Tensiones diplomáticas

Reino Unido torea España en Marruecos y operará en el gasoducto del Magreb

La compañía de origen británica Sound Energy ha firmado esta semana un acuerdo con el operador gasista marroquí, para utilizar el tubo que recorre el país alauita, el mismo que suministra gas a España desde 1996.

Nasser Bourita
Reino Unido torea España en Marruecos y operará en el gasoducto del Magreb. 
Europa Press

En el estrecho margen de maniobra en el que están jugando Marruecos y Argelia ya empiezan a aparecer víctimas colaterales. Tal y como este diario lleva anunciando desde hace meses, el ojo de la geopolítica se ha situado a apenas unos kilómetros de las costas españolas. Además de las crisis migratorias y las notas de protesta, la tensión en la zona afecta a las relaciones económicas, las diplomáticas y también, y de manera mucho más patente, a las infraestructuras energéticas. En este caso, el afectado es el tramo marroquí que inyectaba gas desde Argelia a España: el conocido como gasoducto del Magreb (GME). Se trata de los 540 kilómetros que circulan por territorio del reino alauita y que, además de proporcionar a España una importante cantidad de gas, dejaba en Marruecos aproximadamente 1 bcm de esta materia prima, suficiente para colmar las necesidades domésticas e industriales del país, e ingresar 200 millones de euros en las arcas de Rabat.

Es evidente que si se abandona un negocio queda espacio para que otro ocupe su lugar. La empresa británica Sound Energy ha firmado esta semana un acuerdo con la Oficina Nacional de Electricidad y Agua Potable (Onee), el operador gasista marroquí, para utilizar el tubo que recorre Marruecos como plataforma logística para llevar el gas de los yacimientos de Tendrara a las industrias del suroeste del país. La ‘superautopista’ por la que circulará el gaseoso elemento no es otra que la que desde 1996 suministraba gas a España y Portugal y, lo que es peor, se realiza a espaldas de la que hasta ahora era la empresa soberana y responsable de su operación: EMPL (Europe-Magreb Pipeline).

Esta sociedad, creada en 1992, cuenta como accionistas con la española Naturgy y la portuguesa Galp Energía. Su objeto es la “promoción, financiación y operación del gasoducto Magreb - Europa a través de Marruecos”, incluido el tramo que corresponde con las aguas territoriales marroquíes en el Estrecho de Gibraltar. Como su propia página web anuncia, “EMPL se encarga por tanto de la explotación comercial del transporte de gas en el tramo marroquí”, por lo que es la principal afectada por la decisión del gobierno alauita de alterar el uso normal del gasoducto. Junto a EMPL, el mismo año se creó Metragaz, S.A, para realizar en un primer momento la actividad de construcción. Posteriormente, la empresa, por encargo, fue responsable de la actividad de operación y mantenimiento del GME. A diferencia de la matriz, en Metragaz participa el organismo público marroquí Office National des Hydrocarbures et des Mines (ONHYM) que apenas cuenta con un 0,68% del accionariado, frente al 76,68% de Naturgy y el 22,64% de Galp Energy. En cualquier caso, sobre las dos empresas pesa la “tutela” del Ministerio marroquí de energía.

Porcentajes al margen, lo cierto es que la firma del acuerdo entre los británicos y el gobierno de Rabat, además de ningunear a los españoles y portugueses, implica que, a partir de ahora y durante 10 años, Sound Energy entrará en el negocio energético del país a expensas de unas infraestructuras pagadas por otros. El acuerdo no sólo contiene la gestión del gasoducto, sino también la producción, el procesamiento y la entrega de 350 millones de metros cúbicos de gas de los yacimientos marroquíes y para los ciclos combinados que alimentan las industrias localizadas en territorio de Rabat. En este sentido, las centrales que Endesa tiene en Tahadart y Ain Beni Mathar serán las grandes beneficiadas de la operación, ya que recibirán gas tras el cierre de los pozos argelinos.

El Brexit ha supuesto que Reino Unido pueda volar libre en su política comercial exterior y parece haber situado a Marruecos en su punto de mira

Por otra parte, se abre un nicho para las empresas, fundamentalmente extranjeras, que tendrán que adaptar ahora la infraestructura existente a los nuevos condicionamientos técnicos surgidos. Sound Energy ya ha anunciado su intención de abrirse a otras compañías para acometer la financiación necesaria para su conversión. La jugada para los británicos ya ha empezado a dar réditos. Las acciones de la compañía llegaron a subir un 12% en la Bolsa de Londres el mismo día en que anunciaron su principio de acuerdo con las autoridades marroquíes. Ahora tendrán que conseguir todas las autorizaciones y permisos necesarios, llegar a otro acuerdo con EMPL y obtener la rúbrica final del Ministerio de Energía, Transición y Desarrollo Sostenible y el Ministerio de Economía y Finanzas. Un calvario administrativo que, sin embargo, no supondrá un obstáculo para hacer realidad el sueño marroquí de reducir su dependencia energética del exterior, al menos en una pequeña cantidad.

Reino Unido, el nuevo gran aliado energético de Marruecos

Marruecos está haciendo sus deberes. Ante el cierre del grifo argelino, necesita otros socios tecnológicos para llenar su vacío energético y los está consiguiendo. En octubre, la también la británica Xlinks anunció la construcción de una gran parque solar y eólico de 1.500 kilómetros cuadrados en el Sur de Marruecos. El diseño y explotación del proyecto llegará a los 22.000 millones de dólares e incluirá la construcción de un cable que conectará la instalación con el Reino Unido, en el que será el cable submarino más grande del mundo con capacidad suficiente para “entregar energía limpia y de bajo coste a más de siete millones de hogares del Reino Unido para 2030”, según declaró el director ejecutivo de Xlinks, Simon Morrisch.

Esta inversión se suma a la apertura de una nueva línea marítima de carga que unirá Tánger con el puerto de Poole y el proyecto de construcción de un túnel que una Tetuán con Gibraltar. Son ejemplos del interés que despierta Marruecos en los inversores internacionales que, sin embargo, deben pagar tributo con el paulatino reconocimiento de la soberanía marroquí en el Sahara Occidental. Tras los acuerdos económicos suelen venir los políticos y al igual que Washington hizo caja con la venta de armamento a Rabat, Londres parece dispuesto a repetir la operación. 

En 2019, Boris Johnson mantuvo la asociación comercial entre ambos países establecida por la Unión Europea pese al divorcio de la Unión Europea. Rabat fue mucho más allá y llegó a un pacto de reconocimiento mutuo sobre el acceso al mercado británico de los productos que tuvieran origen en el Sahara Occidental, incluida la pesca, objeto de controversia con la Unión Europea. El Brexit ha supuesto que el Reino Unido pueda volar libre en su política comercial exterior y parece haber situado a Marruecos en su punto de mira para reforzar su presencia en las dos orillas del Estrecho de Gibraltar. Aunque sea a costa de reconvertir una infraestructura energética diseñada exclusivamente para llevar gas de Argelia a España.

Mostrar comentarios