Reverte incendia la red: Ellos se lanzan ante un Kalashnikov, nosotros no tenemos valor

    • El periodista incendia las redes poniendo el dedo en la llaga ¿Se imaginan lo que duraría un europeo en una mezquita con un arma?
    • Corresponsal de guerra, deja en evidencia que la gran fuerza de los islamistas radicales es su escaso valor por la vida y eso les hace fuertes.
Pérez-Reverte llama a tomar al Quijote de bandera en estos tiempos convulsos
Pérez-Reverte llama a tomar al Quijote de bandera en estos tiempos convulsos

Carreras, huida, gente colgadas en las ventanas. Eso es lo que se vio en el Bataclan. Sí es cierto que mucha gente fuera del local ayudaba a los heridos, pero ¿alguien arriesgó la vida para salvar al resto? ¿Se corrió hacia los terroristas para acabar con la matanza? Es fácil decirlo, pero Reverte pone el dedo en la llaga de una sociedad adormecida, infantil, buenista, incapaz de enfrentarse con el terror.

La sociedad occidental no está acostumbrada ya al horror. Atrás queda la generación que sufrió las guerras mundiales. Por eso surgen voces que justifican a los terroristas hablando de condiciones de vida, de los bombardeos en Siria, de Bush.

Sí, Occcidente ha cometido errores, pero los atentados de los musulmanes radicalizados (porque son musulmanes se quiera ver o no) no son una venganza por ello, son un ataque contra los cruzados, son un ataque a nuestra cultura y la civilización. Por mucho que el negocio de las armas y de la droga no entienda de ideologías ni de muerte.

Reverte @perezreverteincendia las redes sí. Lo hace porque los ha visto. Porque ha cubierto las guerras y sabe lo que es el horror. Sabe a lo que nos enfrentamos. Y es claro, no se esconde.

La Europa de ideas serenas, democracia, cultura y dignidad está asustada, estupefacta y en fuga. Y huir sólo sirve para morir cansado.— Arturo Pérez-Reverte (@perezreverte) noviembre 14, 2015La mejor arma del terrorista es la incredulidad paralizante de la víctima. "Esto no puede estar pasando", piensa. "Va contra las reglas".— Arturo Pérez-Reverte (@perezreverte) noviembre 14, 2015

Lo que llamamos Occidente ya no está preparado para encajar horror. Lo borramos de nuestra educación. Esa desmemoria nos deja indefensos.— Arturo Pérez-Reverte (@perezreverte) noviembre 14, 2015La Europa de ideas serenas, democracia, cultura y dignidad está asustada, estupefacta y en fuga. Y huir sólo sirve para morir cansado.— Arturo Pérez-Reverte (@perezreverte) noviembre 14, 2015Este artículo puede aclarar la opinión de Reverte y da algunas de las claves de lo que está pasando hoy en el mundo, en una tercera guerra mundial encubierta. Más artículos pueden ser consultados en www.perezreverte.com

De la movida mahometana me quedo con una foto.Dos jóvenes tocados con kufiyas alzan un cartel:Europa es el cáncer, el Islam es la respuesta.Y esos jóvenes están en Londres. Residen en pleno cáncer, quizá porque en otros sitios el trabajo, la salud, el culto de otra religión, la libertad de sostener ideas que no coincidan con la doctrina oficial del Estado, son imposibles. Ante esa foto reveladora -no se trata de occidentalizar el sano Islam, sino de islamizar un enfermo Occidente-, lo demás son milongas. Los quiebros de cintura de algunos gobernantes europeos, la claudicación y el pasteleo de otros, la firmeza de los menos, no alteran la situación, ni el futuro. En Europa, un tonto del haba puede titular su obraMe cago en Dios,y la gente protestar en libertad ante el teatro, y los tribunales, si procede, decidir al respecto. Es cierto que, en otros tiempos, en Europa se quemaba por cosas así. Pero las hogueras de la Inquisición se apagaron -aunque algún obispo lo lamente todavía- cuando Voltaire escribió:"No estoy de acuerdo con lo que usted dice, pero lucharé hasta la muerte para que nadie le impida decirlo".

Aclarado ese punto, creo que la alianza de civilizacioneses un camelo idiota, y que además es imposible. El Islam y Occidente no se aliarán jamás. Podrán coexistir con cuidado y tolerancia, intercambiando gentes e ideas en una ósmosis tan inevitable como necesaria. Pero quienes hablan de integración y fusión intercultural no saben lo que dicen. Quien conoce el mundo islámico -algunos viajamos por él durante veintiún años- comprende que el Islam resulta incompatible con la palabra progreso como la entendemos en Occidente, que allí la separación entre Iglesia y Estado es impensable, y que mientras en Europa el cristianismo y sus clérigos, a regañadientes, claudicaron ante las ideas ilustradas y la libertad del ciudadano, el Islam, férreamente controlado por los suyos, no renuncia a regir todos y cada uno de los aspectos de la vida personal de los creyentes. Y si lo dejan, también de los no creyentes. Nada de derechos humanos como los entendemos aquí, nada de libertad individual. Ninguna ley por encima de la Charia. Eso hace la presión social enorme. El qué dirán es fundamental. La opinión de los vecinos, del barrio, del entorno. Y lo más terrible: no sólo hay que ser buen musulmán, hay que demostrarlo.

En cuanto a Occidente, ya no se trata sólode un conflicto añejo, dormido durante cinco siglos, entre dos concepciones opuestas del mundo. Millones de musulmanes vinieron a Europa en busca de una vida mejor. Están aquí, se van a quedar para siempre y vendrán más. Pero, pese a la buena voluntad de casi todos ellos, y pese también a la favorable disposición de muchos europeos que los acogen, hay cosas imposibles, integraciones dificilísimas, concepciones culturales, sociales, religiosas, que jamás podrán conciliarse con un régimen de plenas libertades. Es falaz lo del respeto mutuo. Y peligroso. ¿Debo respetar a quien castiga a adúlteras u homosexuales? Occidente es democrático, pero el Islam no lo es. Ni siquiera el comunismo logró penetrar en él: se mantiene tenaz e imbatible como una roca."Usaremos vuestra democracia para destruir vuestra democracia",ha dicho Omar Bin Bakri, uno de sus los principales ideólogos radicales. Occidente es débil e inmoral, y los vamos a reventar con sus propias contradicciones. Frente a eso, la única táctica defensiva, siempre y cuando uno quiera defenderse, es la firmeza y las cosas claras. Usted viene aquí, trabaja y vive. Vale. Pero no llame puta a mi hija -ni a la suya- porque use minifalda, ni lapide a mi mujer -ni a la suya- porque se líe con el del butano. Aquí respeta usted las reglas o se va a tomar por saco. Hace tiempo, los Reyes Católicos hicieron lo que su tiempo aconsejaba: el que no trague, fuera. Hoy eso es imposible, por suerte para la libertad que tal vez nos destruya, y por desgracia para esta contradictoria y cobarde Europa, sentenciada por el curso implacable de una Historia en la que, pese a los cuentos de hadas que vocea tanto cantamañanas -vayan a las bibliotecas y léanlo, imbéciles- sólo los fuertes vencen, y sobreviven. Por eso los chicos de la pancarta de Londres y sus primos de la otra orilla van a ganar, y lo saben. Tienen fe, tienen hambre, tienen desesperación, tienen los cojones en su sitio. Y nos han calado bien. Conocen el cáncer. Les basta observar la escalofriante sonrisa de las ratas dispuestas a congraciarse con el verdugo.

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