Moncloa ha tenido que solucionar varios "fuegos"

Quién le quita el sueño a Sánchez: ocho crisis con ministros ajenos a Iglesias

El líder del PSOE basó su campaña en que no dormiría tranquilo con líderes morados en su Gobierno. La relación con Pablo Iglesias es diaria.

Iglesias y Sánchez
Quién le quita el sueño a Sánchez: cinco crisis con ministros ajenos a Podemos
José González | EFE

Un Gobierno entre PSOE y Unidas Podemos era "inviable" para Pedro Sánchez porque "no dormiría tranquilo, como el 95% de los españoles" si la cartera de Derechos Sociales, Trabajo o Consumo estuviera en manos de Pablo Iglesias o de un dirigente sin experiencia en gestión pública de En Marea o En Comù Podem. Estas ideas las pregonó el hoy presidente en la última campaña electoral, pero la realidad del 10-N le obligó a sentarse en menos de 48 horas con la formación morada y poner en marcha el primer Gobierno de coalición de la democracia. Han pasado ya cinco meses desde el primer consejo de ministros y las crisis -Covid aparte- superan ya la media docena. Las principales y más preocupantes han venido de ministerios del PSOE o, incluso, del grupo parlamentario en el Congreso, lo que ha obligado a que Moncloa se haya tenido que movilizar para apagar varios de estos "incendios". Algunas, además, han venido solas pero otras han sido errores no forzados, algo que en el tenis se paga caro en el juego. 

Los ministerios empiezan a mirar ya hacia la nueva fase de recuperación. Ya han dejado atrás la etapa de contención provocada por la pandemia y comienzan a intercambiarse documentos sobre las políticas a poner en marcha en la "nueva normalidad". Es momento de pasar a la acción, dicen en Moncloa, una vez blindados todos los ministros y habiendo dejado claro que no habrá ceses, al menos por el momento. Otra cosa es que Arancha González Laya salga camino de la OMS y eso obligue a algún ajuste "puntual". Es momento, añaden desde el seno del Ejecutivo, de empezar a poner en marcha el programa de Gobierno común, una estrategia que arranca este mismo martes con la aprobación de la Ley de Infancia

Pero atrás quedan una serie de crisis, hasta ocho, que hicieron a Moncloa activar la llamada "alertas 5". Algunas de ellas surgieron ajenas al propio Sánchez, como el pacto con EH Bildu, pero todas requirieron de su intervención o la de su gabinete dirigido por Iván Redondo.

Carmen Calvo: la crisis con ERC y el viaje a Cataluña

Uno de los momentos más problemáticos para la coalición ocurrió el 30 de enero. La crisis del Covid quedaba lejos aún cuando Carmen Calvo dejaba en el aire la reunión entre el presidente y Quim Torra para preparar la Mesa de Diálogo. Hasta después de las elecciones en Cataluña no habría encuentro, dijo la vicepresidenta primera. La reacción de ERC, socio clave en la investidura y de futuro, fue inmediata para mostrar su profundo malestar con la congelación de esa relación bilateral. El "incendió" obligó a Moncloa a actuar. La situación se recondujo tras una visita de Gabriel Rufián al complejo presidencial y se completó, días más tarde, con un viaje de dos días de Sánchez a Barcelona para tender puentes. 

José Luis Ábalos: el caso Delcy

Casi de forma paralela al momento bronco con ERC le estallaba a José Luis Ábalos el caso Delcy. La visita exprés de la vicepresidenta venezolana causó más de un quebradero de cabeza en Moncloa y, de nuevo, el implicado era otro 'general' del Gobierno, un ministro con galones dentro del Ejecutivo y del PSOE. Las diferentes versiones del encuentro en Barajas fueron complicando todo aún más. Fueron días y semanas de tensión. Mientras tanto los ministros de Unidas Podemos se dedicaron a cerrar con empresarios y sindicatos la subida del Salario Mínimo Internacional (SMI) a 950 euros. Fue una de las paradojas del primer mes de Gobierno de coalición: mientras Calvo y Ábalos se veían envueltos en la polémica, Pablo Iglesias y Yolanda Díaz conseguían un primer acuerdo social.

Luis Planas: la crisis del campo

En febrero estalló otra polémica que aún no se ha solucionado y que amenaza con reverdecer en cualquier momento. Se trata de la crisis del campo que, sumada a la situación de precariedad en algunos sectores, está siendo  monitorizada por el Gobierno para intentar controlar las protestas. Los agricultores y ganaderos lograron durante esos días previos a la pandemia paralizar varias carreteras y se plantaron ante el Ministerio de Agricultura. Luis Planas, ministro también nombrado por el PSOE, tuvo que esforzarse para y va a tener que seguir haciéndolo en plenas conversaciones con Bruselas de cara al próximo marco financiero plurianual. 

La solución que dio Planas a esa primera oleada de la crisis del campo fue la prohibición de la venta a pérdidas. Fue una medida importante pero que, como decimos, no ha terminado de pacificar al sector. Un detalle importante de ese decreto es que el borrador inicial del mismo contenía una referencia a que jubilados y pensionistas podrían, junto a jóvenes, parados e inmigrantes, poder ser contratados para labores agrícolas. Tras un debate en el consejo de ministros el Gobierno eliminó esa referencia del texto final.

Adriana Lastra: el pacto con EH Bildu y la reforma laboral

Otro problema que tuvo que solucionar Moncloa prácticamente a la carrera fue la crisis del pacto con EH Bildu. Fue una negociación a nivel parlamentario, entre PSOE y Unidas Podemos, y que provocó un fuego cuyas consecuencias aún se palpan en los pasillos del Congreso. Las miradas se dirigen en este caso hacia Adriana Lastra, la portavoz socialista y miembro de los 'maitines' semanales en Moncloa. La situación, de gran tensión, obligó al equipo de Sánchez a intervenir y a mandar, vía Ferraz, una nota explicativa para aclarar que no se iba a derogar toda la reforma laboral, al menos, como estaba planteando en el documento suscrito. 

La vicepresidenta económica Nadia Calviño también tuvo su papel destacado en unas horas de infarto para el Gobierno, especialmente para el ala socialista. Pero las explicaciones que ofreció la responsable del área económica de la coalición contradicen lo que pactaron Sánchez e Iglesias en diciembre. En concreto, la vicepresidenta tercera afirmó que "sería absurdo y contraproducente" derogar la reforma laboral y, sin embargo, el pacto de Gobierno es claro: "Drogaremos la reforma laboral" y "recuperaremos los derechos laborales arrebatados por la reforma laboral de 2012". Cristalino.

Fernando Grande-Marlaska: la Guardia Civil

Pero la madre de todas las crisis durante este tiempo quizá haya sido la de la Guardia Civil y, de nuevo, el implicado ha sido un ministro del PSOE: Fernando Grande-Marlaska. Se esperan más ceses y nombramientos en Interior pero, de momento, la orden que ha impartido el Gobierno es la de cerrar filas con el titular del departamento. La figura de Marlaska, pese a que cuenta con el apoyo total de Sánchez, queda tocada y la imagen del Gobierno en general ha sufrido. En este caso el área de Podemos ha asistido a todo como mero espectador, a pesar de que entre medias se han cruzado tres palabras 'fuerza' para el partido de Pablo Iglesias: "Cloacas de Interior".

El 'affaire' de Marlaska es interpretado en el seno del Gobierno como un gol en propia puerta de los que nunca deben producirse. Los problemas estallaron en un momento, además, donde era el principal partido de la oposición el que, a través de Isabel Díaz Ayuso y su polémica con el apartamento de Kike Sarasola, estaba protagonizando los titulares políticos. La bronca ha dejado, además, heridas abiertas con otra ministra del PSOE, Margarita Robles, que se ha desmarcado de su compañero de profesión. Esta situación, la de dos ministros de un mismo partido que no se han apoyado, no se ha producido de momento en Unidas Podemos.

Los morados solo han entrado en el asunto a través de unas declaraciones del ministro de Consumo, Alberto Garzón, y del portavoz de los comunes en el Congreso, Jaume Asens, aupado este sábado a la cúpula de Podemos. Ambos han abonado la teoría de que algunos elementos del Instituto Armado estarían alentando actitudes golpistas, palabras que rápidamente fueron corregidos por la ministra portavoz, María Jesús Montero. Los morados, en definitiva, han apoyado y seguirán haciéndolo a sus socios en este asunto considerado también de "alerta 5".

Reyes Maroto: la apertura de las fronteras al turismo

La última de las polémicas políticas la han protagonizado dos pesos pesados del consejo de ministros. La ministra de Industria, Reyes Maroto, y su compañero en Transportes, José Luis Ábalos. Ambos avanzaron esta misma semana que España abriría sus fronteras al turismo internacional antes del 1 de julio. Pero Moncloa tuvo que intervenir de nuevo para, a través de una "nota aclaratoria", dejar claro que no iba a ser así. Segunda intervención de la Secretaría de Estado de Comunicación en apenas dos semanas, tras el caso Bildu para apaciguar la situación.

Los problemas de comunicación y descordinación

La comunicación del Gobierno, por cierto, también ha tenido sus problemas. Solo basta echar la vista atrás para recordar el anuncio de las salidas de los menores a la calle y lo que ocurrió. Sánchez anunció que los niños iban a poder salir "un rato al día" pero 48 horas después la ministra portavoz, María Jesús Montero, afirmó que solamente podrían acompañar a los adultos a hacer las tareas básicas que les están permitidas, como ir al supermercado. También hubo descordinación con el Ingreso Mínimo Vital y el momento de su aprobación cuando la misma Montero aseguró que la medida tardaría "meses" en llegar. Pero la realidad final fue otra y el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, pudo anunciarla, junto al equipo de Derechos Sociales, el último día laborable de mayo.

Las crisis de UP: de la guía laboral de Díaz al caso Dina

Los cinco miembros de Unidas Podemos que se sientan en el consejo de ministros también han tenido sus crisis. No han sido, ni mucho menos, ajenos a los problemas, pero estos no han llegado a las mismas cotas que sus compañeros del PSOE. Garzón, por ejemplo, se vio en vuelto en una polémica con el sector turístico al hablar de precaridad. Basta recordar también la polémica guía laboral de Yolanda Díaz en el Ministerio de Trabajo al inicio del Covid o, anteriormente, la ley del 'sí es sí' de Irene Montero que levantó ampollas en el seno el consejo de ministros con Calvo y Juan Carlos Campos (Justicia) y que finalmente salió adelante gracias al impulso personal de Sánchez. O, aunque afecta a Unidas Podemos y no al Gobierno, el caso Dina y la tarjeta de móvil que acabó destruida. Ninguna de estas situaciones, en definitiva, han llevado al 'core' de Moncloa a intervenir.

Estas han sido las polémicas, los "incendios" o los momentos "alerta 5" pero, pese a todo, la coalición entre PSOE y Unidas Podemos continúa engrasada. De ello se encargan personalmente Sánchez e Iglesias, junto a sus equipos de más estrechos colaboradores. El vicepresidente segundo acude a todos los maitines de los lunes en Moncloa, lo que indica que ya no le quita el sueño al presidente. Además, cada jueves suele reunirse con el jefe del Ejecutivo en torno a una mesa y un mantel. Dicen en Moncloa que es en ese cónclave, a solas, donde ambos dan un verdadero impulso al día a día. El insomnio y la desconfianza por no haber gestionado antes la cosa pública se ha transformado en complicidad en apenas cinco meses. 

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