Sánchez prepara un congreso del PSOE para restar poder a los barones críticos

  • El presidente en funciones no pierde de vista el día a día de Ferraz y piensa en cómo lograr más poder. Su plan es compensar a los díscolos.
Susana Díaz y Pedro Sánchez
Susana Díaz y Pedro Sánchez
EFE

La negociación para formar un gobierno de coalición con Unidas Podemos no es el único asunto que tiene en la cabeza Pedro Sánchez. El presidente en funciones tiene muy presente en su rutina diaria la situación del PSOE, partido que maneja con plenos poderes desde que regresara a la secretaría general. Y por eso ya está pensando en maniobras internas si logra amarrar su investidura y sacar adelante los Presupuestos que está negociando a la vez que diseña el Ejecutivo. Lo que ya está ideando es el futuro Congreso Federal de la formación, en el que buscará reforzar aún más su poder frente a los barones críticos, como ha podido saber La Información. Una estrategia que también contempla ciertas compensaciones a esos jefes regionales, con Susana Díaz como uno de los objetivos principales en ese sentido.

Las intenciones del jefe del Ejecutivo en funciones es la de profundizar en esos mecanismos que le permiten estar blindado frente a los díscolos. Este reglamento interno fue aprobado en 2018, meses antes del éxito de la moción de censura a Mariano Rajoy que le permitió llegar a Moncloa. Algunas de las normas más destacadas que 'protegen' al secretario general son las de que cualquier intento del Comité Federal por cesarlo tengan que pasar por la militancia. A la que hay que sumar el límite de 90 días para que el partido esté controlado por una gestora o que los delegados del congreso sean elegido por voto secreto de los afiliados.

Estas son algunas de las armas con las que ya cuenta Sánchez para no tener problemas ante los dirigentes autonómicos que no le respaldan. Una brecha entre ambas partes que se ha vuelto a abrir tras el acuerdo con Unidas Podemos para el Gobierno, con críticas expresas de presidentes como Emiliano García Page o Javier Lambán, además de la jefa del PSOE andaluz, Susana Díaz. Un reproche motivado porque la estabilidad del Ejecutivo pueda depender de partidos independentistas como ERC. Contrarrestar el poder interno de Díaz en la federación andaluza, la más importante de todo el partido, es uno de los primeros puntos en la lista de objetivos del líder socialista. La baza con la que cuenta ahora la cúpula de la formación es la sentencia de los ERE, que ha supuesto condenas contra algunos de los 'padres políticos' de la expresidenta de la Junta de Andalucía. 

Fórmulas ante los críticos

Y es que en Ferraz no tienen claro que Díaz vaya a renunciar a dar una batalla en el congreso. Por eso, en la dirección ya están preparando varios mecanismos para desactivar a esos críticos. Para evitar que haya tensión en el Congreso Federal por parte de los contrarios al secretario general, Ferraz tiene en mente presentar candidaturas en sus territorios que cuestionen sus proyectos. Unos aspirantes que tendrían detrás al equipo del, previsiblemente, reforzado presidente del Gobierno. Lo que puede suponerles un problema para que continúen al frente de sus federaciones, ya que el respaldo de Sánchez puede inclinar la balanza entre los militantes. 

Otra idea que está sobre la mesa del equipo de Sánchez es la de compensar a esa oposición interna de distintas maneras. Una de ellas es la de que pasen a ocupar cargos importantes que les seduzcan tanto como para abandonar los liderazgos regionales. Esto supone recuperar la antigua estrategia que ya empleó el líder socialista tras las elecciones del 28 de abril, cuando ofreció a Susana Díaz que se hiciera con la presidencia del Senado. La Cámara Alta es precisamente uno de los destinos en los que suelen acabar más expresidentes de comunidades autónomas, aunque algunos como José María Barreda pasaron a ser diputados en el Congreso. Las instituciones que controlen los socialistas en el Ejecutivo de coalición también se pondrán en liza. 

Todo depende de la investidura

La celebración de este congreso está prevista para la primavera del próximo año, debido a que la prioridad en este momento es conformar un gobierno y sacar adelante unas cuentas públicas para 2020. Estos dos motivos, además de dar un poco de tiempo a que el Consejo de Ministros eche a andar, explican que se sitúe para marzo o abril. Pero los planes de Sánchez no eran estos, ya que el fracaso de su investidura en julio y la repetición electoral los trastocaron. Fuentes socialistas explican que todo apuntaba a que iba a ser convocado para este otoño, pero que los vaivenes políticos finalmente lo impidieron.

Todos estos planes están supeditados a que Sánchez pueda repetir en Moncloa a través de su pacto con Pablo Iglesias. Las fuentes consultadas aseguran que no existe preocupación ni en el PSOE ni en Unidas Podemos de que finalmente su propuesta para gobernar no salga adelante. Los ojos están puestos sobre ERC, que con sus 13 diputados puede allanar la investidura del actual presidente en funciones. Pero las opciones de Bildu o incluso de Junts per Catalunya también están sobre la mesa. Aunque esto no impide que el líder socialista piense además en cómo atesorar aún más poder en el partido para los próximos 10 años. Algo que permite el reglamento tras su reforma del pasado año, al contemplar que puede permanecer hasta tres legislaturas seguidas como secretario general.

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