región de Murcia, Andalucía y la Comunidad Valenciana. La España seca se apunta al regadío. Mientras, el número de turistas que llegaron a España pasó de 58 millones en 2006 a 83 en 2019, y buena parte de ellos recalaron en Canarias, Andalucía, Valencia y Murcia.
La 'guerra del agua' ha estallado en España a raíz de los recortes de Teresa Ribera, ministra para la Transición Ecológica, en el trasvase Tajo-Segura. “Se ha hecho justicia”, dicen desde la Comunidad donante del agua, Castilla la Mancha; “Nos aboca al paro y a la desertización”, responden desde las provincias receptoras, Alicante, Murcia o Almería.
En los últimos días hay dos ejemplos paradigmáticos en los que se entremezclan la escasez de agua, el aumento exponencial de los cultivos de regadío y el 'boom' urbanístico debido al turismo: el desastre ecológico del Mar Menor, con millones de toneladas de peces muertos, y la enorme escasez hídrica de las comarcas de la Axarquía malagueña -la meca del cultivo del aguacate en Europa- y la Costa del Sol -la zona cero del turismo en España-, que las ha llevado al punto del colapso hídrico y que prácticamente ha dejado sin agua el malagueño embalse de Viñuela, que se encuentra al 26% de su capacidad, la menor en los últimos diez años.
En Murcia, los agricultores achacan a la construcción desaforada el desastre del Mar Menor, mientras que el sector del turismo acusa a la agricultura y al crecimiento exponencial del regadío de la ‘muerte’ de la mayor laguna salada de Europa. El presidente murciano, Fernando López Miras, pide aumentar en vez de recortar los hectómetros cúbicos del trasvase Tajo-Segura para paliar la sed de Murcia y a la vez crea junto a la ministra Ribera una comisión bilateral, dicen que la mejor manera de no solucionar un problema es crear una comisión, para tratar de atajar la emergencia ecológica.
A su vez, desde las Cámaras de Comercio de la zona se llama al uso “moderado e inteligente” del agua y a la construcción de más desaladoras. Solución, por otra parte, tras la que también se encuentran empresas como Acciona. Greenpeace, por su parte, y dice que el problema del Mar Menor no es la falta de agua sino la abundancia de la misma. La organización ecologista defiende, en un informe presentado este miércoles 25 de agosto, que "el trasvase Tajo-Segura es la causa de la degradación” del mar Menor.
“El ecocidio del Mar Menor empezó con el trasvase Tajo-Segura, que alimentó el descontrol de la agricultura intensiva y su regadío insostenible, contaminando y provocando la muerte de la mayor laguna salada de Europa (...) Las expectativas de agua sin límites trasvasada desde el Tajo, ha propiciado el crecimiento sin control de un regadío insostenible, intensivo e industrial en todo el Campo de Cartagena", asegura Greenpeace, que propone que la solución pasaría por “suprimir el trasvase Tajo-Segura y extraer el agua que existe a través de pozos que funcionen en circuito cerrado. De este modo se frenaría el flujo subterráneo cargado en nitratos y se podría llegar al ‘vertido cero’.
En Málaga, la comarca de la Axarquía se ha convertido en la principal productora de frutos tropicales, mango y aguacate, de Europa. Así, las hectáreas de explotaciones de aguacates se han incrementado un 91% en los últimos 30 años. En 2019 se alcanzaron las 47.900 toneladas de aguacate, un 233% más que en 1989. El Plan Guaro convirtió el secarral de la Axarquía en el vergel de las frutas subtropicales, voraces consumidoras de agua, y hasta se construyó en 1986 el pantano de Viñuela para los regantes. Hoy, los cultivos han crecido sin control y su enorme consumo de agua es, en buena parte, el causante de la falta de agua que afecta a esta comarca malagueña y a la Costa del Sol.
Actualmente existen unas 9.000 hectáreas de cultivos de aguacate en la Axarquía, que es muy rentable para el agricultor, que recibe entre 2,3 y 3 euros por kilo, pero el agua escasea por este motivo como denuncia, por ejemplo, Ecologistas en Acción. Los agricultores, por su parte, echan la culpa de la falta de agua en la zona a la construcción desaforada por el turismo. “Los aguacates se riegan por goteo, que apenas consume agua”, cuenta un productor de la zona. “El consumo de agua elevado es por el desarrollo salvaje de bloques y casas. Todo el mundo quiere vivir en Málaga, vienen jubilados de toda España y toda Europa, el turismo no para. Se construyen piscinas, campos del golf... Los agricultores tenemos los mismos precios de nuestros productos desde hace 20 años, pero luego vas al supermercado y quieres tener de todo, todo el año y de gran calidad. Eso sí, poder ducharte 100 veces al día en la playa en vacaciones”.
De momento, en la zona hay proyectos para depurar agua reciclada para los cultivos, pero mientras, los alcaldes de la Costa del Sol -que antes de la pandemia recibía 8 millones de turistas al año-, reclaman infraestructuras hidráulicas, “que nos doten de unos recursos hídricos que no tenemos, para hacer el turismo sostenible”. Incluso van más allá, como José Antonio Mena (PP), alcalde de Benahavís, quien asegura que “lo que preocupa es que el área metropolitana que va desde el Campo de Gibraltar hasta Almería, en un periodo de 25 años, pueda dar suministro de agua a estas zonas ya que no se están acometiendo las obras oportunas ni tenemos esa previsión de hacer grandes infraestructuras. Los ayuntamientos demandamos esas infraestructuras pero se nos hace poco caso”.
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