Pedro Sánchez partió ayer de Moncloa camino del Foro de Davos a bordo de un helicóptero del Ejército del Aire que le recogió en el complejo presidencial para desplazarle hasta el aeropuerto de Torrejón de Ardoz, donde subió al Falcon. La casualidad hizo que el aparato fuera el mismo, un Super Puma, que utilizó el Gobierno para proceder a la mediática operación en la que se exhumaron los restos de Francisco Franco del Valle de los Caídos para trasladarlos al cementerio de Mingorrubio.
El aparato que desplazó a Sánchez ayer tenía, efectivamente, la misma matrícula que el que el pasado mes de octubre aterrizó en el Valle de los Caídos para trasladar los restos del exdictador, tal y como pudieron comprobar los periodistas que acudieron ayer a la rueda de prensa posterior al consejo de ministros. Para sacar a Franco, el aparato se adaptó para que el féretro pudiera caber en su interior, retirando algunos de los asientos. Una vez completada la operación se volvieron a colocar para que pudiera desplazar a personalidades.
El helicóptero que ayer usó Sánchez pertenece al 402 Escuadrón del Ejército del Aire, con base en Cuatro Vientos (Madrid). Tiene una longitud de más de 18 metros y medio y soporta un peso máximo de 7.800 kilogramos.
Los Super Puma llegaron a España en junio de 1975 y se estrenaron con el rey Juan Carlos. El monarca emérito, cuando todavía era príncipe, realizó uno de los primeros vuelos de estas aeronaves.
El Ejército del Aire adquirió 12 unidades de ese modelo en 1982. Desde ese año, los Super Puma han intervenido en misiones de carácter internacional, fundamentalmente evacuaciones y distribución de ayuda humanitaria. También se utilizan para el transporte de personalidades de Casa Real, Presidencia, Vicepresidencia, Ministerios y otros organismos oficiales. En total, desde su puesta en funcionamiento ha realizado más de 43.000 horas de vuelo.
Hay que recordar que durante el mandato de Rajoy estos helicópteros apenas se usaron. El expresidente tenía reparos en volar en ellos por un accidente que sufrió en Móstoles junto a Esperanza Aguirre y su 'número dos' en Moncloa, Soraya Sáenz de Santamaría, y los utilizó en contadas ocasiones. Con Sánchez volvieron a aterrizar y despegar de Moncloa.
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