Sánchez examina el perfil de los posibles ministros para evitar otro 'caso Màxim'

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias

Evitar a toda costa que alguien del Gobierno se vea implicado en un escándalo que pueda dañar la reputación del mismo. Con la consiguiente crisis de gobierno que implique un relevo inmediato en un ministerio o en un alto cargo designado por Moncloa. Esta es una de las premisas de las que parte Pedro Sánchez en la nueva etapa de pacto de coalición junto a Unidas Podemos. Un asunto que es tan prioritario para el jefe del Ejecutivo que incluso está estudiando personalmente el historial de esos candidatos a ocupar cargos importantes, como ha podido saber La Información. Todo para evitar que se vuelvan a dar casos como los de Carmen Montón y Màxim Huerta. Especialmente en el caso de este último, que pasó a la historia por ser el titular de ministerio más breve de la democracia.

Lo ocurrido con el exministro de Cultura fue algo que se consideró "catastrófico" en Moncloa, como señalan las fuentes de la negociación consultadas por este medio. Aquella sociedad que creó para evitar la tributación de ciertos ingresos como persona física, que le costó multas de Hacienda y una condena por fraude fiscal, supuso un antes y un después para Sánchez. El escándalo fue aún más doloroso para el líder socialista debido a que Huerta fue una apuesta personal tras recibir el rechazo de su primera opción para ocupar el ministerio. El presentador y periodista fue reclutado para el Consejo de Ministros debido a que el elegido por Sánchez, un "perfil mucho más conocido", se echó atrás a pocas horas de que se anunciara el diseño de su Ejecutivo salido de la moción de censura a Rajoy. 

Esto ha motivado que se esté produciendo una suerte de 'exámenes' a los candidatos potenciales a ocupar una cartera. Esto implica una investigación de sus credenciales, su historial y su pasado en distintos ámbitos. Un análisis que está haciendo personalmente el propio Sánchez, que traslada los resultados del mismo a su jefe de Gabinete, Iván Redondo. Con esta metodología también buscan que no se vuelva a dar una situación como la de Carmen Montón, que dimitió mes y medio después de acceder al Ministerio de Sanidad por haber obtenido un máster fraudulento. 

Un 'test' también para UP

Dichos 'exámenes' también afectan a todos los que sean designados por su vinculación a Unidas Podemos. El presidente en funciones también estudia todo lo relacionado con los potenciales altos cargos por los que apuesten Iglesias y su partido. Esto supone que también se indagará en todo lo relacionado con Irene Montero y Yolanda Díaz, las dos miembros del partido morado que tienen más papeletas para tener un asiento en el futuro gabinete de Sánchez. Algo que no ha generado ningún tipo de conflicto entre los socios de gobierno, ya que la colaboración es total entre ambas partes. "No hay ningún problema. Sánchez está dispuesto a acordar todo e Iglesias va a poner todo de su parte", dicen las mismas fuentes.

El interés principal en evitar otro 'caso Màxim' o uno parecido al mismo es el de blindar al Gobierno de escándalos que puedan acabar con la estabilidad del mismo. Que un Ejecutivo que no cuenta ni con mayoría simple parlamentaria tenga que afrontar una dimisión o una destitución por motivos judiciales o de corrupción es algo que no quieren ni imaginar en el seno socialista. Especialmente por los recelos que genera ese pacto por el que gobernarán dos partidos juntos por primera vez desde la II República. Un rechazo que ha llegado no solo desde la oposición de PP, Vox o Ciudadanos, sino de sectores empresariales e incluso de dirigentes históricos del PSOE.

Los plazos del Ejecutivo

Los planes para dar a conocer todos los nombres del equipo de Sánchez e Iglesias aún no están claros. Fuentes socialistas señalan que la intención es dejar todo cerrado "antes de Nochebuena", para que el Gobierno vaya preparando el terreno durante las fiestas navideñas. Es decir, la idea es que funcione a toda marcha con el nuevo año y especialmente tras el último festivo, que corresponde al Día de Reyes. Esto implica que las votaciones de investidura se produzca apenas dos semanas después de la constitución de las Cortes, prevista para el día 3 de diciembre.

Una sesión clave a la que, de producirse en estos momentos, Sánchez no tendría asegurado recibir la confianza de la cámara para ser presidente. La principal baza con la que esperan contar tanto PSOE como Unidas Podemos es la abstención de ERC, que afronta una decisión muy delicada para sus intereses electorales. Pero Moncloa ya está buscando fórmulas de diálogo que allanen la confianza con los dirigentes del partido independentista y permitan así acabar con la situación de provisionalidad por la que ya se han celebrado dos elecciones generales en el mismo año. 

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