Hutus y tutsis siguen enfrentados en Ruanda

  • Ruanda acaba de entrar en la Commonwealth, lo que es un gran avance para el reconocimiento internacional del presidente tutsi Paul Kagame, pero Human Rights Watch denuncia represión contra opositores. Además, los hutus -que hablan mayoritariamente francés- se sienten discriminados con el fomento de la cultura y lengua inglesa. Más de quince años después del genocidio que acabó con las vidas de 800.000 personas, las rivalidades no parecen superadas.
Erin Conway-Smith

(Kigali, Ruanda). A principios de marzo el presidente de Ruanda, Paul Kagame, fue acogido en una fiesta con la realeza en Londres para celebrar la entrada de su país en la Commonwealth. La bandera ruandesa se izó en la sede de este organismo en Marlborough House, y la reina Isabel celebró un banquete en honor del presidente y esposa.Fue un momento triunfal para el líder de Ruanda que ha guiado a su país tras el genocidio de 1994. Pero en su tierra, lejos de esta pompa, a Kagame le ven cada vez más como un autócrata y se enfrenta a algunos de sus desafíos más serios desde que llegó al poder.

Con las elecciones presidenciales previstas para el mes de agosto, en Ruanda se empiezan a acumular los conflictos, incluidos ataques mortales con granadas en la capital, los envites de una líder de la oposición controvertida y el abandono de figuras de alto perfil del Frente Patriótico Ruandés (FPR), el partido de Kagame.La respuesta del Gobierno de Kagame a estas circunstancias está siendo enérgica.

Según ha advertido la ONG Human Rights Watch, están aumentando las amenazas, los ataques y el acoso a los políticos de la oposición en Ruanda.

En el plano internacional Ruanda se ha convertido en la niña bonita de muchos gobiernos occidentales, que alaban sin paliativos su desarrollo económico, sus políticas medioambientales, la lucha contra la corrupción y su apuesta por las tecnologías de la información. Ruanda es uno de los tan sólo dos países de la Commonwealth que no son antiguos miembros del Imperio Británico, lo que no deja de ser una opción de alineamiento político inusual en estos días para una pequeña nación africana que en los tiempos coloniales estuvo bajo control alemán y belga, y que en la década de 1990 mantuvo estrechos lazos con Francia.

Uniéndose a la Commonwealth, Kagame ha aumentado su apoyo internacional y reforzado su poder en un momento crítico para su presidencia.En Kigali, no obstante, una serie de ataques con granadas ha sacudido la vida habitualmente pacífica en la capital. En unas explosiones del 4 de marzo resultaron heridas 16 personas en dos explosiones casi simultáneas.

En febrero, cuando se produjo otra oleada de ataques con granadas en Kigali, las autoridades apuntaron hacia el FDLR, un grupo rebelde hutu al otro lado de la frontera con el Congo. Pero después acusaron a Faustin Kayumba Nyamwasa, un ex general que ha sido embajador en la India, y a Patrick Karegeya, un antiguo jefe de los servicios secretos. Ambos han huido a Sudáfrica, siguiendo los pasos de las docenas de personalidades que se han exiliado en países vecinos desde la llegada al poder de Kagame.

El presidente ruandés también ha intentado relacionar los ataques a periodistas independientes que son críticos con su Gobierno. Ha acusado especialmente a los informadores ruandeses en el exilio que han entrevistado a Patrick Karegeya.

Algunos observadores, no obstante, sospechan que los servicios de inteligencia de Ruanda pueden estar detrás de esos ataques con granadas, en un intento de crear un clima de terror en el país y justificar así la adopción de medidas enérgicas antes de las elecciones presidenciales.

"La situación se está poniendo cada vez más tensa a medida que se acercan las elecciones", afirma Didas Gasana, editor del periódico semanal Umuseso, uno de los pocos independientes que se publican.Gasana ha sido condenado a una pena de cárcel por "difamación criminal" al publicar informaciones sobre la relación extraconyugal entre un ministro y la alcaldesa de Kigali. La sentencia está actualmente pendiente de apelación. Gasana ya ha pasado un año en el exilio por amenazas de las autoridades.

Las elecciones de 2003 fueron puestas en duda por denuncias de compra de votos e intimidación. Enfrentado a una oposición débil, el partido de Kagame logró el 95 por ciento de los votos. Gasana se teme que los comicios de agosto sean aún menos justos, porque los partidos de la oposición aún no se han podido registrar.

El FPR está en el poder desde que terminó el genocidio de Ruanda en 1994, en el que murieron unas 800.000 personas. Kagame lideró al Ejército que entró en la capital del país y expulsó al Gobierno liderado por hutus.

En los últimos meses Kagame ha atacado públicamente a Victoire Ingabire, una política controvertida de la oposición que acaba de regresar a Ruanda. Desde su retorno en enero, Ingabire, que es hutu, ha sido acosado por los medios de comunicación controlados por el Gobierno, que la han acusado de "negadora del genocidio", algo que ella ha desmentido reiteradamente.

Ingabire y su ayudante fueron atacados recientemente por un grupo de jóvenes a la salida de la oficina gubernamental a donde habían ido a recoger los papeles para registrar su partido político. "Sabían que yo iba a ir", asegura.

Los hombres les tiraron piedras, hiriendo gravemente a su ayudante, Joseph Ntawangundi, que está en la cárcel desde entonces por "genocidio".

Victoire Ingabire, que se había marchado de Ruanda a estudiar en Rotterdam antes del genocidio, ha dicho que las muertes de hutus en 1994 no han sido investigadas o reconocidas. Según ella, su interés en impulsar este debate es "para que haya reconciliación".

Esta líder de la oposición ha sido acusada de tener vínculos con el FLDR, algo que ella niega, pero se resiste a dar detalles sobre la financiación de su campaña electoral.

Con la anexión de Ruanda a la Commonwealth se refuerza el inglés como idioma oficial del país, en detrimento del francés.En Ruanda el uso del inglés ha estado asociado a la élite de la minoría tutsi. Muchas de estas personas pasaron años en el exilio en Uganda, de habla inglesa, y ahora dominan el Gobierno de Kagame y la esfera política. El francés es la lengua que hablan mayoritariamente los hutu.

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