"La profesión debe ir por dentro", pensaron quienes vieron este martes juntos en el Foro de Davos a Pedro Sánchez y a Ignacio Sánchez Galán. El presidente del Gobierno y el de Iberdrola coincidieron en una reunión privada, junto a otros importantes empresarios españoles, y pusieron sordina a la tensión que han vivido en las últimas semanas a costa del tope del gas. Hubo fuego cruzado. La principal eléctrica española se movió en Bruselas para topar el plan ibérico, clave para empezar a atajar la inflación y Moncloa estalló. Pero la principal cumbre de la política y economía mundial ha sido el escenario elegido para apaciguar la tensión.
Sánchez salió de su 'keynote speech' ante el plenario "muy contento", afirmó uno de sus ministros económicos. Introdujo los mensajes que quería ante la élite económica mundial y presumió de las fortalezas que el Gobierno ve en la recuperación económica de España. A continuación llegó el que fue, para muchos, uno de los momentos más importantes del viaje: la reconciliación, al menos así la interpretan algunos, con Galán.
Era una especie de reunión en 'petit comité' con un selector grupo de empresarios españoles que han viajado estos días en Davos. Algunos en su avión privado. Además de Galán, estuvieron también con Sánchez en un ambiente reservado el presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete; el consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz; el presidente de BBVA, Carlos Torres; el de Naturgy, Francisco Reynés; así como el de Ferrovial, Rafael del Pino. Este año no viajó Ana Patricia Botín, presidente del Santander. Moncloa había previsto un encuentro breve con los presentes, de apenas quince minutos. Un simple saludo.
Pero Sánchez quiso alargarse y se extendió con ellos. Llevaba tiempo sin ver a la mayoría de ellos, ya que en las últimas convocatorias de Moncloa la mayoría había delegado en su equipo. Fuentes presenciales explican a La Información que el presidente del Gobierno volvió a contar ante estos primeros espadas del Ibex 35 su apuesta por los semiconductores y los chips. Por convertir a España en el paraíso del microchips. El jefe del Ejecutivo puso en valor ante esta representación del Ibex la inversión de 12.250 millones que va a hacer el Gobierno en el Perte aprobado este martes.
Y, lo más importante, les pidió apoyo para la operación que está desplegando Moncloa para atraer a grandes fondos de inversión y multinacionales a España. Solicitó a todos los presentes que colaboraran, que echaran un mano, porque la oportunidad que tiene el país es importante y no se puede desaprovechar. Con Galán hizo lo propio.
A Sánchez y a Galán se les vio intercambiar en un "ambiente cordial"
A Sánchez y a Galán se les vio intercambiar en un "ambiente cordial", afirma una fuente. "Todo fue correcto, como debe ser la relación entre la gran empresa y el Gobierno", añade otra. Lo cierto es que con esta imagen, que no pudo ser captada por las cámaras de televisión, el presidente del Gobierno pone fin a un periodo de guerra abierta entre Moncloa y el área económica y la principal eléctrica del país. Iberdrola es una de las grandes interesadas en el proceso de transición impulsado gracias a los fondos europeos y en eso pensaban ayer en el Gobierno cuando decidieron mantener esa actitud con su presidente. Atrás queda el apelativo despectivo de Galán hacia los clientes que tienen la tarifa regulada, las disculpas por "zaherir" y la respuesta de varios ministros, incluida Teresa Ribera, criticando su actitud en público.
¿Qué puede conseguir Iberdrola en esta estrategia de Estado que Sánchez está vendiendo en Davos? Para eso hay que remitirse a su entrevista en la CNBC del lunes, donde el presidente ofrece algunas claves. "España se ofrece como la respuesta al problema energético ruso de Europa", se podía leer en el titular de la entrevista que ofreció el jefe del Ejecutivo a la cadena estadounidense. Es decir, que tanto España como el sur de Europa en general, dijo, puedan proporcionar una respuesta al déficit en el suministro de gas de Rusia. Está todo pensado. Sánchez destacó que España representa el 37% de la capacidad total de regasificación de la Unión Europea, donde el gas natural licuado se vuelve a convertir en el producto final del gas natural. Y habló también de la seguridad energética.
El papel lo aguante todo, pero la pregunta que surge es: ¿cómo llevar a Europa ese gas que puede venir a España? Nadie tiene la respuesta. Precisamente, la Comisión Europea autorizó el tope ibérico al gas por los problemas de interconexión, unas infraestructuras que tardarían años en completarse y que no ofrecen soluciones a corto plazo para un posible corte del suministro ruso. Moncloa no ha explicado aún como solucionar este problema que, en el fondo, es la clave de bóveda.
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