Sánchez noquea a Iglesias y refuerza su posición para formar el nuevo Gobierno

  • El inesperado revés en Madrid desinfla el entusiasmo socialista, que recupera el liderazgo sin paliativos de la izquierda tras el retroceso de Podemos
Fotografía Pedro Sánchez, noche electoral 26M / EFE
Fotografía Pedro Sánchez, noche electoral 26M / EFE

La organización del PSOE había dispuesto armar una estructura metálica en los exteriores de su sede madrileña de la calle Ferraz en previsión de una victoria electoral casi segura en las municipales, autonómicas y europeas de este 26 de mayo y para celebrar el probable cambio histórico de guardia en la Comunidad de Madrid después de 24 años de gobiernos del Partido Popular. El inesperado revés a la candidatura de Ángel Gabilondo y la no menos sorpresiva caída de Manuela Carmena a manos del bloque de derechas aconsejó moderar cualquier celebración y posponer la tradicional ceremonia del balcón para mejor ocasión.

El Partido Socialista, sin embargo, tiene cosas que celebrar. Ha ganado holgadamente las elecciones municipales obteniendo un millón de votos más que en 2015 y ganando un puñado de plazas relevantes; ha teñido de rojo el mapa autonómico, con mayorías electorales en plazas históricamente difíciles como Castilla y León, la Comunidad de Madrid o la Región de Murcia, aunque en ninguno de esos casos le hayan alcanzado para gobernar; y ha ganado las elecciones europeas por segunda vez en 25 años: la última vez fue en 2004 y también con Josep Borrell como cabeza de cartel.

La inercia de lo ocurrido en las generales permitía esperar un resultado así, pero luego las urnas tenían que transformar la expectativas en mayor poder municipal y autonómico...y así ha sido. La nómina de alcaldes y presidentes regionales socialistas podría haber sido incluso mayor de no haber mediado el desplome de Unidas Podemos. La efervescencia de 2015, a lomos de las llamadas 'confluencias', que elevaron a las formaciones de la galaxia 'podemita' al gobierno de grandes ciudades como Madrid, Barcelona, Cádiz o A Coruña y que consolidaron a la formación de Pablo Iglesias como una alternativa de gobierno en la izquierda, se ha diluido en buena medida cuatro años después. De todas esas plazas de los 'ayuntamientos del cambio', tras el 26M solo sobrevive Cádiz, tampoco especialmente alineada con la línea marcada desde Madrid.

Lo sucedido en la Comunidad de Madrid con el significativo mayor respaldo obtenido por Íñigo Errejón que ha triplicado los resultados obtenidos por la candidatura de Isa Serra, respaldada por la dirección nacional de Podemos, también atestigua la fragilidad electoral de Unidas Podemos.

El nuevo panorama ha privado probablemente al PSOE de reforzar su poder territorial, pero por otro lado ha liquidado de manera definitiva el fantasma del 'sorpasso' de 2015 y 2016 y ha debilitado la posición negociadora de Pablo Iglesias -el único líder político en no comparecer tras la noche electoral- que esta vez dispone de mucho menos capital político que ofrecer para afrontar la negociación de la futura investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno.

Tras lo ocurrido anoche, parece complicado que Iglesias pueda sentarse con Sánchez para exigir ministerios en una eventual negociación para engrasar la investidura del presidente socialista o para alcanzar acuerdos de gobierno.

Pedro Sánchez obvió anoche cualquier referencia a posibles pactos de gobierno con Unidas Podemos y orientó sus mensajes hacia el bloque de la derecha, y en concreto a Ciudadanos. "Apelo a la responsabilidad de los líderes nacionales, para no dejar en manos de la ultraderecha la estabilidad de gobiernos municipales y autonómicos. Es hora de que se levante el cordón sanitario al PSOE, que ha ganado rotundamente las elecciones", dijo Sánchez en una comparecencia sin preguntas en Ferraz. Ángel Gabilondo también se movió en esa sintonía tendiendo la mano a Ciudadanos, en un acuerdo que tampoco sumaría la cantidad de diputados suficientes para gobernar.

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