"Que nadie les deje de lado" 

Salen del Gómez Ulla los repatriados de Wuhan: "Llegaron sanos y se van sanos"

Salen del Gómez Ulla los repatriados de Wuhan: "Llegaron sanos y se van sanos".
Salen del Gómez Ulla los repatriados de Wuhan: "Llegaron sanos y se van sanos".
EFE

Los 21 españoles que llegaron de Wuhan el 31 de enero han terminado su cuarentena. "Entraron sanos y se van sanos", asegura María Vicenta García Rosado, jefa del Servicio de Medicina Preventiva del hospital. García ha formado parte del día a día de los repatriados que, un día más vuelven a concentrar a más de una treintena de periodistas a las puertas del Hospital Central de la Defensa. Ninguno de los repatriados ha presentado síntomas durante estos 14 días de cuarentena y todos han dado negativo en las sucesivas pruebas que se les han realizado para descartar un contagio por la enfermedad, bautizada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como  Covid-19.

La planta 17 ha sido su refugio durante 14 tediosos días, en los que los juegos de mesa y los paseos de un lado a otro del largo pasillo han protagonizado sus días. "Nos hemos despedido de ellos con besos y abrazos", comparte Pilar Cadenas, supervisora de Enfermería del Centro, quién incide una y otra vez: "Salen cómo llegaron, perfectamente sanos... los niños pueden seguir jugando en el parque y es muy importante que no se les margine". Cuando el nuevo coronavirus ya supera las 1.300 muertes, el alarmismo es un riesgo, por eso el mensaje de Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, se ha dirigido a remarcar que "en España no se ha producido ningún contagio".

Con el Mobile World Congress de Barcelona ya dinamitado ante la retirada de casi una decena de grandes firmas como LG o Facebook, las autoridades sanitarias españolas insisten más que nunca en que no hay motivo para su suspensión. "Ni la OMS, ni las instituciones sanitarias internacionales veían motivos para cancelar el MWC 2020", ha asegurado Simón este jueves en la rueda de prensa que ha tenido lugar en el Hospital Central de la Defensa. Pero el nuevo coronavirus sigue generando expectación y dudas, muchas dudas.

La incertidumbre se ha paseado por el distrito que acogió a los repatriados desde su llegada, hasta su partida. Así lo confesaban a este diario tres vecinos del barrio de Carabanchel, apostados a las puertas del centro. Su atenta mirada, pendiente de cualquier movimiento 'sospechoso', los mimetizaba con las decenas de periodistas que la mañana de este jueves se han concentrado frente al control de entrada del hospital militar. Pero no. "Dicen que no hay de qué preocuparse... pero a mí esto del virus no me acaba de gustar", zanjaba uno de los vecinos a La Información

Dentro del hospital la situación estuvo siempre bajo control, aunque uno de los mayores temores del equipo de enfermería fue la respuesta de 'los 20 de Wuhan". Cadenas confiesa que les preocupaba que alguno de los ingresados acabara siendo dominado por el deseo de salir de allí. Pero nunca sucedió y desde el primer momento los españoles hicieron piña. "Se han dado muchos paseos y han hablado mucho entre ellos. Lo han llevado lo mejor que podían y sonreían mucho. Hicieron grupo y se apoyaban", confirmaba Cadena ante los medios.

"Nos han suspendido las prácticas"

El día a día del hospital no ha cambiado demasiado. Se establecieron tres turnos diarios para atender a los aislados. Cada turno estaba formado por cinco profesionales: un médico militar, un médico civil, dos auxiliares, y un celador. Todo estaba hilado y no se han producido incidencias, más allá de los murmullos que los repatriados han levantado entre los estudiantes. "Nos mandaron una nota diciendo que nos suspendían las prácticas en la planta de infecciosas", relataba a 'La Información' un estudiante de sexto de la Escuela Militar de Sanidad.

Los alumnos de Medicina por la vía militar son los más cercanos al centro donde se han alojado los repatriados de Wuhan, de hecho, su residencia se encuentra a unos pasos del hospital. Dentro de su preparación, se incluyen cursos  que simulan situaciones como la que ha llevado al Gómez Ulla a todas las portadas. No es extraño que la llegada de los españoles a la planta 17, fuese recibida como una oportunidad para muchos de ellos... aunque no la pudieron aprovechar.

La notificación de Whatsapp lo dejó claro: "Se cancelan las rotaciones en Infecciosas de las próximas dos semanas. Los alumnos implicados rotarán en Medicina interna, pueden elegir tutor". La respuesta de los alumnos, también: "¿Para eso hacemos cursos especializados para tratar este tipo de situaciones?", reclamaban. Mientras la salida de los pacientes acaparaba toda la atención de los medios, el coronavirus apenas cruzaba de refilón por la cafetería del hospital, donde algunos estudiantes de último curso, ataviados con sus pijamas blancos, bromeaban sobre la cena de despedida que el centro había organizado a sus pacientes más mediáticos: "¡A ver si nos organizan una a nosotros cuando nos graduemos!"

Las estancias en el hospital siempre son duras, pero cuando el ingresado está sano el tiempo pasa aún más lento. Después de 14 días sin presentar síntomas y en régimen de aislamiento, la mayoría de los españoles de la planta 17 lo tiene claro: van a volver a China. Y es que el gran triunfo del equipo de profesionales del Gómez Ulla no ha sido solo la vigilancia y el control de los ingresados, sino la labor de informar con claridad y cercanía a unos pacientes que, con todos los datos sobre la mesa, pueden actuar sin miedo haciendo frente a una tendencia más peligrosa que cualquier enfermedad: la del alarmismo que alimenta el prejuicio a lo desconocido.

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