Hacia un nuevo tablero político

Sánchez se enroca ante una ruptura con UP y gobernar en solitario hasta octubre

El líder del Gobierno de coalición se ha dado cuenta de que su socios suponen un obstáculo para alcanzar sus objetivos, tras dar un giro al centro izquierda, mientras la formación morada está empeñada en resistir. 

Pedro Sánchez
Sánchez está dispuesto a romper con UP y gobernar en solitario hasta octubre. 
efe

Estamos viviendo el peor escenario económico, político y social de Europa, y de manera especial de España, y, sin embargo, el Gobierno de coalición decide tirarse los trastos a la cabeza sin ninguna sutileza ni escrúpulo. En lugar de unirse para afrontar los complejos asuntos que deben resolver, van y demuestran su escasa unidad para dejar claro que cada día se toleran menos. Es verdad que el primero en ignorar y menospreciar a la otra parte ha sido el propio presidente del Ejecutivo, Pedro Sánchez, el cual lleva semanas humillando a su socio de Unidas Podemos, ignorando sus decisiones y decidiendo todo tipo de medidas sin consultar con ellos, demostrando claramente que no le importaría romper relaciones y conseguir que los de UP se marcharan de Moncloa con viento fresco.

El 'juguete' de Unidas Podemos ya no satisface a Sánchez. Se ha dado cuenta de que son más una molestia para sus objetivos, entre otros la vuelta hacia el centro izquierda, y que no aportan resultados políticos ni ventajas electorales, mientras la derecha sigue creciendo en las encuestas sin hacer nada especial, sobre todo porque la 'carga de la culpa' -la responsabilidad de manejar la situación- la tiene el Gobierno que es quien debe solucionar los problemas. Además, dentro del 'sanchismo' el único mandamiento verdadero que predomina es el pragmatismo dogmático: o eres una ayuda para el éxito del poderoso líder o eres un estorbo y hay que echarte al averno (que se lo pregunten a Carmen Calvo, Iván Redondo o Ábalos); al parecer, ahora prima lo segundo, algo que ya han empezado a percibir incluso en el bando morado.

¿Pero qué harán Yolanda Díaz, Irene Montero o Ione Belarra para frenar las humillaciones de Sánchez? Primero, ponerse de acuerdo entre ellas, algo nada fácil, y luego frenar la actitud despreciable de su presidente. Después, resistir, mirar al techo y si los socios del PSOE siguen orinándose encima de ellas, decir que llueve. No pueden reconocer que las cosas van fatal si quieren seguir en el Gobierno. Unidas Podemos tiene miedo de romper la coalición y pasar a una situación política peor en imagen y relevancia; ahora, al menos, son Gobierno y sus palabras se oyen de vez en cuando en los medios de comunicación. En la oposición hace mucho frío, y sus malos sondeos no se solucionan poniéndose chulos y rompiendo el tablero, mejor seguir tocando poder e intentar buscar su espacio por esa izquierda extrema y más auténtica que está dejando libre el PSOE, y sobre todo Sánchez con sus decisiones personales sin consultar con nadie. A pesar de ello, es difícil disimular que todo va bien cuando los fundamentos de la política exterior, la defensa, la economía o la política territorial se convierten en constantes discrepancias entre unos socios que no se soportan.

UP se mantiene en el poder aprovechando las circunstancias y esperando que llegue la oportunidad de huir del “insoportable” vecino que se está convirtiendo Sánchez

Los otros socios del Ejecutivo, como ERC y EH Bildu, también desconfían y alzan la voz públicamente por la actitud soberbia y displicente de Pedro Sánchez, la más reciente con motivo de la crisis del Sáhara con Marruecos o los problemas de los precios desorbitados del gas o los carburantes. De repente, un Gabriel Rufián con pinta de 'crooner' político, con una mano en el bolsillo y la otra señalando a la bancada socialista, criticó en el Parlamento las formas melifluas de la izquierda y el poco buen hacer del Gobierno: “Hay que dejar de militar tanto en la moral, y hay que militar más en la utilidad, y controlar a las eléctricas”. Y añadió que había que hablar menos de Vox y Santiago Abascal como excusa, y hacer más por la ciudadanía. Palabras que a Sánchez le molestaron y que utilizó para atacar al portavoz de ERC de ser él el responsable de “alimentar a la ultraderecha”.

El jefe del Ejecutivo cree que ha llegado la hora de abandonar su contacto con la extrema izquierda y buscar refugios más políticamente centrados, que son los que aportan votos y réditos electorales. Algo que Unidas Podemos ya no puede aportar, de ahí sus problemas y enfrentamientos con la guerra de Ucrania y Rusia, o con la medida “unilateral” del Gobierno de incrementar un 2% el gasto de armamento en el Ejercito. Gestos que Sánchez considera fundamentales para su objetivo de normalidad pero que sus socios no pueden apoyar de manera abierta. UP se mantiene en el poder aprovechando las circunstancias y esperando que llegue la oportunidad de huir del “insoportable” vecino que se está convirtiendo Sánchez, aunque ellos esperan que llegue su momento crítico para pasarle la factura a su rival, o futuro enemigo.

Muchos piensan que el presidente del Gobierno está intentando urdir una especie de “estrategia a la portuguesa”, la misma que le dio a António Costa la posibilidad de alzarse en Portugal con la mayoría absoluta. Eso es mucho soñar, pero por intentarlo que no quede. Hace un par de meses se celebraron las elecciones lusas. El bloque de izquierdas, equivalente ideológico a Podemos en Portugal, intentó forzar los presupuestos del socialista Costa, rechazándolos y tumbando con ello la legislatura. Pero el bloque cavó su propia tumba y perdió todo su poder legislativo, junto a los comunistas, consiguiendo el socialista la mayoría absoluta.

Dentro del 'sanchismo' el único mandamiento verdadero que predomina es el pragmatismo dogmático: o eres una ayuda para el éxito del poderoso líder o eres un estorbo

Ese es el sueño 'húmedo' que espera repetir Sánchez. Forzar a Podemos para que abandonen el Gobierno y echarles la culpa de unas elecciones generales forzosas, con la esperanza de que los votantes penalicen a aquellos partidos que apuestan por abrir crisis políticas como estrategia de supervivencia electoral. Pero el truco no es fácil que cuele en esta ocasión, porque en UP están empeñados en resistir hasta el final y porque a Pedro Sánchez no le colaría fácilmente el truco de vender esta estrategia, cuando todo el mundo está viendo que su actitud es muy hostil hacia sus socios de gobierno.

La ventana de oportunidades que se le ofrece al presidente del Gobierno para convocar elecciones no es tan amplia como parece a pesar de quedar un año y medio. Por un lado, la situación económica es muy mala, pero todo pinta que puede empeorar en los próximos meses, algo que dificulta la hora de votar, y que a su vez exige adelantar los tiempos. No obstante, están las elecciones andaluzas previstas para ser elegidas en breve -mayo- y no son un buen pulso para coincidir. Luego llega el semestre de julio a diciembre, el único que aparentemente ofrece posibilidades de no plantear demoras y tener opciones de unas elecciones, en concreto en el mes de octubre, una fecha mítica para los socialistas. Aunque el tiempo electoral se puede alargar hasta finales de 2023, el tiempo económico no invita a más retrasos, y menos en el último semestre del próximo año que coincide con la presidencia española en la Union Europea. 

Sólo quedan los primeros seis meses de 2023, pero en mayo están las municipales y autonómicas, incluidas las de Madrid, lo que impide juntar en dos o tres meses una repetición electoral tan determinante. En definitiva, el mes de octubre de este año 2022 puede ser la fecha idónea para unas elecciones generales, dadas las oportunidades y circunstancias electorales. No es una cuestión matemática pero todo apunta a que Sánchez está ya barajando esa posibilidad más que real, y de ahí su actitud con sus socios de Gobierno.

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