Sánchez asume un parón inesperado de la economía con los Presupuestos en el aire

  • Los indicadores económicos españoles se frenan cada vez con más fuerza, mientras el Gobierno todavía no cuenta con los apoyos para aumentar el gasto.
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El Gobierno de Pedro Sánchez vive entre algodones. A la debilidad parlamentaria, y el poco tiempo con el que cuenta, apenas media legislatura, se le ha añadido otro: la economía frena con más fuerza de la esperada. Los últimos datos en el empleo, unido a otros muchos indicadores y los cambios en los vientos de cola exteriores, señalan un parón evidente. Ahora, Sánchez deberá jugársela a intentar paliarlo con unos Presupuestos expansivos, esto es con mayor gasto, puesto que prorrogar los mismos un año más podría poner definitivamente el freno a la economía española.

Los pasos para conseguir que los próximos Presupuestos contengan mayores gastos ya los está recorriendo el Ejecutivo de Sánchez. En primer lugar, ya ha renegociado con Bruselas una senda del déficit más liviana, lo que significa que desde la UE no le pondrán pegas aumentar el gasto. Una vez logrado, el siguiente paso es aprobarlos, y eso es más complicado. El último viernes de julio, el Congreso tumbó la iniciativa de elevar el techo de gasto, paso previo a elevar el gasto en los Presupuestos. Lo volverá a intentar a finales del verano, sino lo consigue el problema se acrecentará porque la economía tras varios años de Presupuestos prolongados no da mucho más de sí, como señalan las cifras.

Quizás sin quererlo, Sánchez, ha verificado partida tras partida que la economía española prosigue en su proceso de ralentización, este pasado viernes en su intervención. "Las previsiones indican que creceremos un 2,7%", argumenta Sánchez, mientras que en el 2015 el país creció un 3,4%; en 2016 un 3,3%, y en 2017 alcanzó el 3,1%. Además, el presidente señaló que en 2018 se crearán "cerca de 455.000 empleos". La cifra es inferior a 2015 (533.186), a 2016 (540.655) y a 2017 (611.146). Por último, Sánchez indicó que "nuestras exportaciones crecieron el año pasado un 3%", mientras que en 2018, solo en el primer semestre, se han desplomado con fuerza.

Con ello, sin recurrir prácticamente a ningún indicador adelantado se pone de manifiesto, no solo que la economía crece con menos fuerza, sino que el frenazo empieza a coger velocidad. El crecimiento año a año se reduce casi un 13%, muy por encima de los anteriores años, en parte debido a que el empleo, que por primera decrece vez en tres años, cae con más fuerza: un 25%. Además, el crecimiento del segundo trimestre cayó al 0,6%, una cifra por debajo de cualquier trimestre desde 2014. Con una cifra particularmente preocupante: la aportación total del consumo privado, principal partida de la economía española, y de las exportaciones estuvo muy cerca de cero.

El hecho de que el consumo muestre problemas no es más que la prolongación de la mala, o menos buena, evolución de otro factor clave: el empleo. El parón en la creación de puestos de trabajo, en los últimos datos ofrecidos por el INE ha quedado demostrado, es un elemento clave en cualquier economía.

La evolución de una economía se mide como la suma del empleo y de la productividad, entre otras muchas forma de medirlo. En España, la productividad, lo que se produce por hora, siempre ha sido muy pobre, y su crecimiento casi residual. Por lo que al final es la creación de empleo el componente más importante para el crecimiento de la economía. Además, su importancia va más allá de la pura teoría económica, ya que es la mayor preocupación de los españoles, según el CIS, y lo lleva siendo varios años consecutivos.

Fotografía de Nadia Calviño
La creación de empleo, el componente más importante para el crecimiento. / EFE

El empleo se debe ver, o entender, como el principal motor del consumo. Obviamente, la relación empleo y consumo se afianza a través de la renta disponible del ciudadano, en resumen a más gente con trabajo mayor capacidad de consumo. A más trabajo, más renta y viceversa. En este punto, el hecho de que la creación de empleo sea más lenta, hace que el consumo no crezca al mismo ritmo que años atrás. El anterior efecto, se podría subsanar si los salarios subiesen, ya que mayores sueldos implica mayor renta para consumir más. El problema es que los salarios apenas han crecido, según el banco de España. Por lo que al final, con la creación de empleo más lento y los salarios iguales, el consumo se resiente. Al ser esta, el consumo, la partida con más peso en la economía, es evidente que esta crecerá más lenta.

La ralentización también se puede observar en los denominados indicadores adelantados, que son ratios económicos que detallaban ciertos aspectos de la economía. La evolución del empleo y el consumo de los hogares son unos de ellos, pero hay más. Otro es la denominada producción industrial, que se mide por el Índice de Producción Industrial (IPI), que según los últimos datos desaceleró en mayo por segundo mes consecutivo, medio punto hasta el 1,6% interanual. Se trata de la tasa más baja desde enero. Otro indicador, aunque tiene menos incidencia sobre el PIB (lo que los economistas denominan correlación), son las ventas minoristas, que llevan estancadas casi un año.

Porque el presupuesto es clave para Sánchez

Sánchez no tiene dudas de de que el presupuesto es la principal herramienta que tienen los políticos para afectar a la economía real y de que si el Estado tiene cierto poder para influir en la economía es a través del gasto. En realidad, tiene su lógica puesto que mayor gasto público supone mayor renta para los ciudadanos. Por ello, Sánchez busca un Presupuesto expansivo, que ayude a mejorar la renta de los españoles que ahora crece menos. Con ello, podría alargar el ciclo hasta llegar a las elecciones con la economía en un punto más alto, con el que obtener un rédito político mayor. La actuación no es nueva e incluso tiene tiene nombre propio, ‘ciclos políticos’, y incluso se estudia.

En definitiva, en este punto económico está la batalla política en España a estas alturas. Con Sánchez y el PSOE buscando un techo mayor que le permita aumentar gasto y obtener unos Presupuestos que le apoyen de cara a unas próximas elecciones. El resto de partidos también son conscientes de la situación de la economía y de las necesidades del PSOE. PP y Ciudadanos se niegan a un aumento de gasto, al que ya tienden por principios, pero también al ser conscientes de que con unas cuentas prorrogados, pueden sacar mayor rédito electoral. En el caso de Podemos, pide un aumento superior, aunque no queda del todo claro que quieran apoyar a los socialistas para que se sumen una victoria económica de cara a próximas elecciones. De ahí, que Sánchez haya avisado en su discurso que “aguantar no, avanzar sí”.

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