Sánchez tira de sus fieles para presidir las empresas públicas... con 'megasalarios'

  • El PSOE ha actuado igual que anteriormente lo hiciera el PP: ha decidido colocar a sus hombres de confianza en la presidencia de las firmas públicas.
Gráfico cargos PSOE
Gráfico cargos PSOE
Nerea de Bilbao

Los cargos presidenciales de empresas públicas han sido uno de las más codiciados obsequios que ha hecho Pedro Sánchez a sus más fieles colaboradores. Hace poco más de un año, muchos de los nombres que ahora son noticia, por su nuevo cargo, entraban de forma triunfal en Ferraz. Era el mes de junio, y un renacido Sánchez conseguía la práctica totalidad del poder en el PSOE. En aquel momento, al nuevo secretario general le seguía un colectivo de fieles que habían creído en él en sus peores momentos. Un año más tarde, cerca de un 70% de su núcleo duro, compuesto por hasta 20 personas, ya está colocado en las muchas ramificaciones que ofrece el sector público.

Jordi Sevilla ha sido el último incondicional de Sánchez -fue su asesor económico durante muchos meses- que ha sido 'ascendido' a un puesto de alcurnia por el nuevo Gobierno. Ambos fueron casi inseparables años atrás, hasta el punto de que cualquier reunión económica de Sánchez solo se celebraba si le acompañaba Sevilla. Además, el propio Sevilla en 2016 fue el primero en aconsejar a Sánchez buscar una mayoría en el Congreso para ser investido presidente, algo que ocurrió después.

Una vez asentado en Moncloa, Sánchez ha querido acordarse de su compañero de fatigas económicas y le ha propuesto para, sin duda, el ‘premio gordo’: presidente de Red Eléctrica España. El cargo posee una serie de características que le erigen en uno de los puestos más golosos a los que acceder por la vía pública. En primer lugar, un sueldo que alcanza los 550.000 euros anuales, según informa la propia compañía en sus documentos. Además, el cargo tiene un prestigio importante, puesto que REE es una de las 15 mayores empresas de España por valoración bursátil. Por último, no exige un desempeño acorde al título del cargo, ya que viene desprovisto de la parte ejecutiva. Una bicoca.

En su nuevo puesto, Sevilla tendrá que gestionar una firma que posee cerca de 11.000 millones en activos, con cerca de 2.000 empleados y un volumen de ingresos de 2.000 millones. Además, lo hará en un sector en el que no ha tenido un papel destacado a lo largo de su trayectoria: lo más cercano a su posición fue su presidencia de la Comisión del Cambio Climático. El tema, aunque parece cercano, en realidad tiene poco que ver con el desempeño de REE, ya que la firma se encarga de las redes y de la distribución, no de la propia producción de la energía.

Sevilla no es único estrecho colaborador de Sánchez que ha acabado en una posición un tanto ‘extraña’ en relación con su perfil técnico. Otro de los ejemplos es el del nuevo presidente de Paradores, Óscar López. Aunque los caminos del socialista y de Sánchez se desvincularon hace años, en especial tras el forzado adiós del presidente, ambos han mantenido el contacto que les dio pertenecer a una de las canteras socialistas, el Instituto Jaime Vera. De todos los cargos que ha ostentado López a lo largo de su carrera, ninguno ha estado siquiera relacionado con la gestión de una empresa.

El socialista ha desarrollado en los últimos años puestos políticos: senador en la Cortes de Castilla y León (2011-2014), secretario general del Grupo Socialista en el Senado y portavoz del Grupo. Ahora, será el máximo responsable de manejar una compañía pública que mueve más de 230 millones, y que ha tenido importantes problemas financieros que casi le han llevado a la quiebra. Eso sí, la fidelidad a Sánchez se le retribuirá con uno de los sueldos más altos en empresas públicas, con más de 170.000 euros, a los que se suma una parte variable vía dietas.

También sobresale el nombre de Juan Manuel Serrano, que ha pasado de ser el jefe de Gabinete del propio Sánchez a ocupar la presidencia de Correos. Con ello, Serrano será el responsable de las funciones de dirección, gestión, administración y representación. A diferencia de otros homólogos en empresas públicas, como le ocurre a Sevilla, Serrano sí asume el papel de ejecutivo, lo que transmite una mayor responsabilidad. Tendrá a su cargo 50.000 trabajadores, con presencia física de 8.757 puestos de atención (casi uno en cada municipio de España) y una flota que diariamente hace el número de kilómetros equivalentes a dar la vuelta al mundo 15 veces. Percibirá cerca de 190.000 euros anuales.

Si bien el nombramiento de Sevilla era uno de los puestos más golosos, el de presidente de Aena no se queda atrás. Hablar de dicha compañía es hacerlo de la mayor operadora aérea del mundo y la novena empresa más grande de España. Aena posee con una capitalización valorada en cerca de 24.000 millones de euros, más grande por ejemplo que el tercer banco del país, Caixabank. El encargado de pilotar la empresa será Maurici Lucena, un economista que tiene muchos lazos con el PSC. De hecho, Lucena llegó a ser número 2 del partido en Cataluña en 2012, acabó como portavoz parlamentario y mantuvo una estrecha relación con Miquel Iceta, que llegó en 2014. En el caso de Lucena, al contrario que en los anteriores, sí tiene un perfil más acorde con el desempeño de su papel de presidente: pasó por la Agencia Espacial Europea y fue vicepresidente ejecutivo de la empresa pública Ingeniería de Sistemas para la Defensa de España y consejero de Ingeniería y Servicios Aeroespaciales.

Avalancha de nombramientos por parte de Sánchez

Los anteriores son solo una pequeña exposición de los muchos cambios en las presidencias de las empresas públicas españolas. José Félix Tezanos ha sido otro de los estrechos colaboradores de Sánchez que ha terminado colocado como presidente, en este caso del CIS. Con ello, Tezanos pasa de llevar el tema encuestas dentro del partido, a hacerlo en toda España. Por ello, cobrará cerca de 60.000 euros anuales más un complemento -que no es conocido- en función de productividad que le otorga el propio ministro.

Al igual que Tezanos, otros socialistas como Isaías Taboas han ascendido a posiciones presidenciales. En este caso, el que fuera secretario de Estado con José Luis Rodríguez Zapatero será el nuevo presidente de Renfe. En el caso de Vicente Fernández, más que por el nuevo jefe de Gobierno, debe su cargo de presidente de la SEPI a su estrecha relación laboral política con la nueva ministra de Hacienda, María Jesús Montero. En su nuevo puesto, Fernández se embolsará hasta 210.000 euros, el sueldo más alto de las firmas públicas, por ser la cara visible del holding industrial de carácter público.

Por el contrario, otros nombres que han ascendido a la presidencia de alguna empresa pública si cumplían con el perfil técnico requerido. Es el caso de Jesús Casas Grande, nuevo presidente de Tragsa, que era bastante conocido en la casa. También Isabel Pardo de Vera Posada, que será la nueva presidenta de Adif y que llevaba casi una década en posiciones inferiores en la propia compañía. El nuevo presidente de la firma pública Hunosa, Gregorio Rabanal, también contaba con la aprobación mayoritaria de la empresa al provenir de ella. 

En el caso Fernando Garea -elegido por Sánchez para asumir el puesto de presidente de EFE- sí cumple a priori con el perfil. Aunque se debe recordar que en el puesto de presidente deberá gestionar el presupuesto de la cuarta mayor agencia de noticias del mundo, no tanto realizar su trabajo como periodista. Ese es el principal problema de la práctica totalidad de los nuevos cargos, salvo contadas excepciones: se trata de gestionar un volumen ingente de ingresos y eso suele requerir de gestores profesionales, no de políticos u otro tipos de puestos poco relacionados con las finanzas.

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