Sánchez aprovechará su discurso para presionar a Podemos

    • Los socialistas quieren advertir a Iglesias de que el diálogo no está garantizado tras la investidura

Sánchez dice que el acuerdo con C's deroga "de facto" la reforma laboral y lo "más polémico" de la 'ley mordaza'
Sánchez dice que el acuerdo con C's deroga "de facto" la reforma laboral y lo "más polémico" de la 'ley mordaza'

O PSOE o PP. Es la dicotomía, simplificada, que Sánchez quiere ofrecer este martes a Pablo Iglesias. El candidato socialista llega a su día D sabiéndose- salvo sorpresa mayúscula-fracasado en la investidura.

Pero a estas alturas, la estrategia está lo bastante clara como para que el fin justifique los medios. El líder del PSOE ha jugado en este tiempo bien sus cartas para acallar a los críticos, hacer a Susana Díaz replantearse el 'salto', demostrar voluntad negociadora y colocar a Iglesias en una situación comprometida: o lo apoya en su investidura o, de lo contrario, se convertirá en obstáculo para el gobierno "de progreso".

Sánchez subirá hoy a la tribuna del Congreso con el apoyo garantizado de 131 diputados- PSOE, Ciudadanos y Coalición Canaria. Insuficientes para resultar investido incluso en la segunda sesión, el viernes, en la que precisa de una mayoría simple.

Por ello, el socialista centrará buena parte de su intervención a exprimir a Podemos. Quiere obligarle a rendir cuentas ante sus votantes, a explicar por qué rechaza una oferta de pacto con propuestas compartidas también en su programa y centrado sobre todo en medidas sociales y de regeneración democrática: renta mínima, propuestas contra desahucios, garantía legal de suministro de servicios básicos a colectivos vulnerables, universalización sanitaria y educativa... ¿Cómo oponerse?

Ese fue el envite que Sánchez se guardó este lunes para tratar de posicionar aún más a los de Iglesias, y también a sus socios territoriales. Los cinco documentos enviados a las formaciones de izquierda con las que la pasada semana exploró un posible pacto paralelo al de Ciudadanos comparten un claro eje programático con las propuestas de todas ellas. No obstante, eluden también aquellas que hasta ahora han torpedeado los acuerdos: ni rastro de respuesta al referéndum para Cataluña, ni tampoco derogación de la reforma laboral del PP o del artículo 135. Puntos, todos ellos, imprescindibles para los emergentes.

No es previsible, no obstante, que Iglesias cambie sus argumentos. Podemos recibió ayer la propuesta de los socialistas como un "insulto". "Es un corta y pega", coincidieron la práctica unanimidad de sus dirigentes tras la lectura del documento. Vieron en él un calco a lo pactado días antes con Ciudadanos, omitiendo, estratégicamente, las cuestiones más delicadas.

"El PSOE nos envía varios documentos que son un corta y pega de su pacto con Ciudadanos, escondiendo las medidas más vergonzosas. Esto no es serio", resumió Iglesias vía Twitter. Sánchez utilizó la misma tribuna para responderle: "De vosotros depende que estas medidas arranquen el Gobierno del cambio. No es serio que siga Rajoy".

La oferta in extremis provocó malestar también entre los barones, a quienes el acuerdo con Ciudadanos había sumido en una calma aparente. Aunque estaban prevenidos de que el líder socialista buscaría el acuerdo "a izquierda y derecha", el anuncio de una propuesta en serio volvió a coger a la mayoría de imprevisto, como lo hiciera ya, en el anterior Comité federal, la consulta a las bases. No obstante, no hubo críticas explícitas, ni tampoco desaires.

Solo dos contrarios tomaron la palabra, y, entre ellos, ninguno de los más combativos. Ni Díaz ni Vara rompieron la tregua que desde las pasadas navidades se ha declarado en la sede socialista. En buena parte, por no contrariar a un líder crecido en las negociaciones y respaldado por la militancia.

Las bases avalaron este fin de semana a Sánchez en el acuerdo con los de Rivera, pero, de paso, le dejaron cauce libre a explorar otras opciones. La pregunta, calculadamente abierta, es lo bastante ambigua como para que el líder socialista pueda amparar en ella futuras negociaciones con Podemos.

No obstante, la idea es advertir a Iglesias de que el tiempo se acaba, de que, una vez pasado el día 5, nada está garantizado. Ni que el candidato a la investidura vuelva a ser Sánchez- no está claro que Felipe VI vuelva a ofrecer una candidatura si antes no se le presentan acuerdos viables- ni tampoco que el PSOE esté dispuesto a negociar con los de Iglesias. Tiempo de descuento, resumen. Ahora o quizás nunca.

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