RSC

Jota

En época de crisis económica las empresas limitan al máximo sus gastos, y las obras filantrópicas se reducen al mínimo.

Decisiones como la del BBVA de dar hasta 400 euros al mes a los clientes que pierdan el piso supondrán claramente una ayuda importante para sus beneficiarios.

Sin embargo este tipo de prácticas empresariales, pese a que son legítimas e incluso honorables, suponen generalmente un mero parche que a menudo sirven más para mejorar la imagen de marca que para ayudar a las personas.

Hace ya décadas que los empresarios se dieron cuenta de que si las empresas funcionan de manera responsable con sus círculos más próximos ('stakeholders') su actividad empresarial saldría beneficiada, además de aportar más de lo habitual a la sociedad.

Los 'stakeholders' son el grupo de interés que se mueve en torno a la empresa y que tiene relación directa con sus actividades comerciales. Desde los propietarios a los clientes, pasando por proveedores, acreedores o la propia sociedad. Todos y cada uno de los grupos que están afectados por las decisiones empresariales dependerán directa o indirectamente de las decisiones que tome la compañía.

Para mejorar la reputación de una determinada empresa, esta puede tomar dos caminos: primero, realizar obras filantrópicas de cara a la opinión pública que mejore su imagen y la gente pueda recordar. La decisión de BBVA quedará en la memoria de sus clientes como una empresa que se preocupa por la sociedad y que ha decidido contribuir activamente para mejorarla.

La otra opción es mejorar las relaciones con sus 'stakeholders' y practicar lo que se conoce como Responsabilidad Social Corporativa. Mediante las buenas prácticas empresariales (salarios dignos, pagos a tiempo

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