Sánchez fija la investidura el 23 de julio y prevé otras elecciones el 17 de noviembre

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez / EFE / ARCHIVO
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez / EFE / ARCHIVO

Pedro Sánchez ha fijado el 23 de julio como fecha de su primer intento de investidura. El candidato socialista ha hablado a primera hora de la mañana desde Bruselas con Meritxell Batet, la presidenta del Congreso, y en esa conversación telefónica han decidido acordar los días de ese debate y votación iniciales que, si no hay cambios de última hora, el socialista perderá por el voto negativo de PP, Cs y Vox, entre otras formaciones. Se cumple así el calendario que manejaba Moncloa y que fue adelantado en estas páginas la semana pasada.

La opción de Sánchez ha sido la misma que ideó Mariano Rajoy en 2016. Así, el candidato socialista iniciará el debate el 22 de julio con su intervención en solitario. Se garantiza así copar los titulares durante esa tarde, sin posibilidad de réplica. El resto de grupos parlamentarios, comenzando por el PP, intervendrá al día siguiente, el 23 de julio. Y esa misma tarde se celebrará la votación.

Sánchez se da así más de veinte días de plazo para intentar una negociación 'in extremis' que pueda convertirle en presidente del Gobierno. De momento, PP, Cs y UP están anclados en el 'no es no', pero Moncloa no descarta un giro de los acontecimientos en estas tres semanas que quedan para ese debate y posterior votación de investidura. 

Moncloa todavía no ha decidido si abrirá una segunda ronda de contactos con Pablo Casado, Albert Rivera (que no quiso ir a reunirse con Sánchez) y Pablo Iglesias a lo largo de estas tres semanas. Es una opción que se encuentra sobre la mesa y que decidirá el candidato socialista tras regresar de Bruselas donde este martes tiene previsto cerrar la composición de la cúpula de la UE.

Elegir esta fecha implica que Moncloa ya piensa en unas segundas elecciones en noviembre. En concreto, cumpliendo los plazos que marca la Constitución, el Gobierno en funciones prevé que esos comicios se celebren, si no se produce un giro de las posiciones, el 17 de noviembre.

La elección del 23 de julio como fecha de la primera votación de investidura implica que la segunda se deberá celebrar 48 horas después, el 25 de julio. Moncloa maneja la opción de que, tal y como se encuentran las negociaciones, el candidato no saldrá elegido y, por tanto, la presidenta del Congreso emplazará a los grupos políticos a una investidura 'in extremis' para el día 21 de septiembre, sábado. La segunda votación sería 48 horas después, el 23, lunes. Y a partir de ahí, si no hay acuerdo para designar presidente, se estos dos últimos días se convocarían las nuevas elecciones.

La Carta Magna marca que entre el decreto de disolución de las cámaras y de convocatoria de nuevas elecciones y los comicios han de pasar 54 días. Por tanto, para que las elecciones se celebren el 17 de noviembre el texto sancionado por el Rey deberá entrar en vigor el mismo martes 24 de septiembre.

En estas circunstancias, Sánchez irá a una primera investidura para perderla. El 'no es no' de PP, Cs y UP llevará al ganador de las elecciones a subirse a la tribuna del Congreso con únicamente el apoyo de los 123 diputados del PSOE, a todos modos insuficientes. Sin embargo, no es la primera vez que Sánchez fracasa en una votación de investidura. Ya lo hizo en 2016, en marzo, cuando se presentó con un pacto de Gobierno entre PSOE y Ciudadanos. Entonces contaba con siete diputados más, 130 síes, pero fracasó por la negativa de Podemos de incorporarse al acuerdo. El candidato socialista también perdió la segunda votación.

PP, Cs y UP, anclados en el 'no es no'

La opción más plausible contemplada por los socialistas, un "Gobierno de cooperación" con Unidas Podemos, quedó la semana pasada rechazada después de que Irene Montero afirmara que Sánchez prefiere un pacto con la derecha. Adriana Lastra desmintió inmediatamente estas declaraciones, lo que complica aún más el acercamiento. Pablo Iglesias sigue exigiendo ministerios y Pedro Sánchez no contempla esta opción.

Los socialistas también ven realmente difícil un giro de los 57 diputados de Ciudadanos, más si cabe tras el resultado de la votación de la ejecutiva del pasado lunes y después de las dimisiones de Toni Roldán y Javier Nart. Los críticos son clara minoría y, a pesar de estar liderados por Luis Garicano, no se sientan la mayoría en el Congreso. Solo tienen acta Ignacio Prendes y Marta Martín, dos de los que se abstuvieron sobre la postura de abrir una negociación con el PSOE.

El PP, por su parte, no ve motivos para abstenerse en una votación de investidura. Fuentes cercanas a Casado explican que Sánchez no les ofrece ninguna confianza debido a que los últimos movimientos de los socialistas (dar la presidencia del Parlamento a Geroa Bai en Navarra o no permitir que Xavier García Albiol gobierne en Badalona) son considerados ofensas para ellos. Descartan, por tanto, facilitar el Gobierno de Sánchez para que luego pase a pactar los Presupuestos y otras leyes importantes con Unidas Podemos y las formaciones independentistas.

el precedente de 2016

Rajoy declinó una investidura y perdió otra

Mariano Rajoy declinó en 2016 presentarse a la investidura al no contar con los apoyos necesarios. Dejó pasar su turno y Sánchez sí dio el paso. Eso llevó a que el líder del PSOE activara el "reloj de la democracia" y, tras dos meses de negociaciones sin acuerdo, se convocaran las segundas elecciones. Tras las elecciones del 26-J Rajoy se presentó a su primera sesión de investidura y también la perdió. Tras intensas negociaciones y presiones, un rocambolesco Comité Federal del PSOE facilitó 'in extremis' la investidura del líder del PP.

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