Frente a los perfiles políticos de Podemos

Sánchez crea un batallón económico para generar confianza... ¿Y aguantar 4 años?

Sánchez crea un batallón económico para sortear los fallos de ZP... ¿y para 4 años?
Sánchez crea un batallón económico para sortear los fallos de ZP... ¿y para 4 años?
PSOE

El consejo de ministros del primer Gobierno de coalición de la democracia tendrá al menos diez perfiles económicos. Empezando por el presidente, que es doctor en la materia, y dos vicepresidentas de esa misma ortodoxia, Nadia Calviño y Teresa Ribera, más de un tercio de los ministerios estarán integrados en este área considerada "prioritaria" durante esta legislatura para Pedro Sánchez. El equipo trabajará, además, con una máxima: "Calviño manda" y "Montero comunica". Desde el punto de vista operativo, queda la duda de qué pasará con el Departamento de Asuntos Económicos de La Moncloa y su posible reconversión en Oficina Económica. Pero desde el lado más político, la gran incógnita con la que sale este Ejecutivo y que está al filo de la calle es su durará los cuatro años de la legislatura, algo que casi nadie ve claro ahora. 

Si el batallón de gestores técnicos formados en economía es una garantía de cara a  la gestión de la desaceleración económica, el problema se plantea en el logro de las mayorías necesarias para sacar adelante en el Congreso todas las iniciativas parlamentarias que se van a poner sobre la mesa. Según las informaciones publicadas, son más los que le dan una vida corta al nuevo Ejecutivo que quienes confían en que se agotará la legislatura. El primer escollo serán los Presupuestos, para los que es imprescindible el 'sì' de ERC y la mayoría absoluta, al igual que para otras leyes orgánicas que se quieran aprobar. Pero el devenir de las negociaciones con los separatistas, el encaje de los recién llegados ministros de Podemos y los más liberales del PSOE, como Nadia Calviño, o el bloqueo de layes fundamentales para seguir adelante, puede dar al traste con un mandato basado en el pacto a todos los niveles que llega después de un parón político de año y medio, y está marcado por el escepticismo. 

Sánchez y nueve más integrarán el equipo económico del Gobierno. En él hay veteranos y noveles. Liberales y comunistas. Socialistas, morados e independientes. Y más técnicos que políticos. El presidente ha configurado el Gobierno en tres compartimentos: uno económico, con Calviño al frente; otro político, con Carmen Calvo liderando; y un tercero social, delegado en Pablo Iglesias. El protocolo de coordinación firmado entre PSOE y Unidas intentará engrasar el día a día. Moncloa es contundente: "La gestión económica será prioritaria para el nuevo Gobierno y se situará en el primera línea".

Las vicepresidentas de Asuntos Económicos y de Transición Ecológica y Reto Demográfico son quienes más galones tendrán, según detallan fuentes de La Moncloa. Calviño, explican, "coordinará los asuntos económicos", lo que implica que seguirá manteniendo la presidencia de la Comisión Delegada de Asuntos Económicos. Por esa reunión pasan todas las medidas de la materia que llegan a consejo de ministros. Conservará también la interlocución con Bruselas, con los grandes empresarios, con los inversores internacionales... y sumará una responsabilidad más que el Ejecutivo califica de prioritaria: la digitalización de Administración pública

Ribera, por su parte, sube en el escalafón a una vicepresidencia y, de paso, le arrebata a Iglesias el asiento en foros internacionales de primer nivel. La transición ecológica, bautizada como el 'green new deal', será una política central para este Gobierno y eso implicará una transformación radical de la economía, tal y como ya ha advertido Sánchez. Su principal reto es la inminente Ley del Cambio Climático que ha prometido el presidente aprobar en los primeros meses de legislatura. Suma, además, las competencias para hacer frente al reto de la despoblación en la España vaciada.

María Jesús Montero gana peso y complicaciones en el renovado consejo de ministros. Presupuestos -claves para dar estabilidad al Gobierno-, reforma de la financiación autonómica, los nuevos impuestos... Hasta ahí nada nuevo. Pero Sánchez le ha encargado una nueva función: la portavocía, hasta ahora en manos de Isabel Celaá. Con este movimiento, la sevillana también suma puntos para la sucesión de Susana Díaz en el PSOE de Andalucía. Será, además, una de las ministras que se encarguen de engrasar la relación con Unidas Podemos gracias a su buena relación con el nuevo portavoz morado en el Congreso, Pablo Echenique.

La Seguridad Social estará en manos de José Luis Escrivá, que deja la presidencia de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef). El ministerio, de nueva creación, abordará cuestiones capitales como la reforma del sistema de pensiones. El Ministerio de Exteriores también tendrá un marcado perfil económico. Así lo destacan desde Moncloa: "La diplomacia económica será prioritaria". La elegida ha sido Arancha González Laya, una donostiarra de larga trayectoria en organismos internacionales de este ámbito. Continuará Reyes Maroto al frente de Industria y José Luis Ábalos en el rebautizado ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana. En esta última competencia se incluyen las relativas a la vivienda. También seguirá Luis Planas en Agricultura, un ministerio con claras connotaciones económicas. Su misión primordial: amarrar el futuro de la Política de Agraria Común (PAC) cuando está a punto de iniciarse las conversaciones para los próximos presupuestos comunitarios 2021-2027.

A este grupo hay que sumar los dos perfiles económicos que pertenecen al área de Unidas Podemos en el Gobierno: Yolanda Díaz, al frente de Trabajo; y Alberto Garzón, en Consumo. La gallega se queda con un ministerio descafeinado pero que dará la batalla por la derogación de la reforma laboral, principalmente. El líder de IU, por su parte, ha asumido las competencias en materia de juego, una de las políticas esenciales para los morados. No se anticipa una relación del todo sencilla entre dos afiliados al Partido Comunista (PCE) y la vicepresidenta Calviño.

La principal ausencia del nuevo consejo de ministros es la de Magdalena Valerio, exministra del desdoblado Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, que se ha caído de la primera línea del Gobierno. Hasta el pasado jueves su nombre sonaba con fuerza para continuar pero finalmente Sánchez le ha comunicado que no se sentará en las reuniones de los viernes en Moncloa. La decisión llama la atención pues la extremeña afincada en la Alcarria acompañó a Pedro Sánchez en la travesía por el desierto cuando volvió a Ferraz tras el aciago comité federal del 1 de octubre de 2017.

Es el núcleo duro económico de Sánchez, sin olvidar a su equipo del Departamento de Asuntos Económicos de Moncloa liderado por Manuel de la Rocha. Con ellos dará la batalla durante la legislatura. El objetivo es evitar caer en los errores que cometió el equipo de José Luis Rodríguez Zapatero y hacer frente a los problemas económicos que puedan ir surgiendo. Los últimos datos no invitan al optimismo pero también es cierto que el crecimiento parece que se puede cronificar en el entorno del 1%. Eso permitiría al Gobierno ir avanzando al más puro estilo italiano, sin grandes alegrías pero también sin el tsunami de la crisis. Eso si no surge un cisne negro, es decir, un suceso de gran impacto que haga temblar los cimientos de la economía.

Sánchez ha diseñado junto a Iglesias un programa económico eminentemente socialdemócrata trufado con algunos guiños a Unidas Podemos. El aspecto más controvertido es la citada derogación de la reforma laboral, considerado toda una afrenta para el Ibex 35 y la gran empresa en general. Esa hoja de ruta también concreta un incremento del gasto social sufragado con una reforma fiscal en la que se penalizará a quienes más ganan. Destaca la subida del Impuesto de Sociedades a una tasa nominal mínima del 15% del resultado, con un recargo especial para bancos y compañías de hidrocarburos que lo situarán en el 18%, el nuevo IRPF para las rentas más altas, la tasa Google y la tasa Tobin. El Gobierno ya echó cuentas en los pasados Presupuestos y espera recaudar unos 5.000 millones más al año. 

El principal reto político al que va a tener que hacer frente este consejo de ministros es Cataluña. Y ese puede ser el cisne negro que lo altere todo. Los Presupuestos siguen estando en manos de ERC y su aprobación dependerá de la mesa de negociación bilateral que se abrirá, sí o sí, antes de que acabe enero. Es un compromiso firmado por PSOE y ERC. Si hay avances habrá cuentas públicas. A la ecuación hay que sumar la posible convocatoria anticipada de elecciones autonómicas y ahí todo es incertidumbre. ¿Seguirá gobernando JxCAT y ERC? ¿O surgirá un tripartido con los republicanos, PSC y los comunes? Los independentistas, por cierto, han arrancado la legislatura fuerte con una batería de 200 preguntas parlamentarias al Gobierno y la petición de comparecencia del ministro del Interior por la detención de los CDR del 23 de septiembre. 

Otro aspecto que quiere cuidar Sánchez es la relación con sus socios de Unidas Podemos. El Gobierno de coalición es todo un reto para dos partidos que pelean por el mismo electorado y que hasta hace algo más de dos meses se dedicaban toda clase de ataques. Ahora el líder del PSOE no tiene insomnio pero sí un Ejecutivo en minoría que va a tener que mirar a otras partes del arco parlamentario para poder gobernar en una legislatura que ya ha arrancado bronca. Hasta el Rey lo ha admitido. 

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