Sánchez tiene en contra a barones, ejecutiva, grupo parlamentario y... a los votantes

  • Cuando tienes al grupo parlamentario en contra, al alcalde más votado de España, y los barones te dan la espalda, debes cambiar el rumbo o marcharte. Sánchez no ha hecho ninguna de las dos. 

    El problema de Pedro Sánchez es que ha pensado más en los militantes que en los votantes potenciales del PSOE. 

Pedro Sánchez
Pedro Sánchez

Sánchez tiene que irse. No diré que es un insensato sin escrúpulos como otros, no diré que él solito se ha cargado el PSOE, porque no sería verdad. Muchos de sus compañeros le han ayudado a llevar a la situación actual a un partido que tiene 137 años de historia y el que más ha gobernado este país (13 años y medio de Felipe González y algo más de siete años de Zapatero), y que con sus luces y sus sombras ha transformado este país. 

"Entre todos lo mataron y él solito se murio" podría valer para el 'coma' que tiene el PSOE ahora. Veremos si es irreversible o no. Sin embargo, él, como secretario general, es el que más responsabilidad tiene. Sin duda. Pedro Sánchez ha encadenado los peores resultados de la historia socialista, dos en generales, y luego en el País Vasco y Galicia. 

El 20 de diciembre aguantó, a pesar de perder millón y medio de votos respecto a Rubalcaba y veinte diputados. La fuerte caída del PP amortiguó el resultado. Aparentó ser hombre de estado buscando un pacto con Ciudadanos, y además puso en marcha "el reloj de la democracia" frente a un Rajoy inmóvil, que como dijo ayer Felipe González, es el único animal que avanza sin moverse. Pero eso es otra cosa. La jugada le salió mal pero esa vez la culpa no fue suya. Ese pacto se merecía, como mínimo, la abstención de un partido que viene a regenerar la política como es Podemos. 

Así llegamos al 26 de junio y contra todo pronóstico evitó el sorpasso. Volvió a aguantar sin apenas perder votos. Pero de lo que no se dio cuenta es que el PP ya estaba en los ocho millones de votos. A más de dos millones de votos de diferencia y once puntos. Insalvable.

Pero evitar el sorpasso le mantuvo con vida, a pesar de que su antecesor, Rubalcaba se fue por mucho menos, pensando más en los intereses del partido y sobre todo del país. El que fuera vicepresidente del Gobierno, al que ahora muchos echan de menos, perdió unas elecciones en las que se votaba el legado de Zapatero, y después se fue perdiendo unas Europeas y quedando a tres puntos del PP.

Pero Sánchez siguió al frente. Y cambió de estrategia. Pese a prometer a Felipe, e incluso a Rajoy, que se abstendría, pasó a su estrategia del no es no. Estaba convencido de que le resultaría efectivo. He de reconocer que incluso yo también lo creía. Pero las redes sociales no son los votantes. Al igual que tampoco lo son los militantes. Esa, quizás es la mayor equivocación de Sánchez. Ha escuchado más a los militantes que a los simpatizantes o votantes potenciales. Esos que quieren España funcione y que se presione al PP desde la oposición.

La estrategia le salió mal a Sánchez y no logró evitar el sorpasso en Galicia. El 26J si lo logró, aunque fuera por tan solo mil votos. En el País Vasco, donde el PSOE ha sido tradicionalmente el segundo gran partido, quedó cuarto empatado con el PP. Cuando te la juegas a una carta y te sale mal, después de tres fracasos, debes marcharte. 

Cuando has fracasado tres veces, con tres cambios de estrategia, tienes al grupo parlamentario en contra, dimite la mitad de tu ejecutiva, el alcalde más votado de España (Caballero), y los barones, que son los únicos que gobiernan, te dan la espalda, debes marcharte. Pero además no tiene apenas relación con los expresidentes del Gobierno, referentes del socialismo, Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero. Lo mismo con Carmen Chacón o Alfredo Pérez Rubalcaba, que tanto le apoyó en su día, pese a que su candidato fuera Eduardo Madina. 

Y la respuesta no es dar la voz a los militantes. Por muy democrático que parezca el PSOE es mucho más que los 180.000 militantes. En 2008, hace seis años, el PSOE logró 11 millones de votos. ¿Por qué no convoca unas primarias abiertas? Lógicamente porque sabe que las pierde frente a otra cara visible del socialismo español. Y por cierto, la ejecutiva de Sánchez (con el flojo Luena al mando), hace gala de dar voz a la militancia. Lo que no dice el número dos de Sánchez es que usa a la militancia como le viene en gana. Recuerden lo que ocurrió en Galicia, donde los afiliados votaron las listas al Parlamento gallego y la ejecutiva cambio las listas dejando su voz enterrada en un cajón. Eso significó que el principal baluarte que tienen los socialistas en Galicia, el alcalde de Vigo Abel Caballero, no hiciera campaña. Así le fue al PSdG. 

Pero además de esto, Sánchez ha acabado su mandato al frente del PSOE, hablando de bandos, de los que están a favor del PP y los que están en contra. De los que son de izquierdas y de los que derechas. Cuando no es así. Hablaba más con Pablo Iglesias que con Felipe González. La deriva que había tomado el socialismo español necesitaba un cambio de rumbo. Y no se equivoquen, no es que no le hayan dejado pactar con Podemos. El problema son los independentistas. Si PSOE y Podemos tuvieran mayoría habría Gobierno, al igual que lo ha habido en Extremadura, Castilla La Mancha, Aragón, Baleares o Valencia.

Recodemos que Podemos y PSOE suman 156 escaños frente a los 169 de Ciudadanos y PP. Incluso con un apoyo del PNV serían 161, seguirían por debajo. Pero, parece que Sánchez se creyó las mentiras de Iglesias y parecía dispuesto a negociar con aquellos que quieren romper España. Y eso no se podía consentir.

En fin hay que escuchar a los que ganan como Caballero, como Vara, como Javier Fernández. También a Susana Díaz. Lo ha explicado Bono mejor que nadie: "Es más importante lograr votos que conseguir el aplauso interno".  

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