Once visitas de presidentes americanos

La crisis de Indra y el drama en Melilla torpedean el 'bienvenido Mr. Biden'

Moncloa preparó todo para que fuera la semana del encuentro con el presidente de EEUU, el primero en España desde 2016, y que Sánchez tuviera el protagonismo. Las imágenes de la valla dividen al Gobierno.

Pedro Sánchez Joe Biden
Pedro Sánchez y Joe Biden
Europa Press

Moncloa había diseñado la 'Operación Bienvenido Mr Biden' a conciencia. El objetivo era que Sánchez obtuviera todo el protagonismo. Se trabajó en diferentes frentes para concentrar en el presidente, como anfitrión del inquilino de la Casa Blanca y del resto de líderes de la OTAN e invitados, todo el foco político y mediático, especialmente tras la aprobación del segundo decreto anticrisis. Pero, de repente, ocurrió lo que no se esperaba: las dramáticas imágenes en la valla de Melilla y la repercusión del asalto a Indra, una maniobra que ha tenido un importante eco empresarial. El Gobierno llega, de esta forma, tocado y dividido al evento más importante del año para el jefe del Ejecutivo. Y este lunes, a horas de uno de los días más importantes de la legislatura, estallaba la polémica por la dimisión del presidente del INE, que estaba enfrentado con el Gobierno.

Joe Biden aterriza a primera hora de esta tarde en la base aérea de Torrejón de Ardoz y Moncloa le va a poner alfombra roja. El objetivo es conseguir que el cónclave de Madrid sea histórico, caminando hacia la incorporación de Suecia y Finlandia a la Alianza Atlántica y, de paso, que España pueda avanzar en la relación económica con la administración Biden. La foto para Sánchez va a ser, por tanto, histórica y un escaparate para él a nivel internacional. Será el primer presidente socialista tras Felipe González que reciba al primer mandatario estadounidense en Madrid. Zapatero nunca lo consiguió, en parte por su desplante a la bandera en aquel desfile del 12 de Octubre. 

Moncloa ha preparado todo a conciencia. La semana pasada se allanó el terreno con el anuncio de invertir 2.000 millones en adquirir veinte nuevos Eurofighter. Sánchez quiere dejar claro que en el terreno militar España es un socio fiable, a modo de carta de presentación. Precisamente, en lo relacionado con el sector de la Defensa y la tecnología es donde el Gobierno se ha implicado en los últimos días con el control de Indra en la diana. 

Ningún ministro ni alto cargo consultado quiere hacer declaraciones sobre el asalto a la compañía presidida por Marc Murtra por parte de la SEPI. Pacto de silencio. El Gobierno lleva semanas moviéndose para ejecutar esta operación en una compañía estratégica para el Estado. Es el 'momento última cena' a la española. La "última cena" fue un cónclave de alto nivel convocado en 1993 por la administración Clinton en el que el entonces secretario de Defensa, Les Aspin, reunió a las principales empresas de Defensa de Estados Unidos y les conminó a fusionarse o llegar a acuerdos puntuales para incrementar la potencia del sector. Tras la caída del Muro de Berlín había que dar un golpe de timón a una industria central en la economía estadounidense.

La pregunta que surge en este momento en nuestro país es si el siguiente paso de Moncloa es convocar una "última cena" a la española para que el sector dé el paso al frente que Pedro Sánchez ha anunciado y concretado en una inversión en Defensa histórica. Indra es para el Gobierno el vehículo con el que caminar hacia hacia una especie de Thales, la firma francesa puntera en Defensa, en territorio peninsular.

La vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, ha sido la única que, forzada por las preguntas de los periodistas, ha tenido que hablar de Indra. Lo hizo este lunes tras el Consejo de Ministros afirmando que la empresa es una referencia pero añadiendo que "por supuesto hay que respetar los estándares de buen gobierno de las empresas".

La foto con Biden se ha visto empañada por esta crisis en el terreno empresarial. Pero aún más recorrido político están teniendo las dramáticas imágenes de Melilla y Nador. La coalición se encuentra en este asunto completamente dividida, pero Unidas Podemos ha optado por no elevar la voz desde sus cargos gubernamentales. La ministra portavoz, Isabel Rodríguez, evitó ayer que Irene Montero incendiara la relación y empañara aún más la foto con el presidente de Estados Unidos y la Cumbre de la OTAN. Podemos ha decidido abordar con guante de seda las discrepancias y priorizar la situación económica.

No obstante, este domingo, la líder de Podemos, Ione Belarra, contactó con sus compañeros en el Consejo de Ministros, José Manuel Albares y Fernando Grande-Marlaska, para expresarles la disconformidad de su partido con la actitud de Sánchez. La también ministra de Derechos Sociales propuso al PSOE que el Gobierno lidere una investigación sobre lo sucedido. El ala socialista le vino a decir que tomaba nota de su propuesta, indican fuentes conocedoras de las conversaciones.

El argumentario que repartió ayer el Gobierno entre ministros y altos cargos evitaba mencionar a Marruecos y fijaba la responsabilidad "en las mafias". Son las palabras que empleó Sánchez el mismo sábado y de las que no se va a salir el Ejecutivo. El giro con el reino de Mohamed VI es firme y lo que no quiere Moncloa es que nada se trunque. Un ministro ofrece una clave sobre el instante elegido: el momento era este, coincidiendo con el nombramiento del nuevo enviado de la ONU para el Sáhara Occidental, Staffan de Mistura. Era ahora o nunca, defiende. EEUU ha avalado y tutelado este giro.

La que se inicia este martes es la undécima visita de un presidente de Estados Unidos a España. El primero fue Eisenhower, en 1958, para inaugurar una relación que comenzó con la construcción y el uso de las bases militares. El último fue Obama, en julio de 2016. El Gobierno de Mariano Rajoy se encontraba entonces en funciones tras las segundas elecciones. Sánchez había intentado antes la investidura pero había fracasado y el entonces inquilino de la Casa Blanca tuvo que declarar que trabajaría con cualquier gobierno que se formara en España. Luego vino el fatídico comité federal del PSOE, la expulsión de Sánchez y la abstención parcial de Ferraz.

Biden aterriza en Madrid para una cumbre de la OTAN que también marcará su futuro. Su nivel de popularidad es inferior al de Trump, que amenaza con presentarse a las próximas elecciones, a estas alturas de mandato y la inflación, acompañada de las decisiones de subidas de tipos de la Reserva Federal también golpean a su administración. 

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