Salvados: "La sanidad privada puede complementar a la pública siempre que haya transparencia"

    • El equipo de Salvados se sumergió en el sistema sanitario español y las privatizaciones que se están llevando a cabo
    • En 'De paciente a cliente', Jordi Évole ha tratado de responder a cuestiones tan simples como qué significa privatizar un hospital
"Salvados", el programa no deportivo más visto de la historia de La Sexta
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lainformacion.com

Códigos de barras, intervenciones quirúrgicas y precios, muchas y diversas cantidades económicas. Así comenzó la segunda entrega de la temporada de Salvados. En 'De Paciente a Cliente', el equipo comandado por Jordi Évole se sumergió en la situación que actualmente atraviesa la sanidad pública española, así como en las privatizaciones que se están llevando a cabo.

Su aproximación al asunto comenzó en el Aula Magna del Colegio de Médicos de Madrid, donde la periodista de El País, Elena Sevillano, inició la aclaración de aspectos básicos de la cuestión. Porque, ¿qué significa privatizar un hospital? "Significa que una administración tiene un hospital y lo cede a una empresa privada", aclaraba Sevillano. Todo ello a partir de un pliego de condiciones que había de aceptar la empresa concesionaria.

Y es que, todas las privatizaciones no son iguales. Existen dos tipos. Por un lado, el modelo británico en el que, según explicaba Elena Sevillano, "una empresa construye un hospital y contrata a todo el personal no sanitario, mientras la administración se hace cargo del profesional sanitario y de pagar un canon por cada paciente". Por otro, encontramos el llamado 'método Alzira' "en el que la empresa se lo da todo a la administración, de forma que la gestión es cien por cien privada", aclaraba esta periodista.

Según los datos que expuso en la charla con Jordi Évole, en Madrid se quieren privatizar un total de seis hospitales, una "externalización", como se empeñan en tildar los políticos este proceso, que "no afecta a los hospitales que ya eran públicos cuando Esperanza Aguirre llegó al presidencia de la Comunidad de Madrid en 2003", explicaba Elena Sevillano, que decía que se haría con "aquellos más complejos".

Pero, ¿qué interés despierta la gestión de este tipo de instalaciones entre los empresarios privados? "Es un negocio bastante seguro, porque la administración no podría dejar caer la gestión de un hospital", afirmaba Elena Sevillano, que aclaraba que "la sanidad privada puede complementar a la pública siempre que haya transparencia y control en la supervisión".

En este aspecto quiso incidir Mónica García, portavoz de la Asociación de Facultativos Especialistas de Madrid (AFEM). "Se trata de introducir la especulación en la sanidad pública, por eso todo esto es mucho más grave", apuntaba García, que tuvo que responder cuando Évole se interesó en por qué ahora los profesionales sanitarios de Madrid sí que se movilizan en acciones como la 'Marea Blanca', pero no lo hicieron cuando se privatizó la mitad de la sanidad madrileña. "Es una crítica que nos podemos hacer", reconocía sin tapujos Mónica García.

"Nosotros creemos que la sanidad pública hay que reformarla, está mal gestionada, pero es que es la Comunidad de Madrid es quien gestiona, y lo hace de forma impulsiva", apuntaba García. "Hay hospitales públicos y privados muy rentables. Pero la rentabilidad es un concepto muy peligroso. Si te doy salud y además quiero sacar rentabilidad es que te estoy dando menos salud. La sanidad no deja de ser un nicho por explorar, es una zona muy jugosa", sentenciaba esta profesional.

Desde Madrid, el equipo de Salvados se marchó al Hospital de la Ribera, en Alzira, el cual da nombre a uno de los modelos expuestos por Elena Sevillano al comienzo del programa. Muy cerca de este centro sanitario, Jordi Évole mantuvo una conversación con Toni Martínez, periodista de La Marea, con quien abordó la enorme trama que escondía tras de sí la gestión de este hospital.

Y es que, optando por el 'modelo Alzira', una empresa construyó el hospital y llegó a un acuerdo con la administración de la Comunidad Valenciana, por la cual ésta había de acometer el pago de un canon por cada habitante que asistiese al hospital. Pero la empresa propietaria quebró tras tres años en los que no recuperó la inversión realizada. Entonces la administración pública le pagó 44 millones de euros, que era la cantidad que la Generalitat consideraba necesaria para que la empresa amortizase la inversión, así como una indemnización de 69 millones de euros.

Una vez hecho el pago, el hospital era propiedad de la Generalitat Valenciana que, ni corta ni perezosa, organizó un concurso para que una empresa asumiera la gestión del centro. Un concurso que, por alguna extraña razón, acabó por ganar la única empresa que pudo asumir la principal condición impuesta por la administración: poseer 70 millones de euros. Casualmente la única compañía que pudo participar fue la misma que meses antes se había declarado en quiebra y había recibido una cuantiosa suma de dinero de la Generalitat Valenciana.

En la Asociación de Diabetes de Valencia, con los facultativos Alicia Juan, Artur Royo y José María Paricio, el equipo de Salvados conoció de primera mano hasta qué punto podían llegar los gerentes de los hospitales privados para obtener una mayor rentabilidad. "Llegamos a un punto en que la empresa nos dijo que los pacientes no eran pacientes, sino clientes", aseguraba Alicia Juan.

Hay situaciones, exponía Artur Royo, en las que el médico recibe incentivos para que el paciente no sea ingresado. Tras la revisión, el profesional le dice que se marche a casa. ¿Por qué? "La política lo favorece. Yo doy muchas altas, porque cuantas más altas, más ganaré", aseguraba Royo. "Son objetivos que se alejan de la ética profesional", añadía Paricio.

Antes de terminar, Évole y todo su equipo viajaron a Bilbao. Allí, en las instalaciones del Museo de Medicina del País Vasco, charlar con el ex consejero de Sanidad de Euskadi, Rafael Bengoa, quien participa en el plan que la administración Obama está elaborando para hacer más accesible la sanidad pública de Estados Unidos.

Centrado en el análisis del sistema sanitario español, Bengoa habló sin tapujos. "No es verdad que haya una crisis económica en la sanidad. Se ha querido llevar ahí para crear una 'tormenta perfecta' y acometer ciertas reformas. Muchos gobernantes están tanteando cosas pero no se atreven a lanzarse a las aguas frías de la privatización", aseguraba. Y es que, el ex consejero de Sanidad de Euskadi no dudaba ni un ápice a la hora de señalar que "los recortes no harán más sostenibles la sanidad pública". No olvidemos, como apuntaba, que "incluso Alemania ha cortado el copago sanitario. Porque uno no tiene que evaluar solo la proyección económica".

A su juicio, "se puede ahorrar en sanidad pública sin recortes ni copago".Y Rafael Bengoa ilustraba con ejemplos su explicación. "Un paciente con alguna enfermedad crónica, les ayudas a gestionar su propia enfermedad. Un paciente bien formado, es un paciente que obtiene mejores resultados que uno que va a la consulta más a menudo", afirmaba. Es por ello que "la sanidad pública suele pedir paciencia y la privada suele pedir dinero", apuntaba Bengoa en tono irónico. "Las cosas más complejas siempre acaban en un hospital público. Esto es lo admirable de la pública en España. Cuando llega algo muy complejo, sabe cómo tiene que actuar".

Además, en la parte final de su análisis, aportó un detalle sumamente interesante. "Da la sensación, en base a la batería de decisiones que se están tomando, que el paciente estorba", comentaba Rafael Bengoa, "pero el paciente no estorba, porque no solo lleva pagando impuestos durante mucho tiempo, sino que además el sistema tiene que acertar a la hora de darle los servicios". ¿Y por qué? Porque "la sanidad pública es una inversión, de devolver la gente al ámbito productivo".

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