El motín de los ministros más políticos rompe con el Govern y dinamita los PGE

  • Tensión en el Gobierno tras una semana 'horribilis'. Los barones intentan separarse del "PSOE de Sánchez" y defender el "partido tradicional".
El motín de los ministros políticos rompe el diálogo con Torra y dinamita los PGE
El motín de los ministros políticos rompe el diálogo con Torra y dinamita los PGE
EFE

El Gobierno de Pedro Sánchez ha vivido la semana de mayor tensión desde que llegó al poder hace ocho meses. La crisis desatada por la negociación con la Generalitat ha encendido los ánimos en el seno de un Consejo de Ministros que, hasta ahora, había sido una piña. El presidente organizó en junio una 'guardia pretoriana' muy buscada que ha trabajado unida hasta ahora, pero la polémica de Cataluña ha colmado la paciencia de destacados cargos del Ejecutivo. El motín parte de los ministros más políticos, que son clara minoría en el gabinete sanchista, pero que ya manifiestan su clara animadversión a la estrategia de mano tendida con Torra y los suyos que se mantenido hasta este viernes. 

Ha sido la primera gran crisis política y de comunicación de la era Sánchez que ha acabado en un 'me rindo' por parte de Moncloa ante la constante negativa de los independentistas. Una semana de tensión, cruce de acusaciones entre Madrid y Barcelona, conversaciones inútiles... y también de fuego amigo en el sanchismo. Fuentes cercanas al Gobierno consultadas por La Información apuntan a un profundo malestar en los departamentos que dirigen Josep Borrell y María Jesús Montero, los dos ministros -efectivamente- con un mayor perfil político de Consejo de Sánchez. "Están realmente incómodos porque creen que el Gobierno ha sobrepasado una línea roja con Cataluña", señalan las mismas fuentes. 

El titular de Exteriores, que no asistió a la reunión de ministros de este viernes en La Moncloa, declaró en un primer momento a los periodistas en el Senado que preguntaran a la vicepresidenta Carmen Calvo por el asunto catalán. Y en relación a la responsable de Hacienda, aunque no se ha posicionado públicamente, su trayectoria en el PSOE de Andalucía hace que vea esta negociación frustrada con los independentistas como un error político de bulto, aseguran. Borrell y Montero, añaden, son los dos versos sueltos del Consejo de Ministros que no terminan que encajar la errada estrategia que, hasta ahora, ha desplegado el sanchismo con Cataluña.

Las críticas de estos ministerios políticos se dirigen especialmente a Carmen Calvo, la persona que desató toda la polémica el martes por la tarde al hablar de la figura del controvertido 'relator'. El miércoles, en una entrevista en la Cadena SER volvió a rizar el rizo y a incrementar el ruido, lo que obligó a Moncloa a ofrecer una comparecencia extraordinaria en la misma mañana. El fuego amigo, por tanto, tanto en el Ejecutivo como en el PSOE, se dirige contra una vicepresidenta que ha actuado en todo momento como 'parapeto' de Sánchez, quien, por cierto, no se ha quemado mediáticamente en esta crisis.

Fuentes del Gobierno aseguran, por su parte, que Calvo tiene toda la confianza del jefe del Ejecutivo para pilotar la negociación con los independentistas y que ella es la persona "que más sabe" sobre la negociación catalana. Por eso la vicepresidenta fue también la persona que este viernes dio por finiquitadas las dos vías de diálogo con la Generalitat ante la insistente petición de los secesionistas de negociar un referéndum de autodeterminación. Esta fue la primera reacción de Sánchez:

Los PGE, la espada de Damocles

La crisis catalana llega en una semana clave para el Gobierno: el miércoles, a primera hora de la tarde, Sánchez sabrá si su Presupuestos siguen adelante o, por el contrario, se está viviendo el epílogo de su legislatura. Moncloa ha querido tender la mano hasta el último momento, intentando trasladar la presión a ERC y el PDeCAT: "Será muy difícil explicar a los españoles por qué no quieren que sobre una senda de gasto del 1,3% se pueda seguir haciendo esfuerzos de mejora y progreso", aseguró ayer viernes la vicepresidenta. Pero saben que no será fácil ya que el vicepresident Aragonès llegó a hablar ayer de "falta de coraje".

Calvo admitió que si no se aprueban las cuentas públicas la legislatura "se acorta", tal y como viene repitiendo el Ejecutivo. "Si tenemos que preparar el decreto de disolución de las Cortes se hace en diez minutos", afirmaba esta semana un alto cargo del Gobierno, explicando que la potestad le corresponde únicamente a Pedro Sánchez. Sin embargo, la número dos de Moncloa ha advertido que "sería un fraude derribar un Gobierno y convocar elecciones porque eso significa que las convoca quien no tiene potestad para convocarlas".

El 'relator', la gota que colmó el vaso

El 'relator' es un término eufemístico que el Gobierno lleva empleando esta semana para evitar utilizar el de "mediador" y separarlo así de una figura a la que se recurre en los conflictos internacionales. Moncloa y el PSOE han intentado hacer mucha pedagogía durante esta semana al respecto, repartiendo argumentarios en los que se ha insistido en cuatro ideas fuerza: que será una persona neutral y de común acuerdo de los partidos, que coordinará y ayudará en la mesa, que será garantía de transparencia y, por supuesto, en que no será un mediador ni una figura internacional. A continuación se ofrece el documento ideológico repartido entre cargos socialistas el pasado miércoles:

Pero, a pesar de este ejercicio constructivo, el equipo de Sánchez no ha podido frenar las críticas internas. En el PSOE sí que ha habido dirigentes que han alzado la voz contra la estrategia monclovita hacia Cataluña: desde Emiliano García-Page hasta Felipe González. Varios barones y exresponsables socialistas han arremetido contra su secretario general, rememorando tiempos pasados de máxima tensión: las primarias que enfrentaron a Susana Díaz y Sánchez que provocaron una profunda grieta en el partido. 

Fuentes cercanas a Moncloa indican que en el Gobierno se entienden y aceptan estas críticas. Las enmarcan en una estrategia de algunas baronías para desmarcarse de lo que llaman "el PSOE de Sánchez" y significarse como representantes del "PSOE de toda la vida" o "tradicional". "Cada uno hace la guerra por su cuenta", indican desde un partido que se juega importantes territorios el próximo 26-M y que no quiere repetir lo que le sucedió en Andalucía a Susana Díaz.

El equipo de Pedro Sánchez asumió desde el primer día en que desembarcó en el poder que la legislatura se iba a jugar en Cataluña. Así, altos cargos del Gobierno han reconocido durante estos meses, tanto en público como en privado, que la mano tendido a los independentista iba a ser la piedra de toque para el presidente, tanto para bien como para mal. Pero ERC y el PDeCAT se la han jugado a Moncloa, lo que ha provocado un profundo malestar en el gabinete del presidente con ellos. "No son de fiar", declaraban esta semana en un tono de crispación evidente. El miércoles se jugará la siguiente partida.

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