Sánchez fija a Iglesias como su socio prioritario y aplaza el Gobierno al 27-M

Sánchez e Iglesias este lunes en La Moncloa
Sánchez e Iglesias este lunes en La Moncloa
Presidencia

La ronda de contactos del ganador de las elecciones generales con los tres principales líderes de la oposición finaliza con una clara conclusión: Sánchez pretende apoyarse principalmente en Unidas Podemos durante la próxima legislatura. Para el presidente en funciones Iglesias es su socio prioritario y así quedó reflejado en la reunión que ambos líderes mantuvieron este martes en La Moncloa. De ella ha salido el compromiso de iniciar una negociación discreta pero, a la vez, sin prisa. Hasta que no pase el 26 de mayo no habrá movimientos de calado.

Fuentes gubernamentales explican a La Información que el objetivo de Sánchez es establecer con Iglesias "una base de trabajo legislativo" conjunto para garantizar que se ponga en marcha la agenda de la izquierda. Es exactamente lo que han hecho durante los diez meses posteriores a la moción de censura, conformar una mayoría progresista capaz de sacar adelante esos acuerdos que se quedaron en el tintero por no poder aprobar los Presupuestos Generales del Estado. 

Estas fuentes de Moncloa añaden que el presidente en funciones pretende conformar con Unidas Podemos "una mayoría de progreso que garantice la viabilidad de un proyecto" de izquierdas. "Es el momento de dar un nuevo impulso a los ejes políticos que ambos, Sánchez e Iglesias, comparten: regeneración democrática, justicia social, limpieza. Son elementos que ya han marcado este tiempo y que protagonizarán la nueva legislatura", finalizan desde el entorno del líder de los socialistas.

¿Cómo hacerlo? Desde el equipo de Sánchez aseguran que "es pronto". "Ya hablaremos". Es decir, ahora Pedro Sánchez se prepara para poner en marcha la maquinaria electoral de cara al 26-M, lo que paralizará las negociaciones para la investidura hasta el 27 de mayo. Hasta entonces Moncloa no tomará decisiones de calado. Habrá que esperar, por tanto, para conocer si Sánchez pretende gobernar en solitario o está dispuesto a dar entrada en su Consejo de Ministros a dirigentes morados.

Dos días de reuniones en Moncloa

Las visitas de Pablo Casado, Albert Rivera y Pablo Iglesias a La Moncloa han finalizado con una conclusión clara: no hay, a día de hoy, pactos cerrados, solo declaraciones de intenciones. La estrategia electoral manda. Sí que existe cierta sintonía entre Sánchez e Iglesias, o al menos predisposición a caminar de la mano, pero el líder del PSOE es consciente de su hegemonía en las urnas y de la actual debilidad del socio con el que intentó aprobar los Presupuestos. El 'sorpasso' que no fue queda lejos y, pese a la ambición del secretario general de Unidas Podemos de llegar a hablar de un "Gobierno de coalición", en Moncloa prefieren esperar al 27 de mayo.

Con Rivera el acuerdo es claramente imposible. Era la coalición soñada por la gran empresa y los números dan. Pero los vetos cruzados son claros y Ciudadanos se prepara para intentar erigirse en el principal partido de la oposición en el nuevo Parlamento. Fuentes de la formación naranja daban por seguro que las elecciones no se repetirían y que Unidas Podemos sería quien facilitaría finalmente la investidura de Sánchez: "Si hay nuevas elecciones el PSOE barre a Podemos", comentaban ayer tras la visita de su líder al palacio presidencial.

Con Casado la sintonía es escasa o más bien nula. PSOE y PP son los dos partidos que deberían llegar a grandes acuerdos, como la reforma del sistema de pensiones o del modelo de financiación autonómica, pero caminan por caminos alejados. A ello hay que añadir la profunda crisis en la que está sumida la cúpula popular, que viene de cosechar el peor resultado de su historia y que se enfrenta el 26 de mayo a un 'match ball'. Casado quiere seguir sí o sí y Sánchez prefiere mantenerse al margen. En el sanchismo recuerdan que Rajoy actuó con 'guante blanco' durante la cruenta batalla que libró el hoy presidente del Gobierno contra el aparato del partido en el Comité Federal del 1 de octubre y en las primarias. Por eso no quieren ser menos en Ferraz de cara a una crisis que esta vez, desde hace muchos años, se vive en el bando rival.

Próxima negociación: la Mesa del Congreso

El viernes, en definitiva, arranca la campaña que tendrá un punto y aparte el día 21. Ese martes se compondrán las nuevas Cortes, lo que supondrá el aterrizaje de los 24 diputados de Vox en el hemiciclo. Y antes hay que negociar la composición de la Mesa, el órgano de Gobierno de la Cámara. Todas las formaciones dan por seguro que la presidencia, tanto de Congreso como del Senado, corresponderá al PSOE. Ya circula incluso los nombres de Carmen Calvo y de Cristina Narbona para erigirse en sucesoras de Ana Pastor y de Pío García Escudero, respectivamente. En la Cámara Alta los socialistas gozan de mayoría absoluta, por lo que podrán controlarla a su antojo. El problema viene en el Congreso.

En estos momentos, la disyuntiva se encuentra entre si dar entrada o no a Vox (24 diputados) y a ERC (15 escaños) en la Mesa de la Carrera de San Jerónimo. En las conversaciones de estos días en Moncloa se ha hablado de ello y todo indica que se quedarán fuera. Según los planes iniciales el PSOE tendría tres puestos, el PP dos, Ciudadanos otros dos y Unidas Podemos los dos restantes. La extrema derecha, los independentistas catalanes y el PNV quedarían, por tanto, exclusivos de estos puestos claves para controlar el día a día parlamentario. Y habría "mayoría progresista" en la Mesa.

Desde Moncloa valoran, eso sí, que "estas tomas de contacto han demostrado en apenas dos días que el diálogo institucional es posible, incluso desde el antagonismo". "Valoramos la recuperación de la institucionalidad y de los siempre necesarios espacios de comunicación entre las fuerzas políticas. Es un mensaje que la ciudadanía reclamaba y que los líderes de los cuatro partidos mayoritarios han sabido interpretar", añaden.

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