Tras casi cuatro años trabajando juntos

Sánchez y Redondo rompieron por las competencias que quería en el Gobierno

El presidente y su exjefe de gabinete hablaron durante semanas de su continuidad. Negociaron incluso un ministerio pero con un contrapoder: Félix Bolaños. Malestar en Moncloa por los enfrentamientos continuos.

Iván Redondo, el hombre en la sombra detrás de Pedro Sánchez y verdadero zar todopoderoso de Moncloa./ EFE
Sánchez y Redondo rompieron por las competencias que quería en el Gobierno
EFE

Un problema de competencias ha terminado con los cuatro años de relación profesional y hasta personal entre Pedro Sánchez e Iván Redondo. El todopoderoso director de gabinete del presidente se despidió este lunes por la mañana de su equipo de colaboradores y dejó el despacho en el edificio de Semillas, en la conocida como 'ala oeste' de Moncloa, decenas de cajas con sus pertenencias para ser recogidas. Su sustituto, Óscar López, ya pisó las instalaciones presidenciales para ir familiarizándose con el complejo. No ha habido una salida tormentosa ni reproches, sino una falta de sintonía a la hora de configurar los nuevos poderes de unos y otros.

¿Qué pasó en las últimas semanas entre Sánchez y Redondo? Se acaba una etapa que en el entorno de Sánchez definen incluso como "amistad" por un desacuerdo entre presidente y su ya exjefe de gabinete. Diferentes fuentes de Moncloa reconstruyen lo ocurrido tras el 4 de mayo, que fue el momento decisivo para que el jefe del Ejecutivo pusiera en marcha la catarsis gubernamental del pasado fin de semana. Hay diferentes versiones en algún punto pero todas coinciden en un mismo aspecto: "Pedro e Iván no llegaron a un acuerdo a la hora de cerrar el nuevo Gobierno y acabaron separándose".

Sánchez y Redondo venían hablando de la crisis de Gobierno desde, al menos, la tercera semana de mayo. Las consencuencias de la victoria de Isabel Díaz Ayuso en las elecciones madrileñas y el 'sorpasso' de Más Madrid al PSOE todavía seguían provocando que la tierra temblara en el sanchismo. El presidente comenzó a hablar entonces con sus colaboradores más cercanos sobre esos cambios de ministros y contó con Redondo. Aquí las versiones difieren: en el entorno del exjefe de gabinete aseguran que fue el presidente quien le ofreció un puesto en el renovado Consejo de Ministros, mientras que otras fuentes de Moncloa afirman que fue petición de Redondo. En cualquier caso es algo secundario. Lo importante y relevante es que Sánchez  y Redondo hablaron de sus competencias en esos días de mayo.

Fueron conversaciones prolongadas, en Moncloa, en las que Sánchez y Redondo negociaron el papel político que podría llegar a tener el entonces jefe de gabinete en el nuevo Gobierno. Redondo quiso tener funciones amplias  y, según fuentes de su entorno, planteó al presidente disponer de plenos poderes para conformar un Ministerio (hablaron que sería el de Presidencia) para poder poner en marcha una segunda mitad de legislatura en la que plantar cara a la férrea oposición que ya está demostrando el PP de Pablo Casado. Había, incluso, un equipo diseñado ad hoc.

Sánchez, por su parte, según las fuentes consultadas, quiso tener un contrapeso en el seno del Consejo de Ministros y restar poder a Redondo. Surgió entonces el nombre de Félix Bolaños, el hasta el sábado número dos del gabinete (para conocer cómo se configuraba el poder el Moncloa es preciso explicar que Redondo y Bolaños ocupaban alas paralelas en el complejo de Semillas). Sánchez quiso repartir el poder también con Bolaños y es ahí donde las conversaciones se rompieron. Era una cuestión de equilibrios de poder. En ese momento, según el entorno de Redondo, Sánchez le pidió que hablara incluso con su entorno familiar para repensar su continuidad en el Gobierno.

No hubo, por tanto, acuerdo entre Sánchez y Redondo por ese problema de competencias. Sin embargo, siempre según las mismas fuentes, ambos siguieron configurando juntos el nuevo Gobierno. E incluso, añaden, hubo un último intento para intentar alcanzar una entente. Sucedió el pasado martes 6 de julio. Ese día Iván Redondo todavía podría haber sido ministro. Sánchez estaba en Estonia. En Madrid, mientras tanto, Redondo cenó con dos amigos comunes de él y de Sánchez. No fueron dos miembros del Gobierno, pero sí del entorno político del PSOE. Le plantearon que continuara porque así se lo había expresado el presidente. Redondo, según su entorno, dijo que si las condiciones no cambiaban él saldría de Moncloa. 

Hubo un último intento para intentar una entente entre Sánchez y Redondo. Sucedió el martes 6 de julio en una cena

La relación profesional ese martes por la noche entre Sánchez y Redondo ya no tenía solución. Es más, los dos emisarios fueron los que comentaron a Sánchez que los cambios en el nuevo Gobierno serían el fin de semana. Pocos ministros sabían algo. Ni siquiera Yolanda Díaz, con quien Sánchez se tiró hablando toda la semana, lo supo. 

La relación personal es una incógnita. Redondo reconoce a los suyos que se marcha "contento". Presidente y exjefe de gabinete mantuvieron el mismo sábado por la mañana una última reunión a solas, en Moncloa. Se pone así fin a un periodo de cuatro años trabajando juntos a diario. El asesor que se tiraría por un barranco por su jefe quiere ahora descansar y repite el "nos volveremos a ver". Es, por tanto, un hasta luego.

Presidente y exjefe de gabinete mantuvieron el mismo sábado por la mañana una reunión a solas

Sánchez, por su parte, consigue aplacar las divisiones internas ente el PSOE y Moncloa. A Redondo le tenían ganas muchos dirigentes. Alguno, incluso, ha celebrado su salida en público. "Cuando juegas a las siete y medias y la carta que te sale es un siete, no pidas carta que te pasas", escribió el diputado por Badajoz Valentín García. La catarsis supone también una evidente pérdida de peso político. Salen José Luis Ábalos, una decisión traumática, y Carmen Calvo. Sánchez se queda sin buena parte de sus escuderos.

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