Las elecciones catalanas serán claves

Sánchez apuesta todo a una victoria de ERC para tener PGE y agotar la legislatura

  • Moncloa rectifica en sus intenciones de retrasar toda la negociación en Cataluña hasta después de los comicios tras la presión de su socio catalán. 
Rufián Sánchez
Rufián Sánchez
Efe

Una ERC fuerte en el Govern catalán con la que negociar directamente todo lo que tenga que ver con Cataluña y la buena salud del Gobierno central, con los Presupuestos como objetivo principal. A eso aspiran Pedro Sánchez y el PSOE, que quieren que sus socios independentistas tengan todo el poder en la Generalitat para que Junts per Catalunya no se interponga. Como señalan fuentes socialistas, la idea es "avanzar en las relaciones con ERC", a la que ven con "una voluntad total para llegar a acuerdos". Por eso Moncloa intentó retrasar hasta después de las elecciones en Cataluña la mesa de negociación entre gobiernos, confiando en que tras las elecciones al frente del Govern estaría un miembro de Esquerra. Pero las quejas de ERC, reunión de Sánchez con Gabriel Rufián incluida, han provocado una marcha atrás. Lo que se explica con el alto coste electoral que podrían pagar los republicanos si estos encuentros no se producen. 

El Gobierno de coalición tiene varios frentes abiertos en los que tiene que entenderse obligatoriamente con ERC, a la que también necesita para que salgan adelante sus grandes promesas electorales. La rectificación en apenas seis horas desde que se anunciara el retraso a la reunión Gobierno central-Govern es el mejor ejemplo de que en Moncloa son conscientes de la necesidad de no molestar a Esquerra. De hecho, en las últimas semanas, diferentes miembros del partido han elogiado públicamente la predisposición que tienen los de Oriol Junqueras a hablar de todos los asuntos que sean necesarios. El último ha sido Miquel Iceta, que aunque ha asegurado que no hará "presidente a un independentista" salga lo que salga de las urnas, sí la ha definido como "la que apuesta por el diálogo".

Por eso los socialistas querían esperar a que se conocieran los resultados de las urnas, en las que se apunta a una victoria de ERC, que por primera vez en varios años no tiene intención de pactar con la antigua CDC por las malas relaciones que existen entre ambos. Esto le daría la opción a Sánchez de tener un solo interlocutor, sin tener que esperar a que los de Carles Puigdemont validen cada paso en la negociación sobre Cataluña que se lleve a cabo con los republicanos. Lo que dejaría atrás la situación actual, con Quim Torra quejándose de los pactos a los que se han llegado sin contar con él y teniendo la potestad de apretar el 'botón rojo' electoral, como finalmente ha ocurrido.

Esto también explica que Esquerra no pudiera permitirse que no hubiera mesa entre gobiernos antes de las urnas. Su abstención en la investidura de Pedro Sánchez y haber negociado con los socialistas apenas tres meses después de la sentencia del procés sentó muy mal en el independentismo más visceral. Los radicales del secesionismo, que están representados en la CUP y controlan algunos sectores de ERC, no están conformes con la línea de Pere Aragonès que ha marcado Oriol Junqueras desde prisión. Si llegaban hasta unas elecciones sin que se hubiera producido esa cesión por parte del Estado de hablar de la independencia, les podría haber supuesto un alto coste electoral. Algo que ya se preveía tan solo por las conversaciones por la investidura. 

Solucionar la crisis con Cataluña en esa mesa donde se hable incluso de autodeterminación es la contrapartida para que Sánchez pueda completar la legislatura. Solo con una ERC sólida y en la dinámica actual se pueden garantizar avances en la región, debido a la postura inflexible de las filas de Puigdemont, como admiten fuentes socialistas. A cambio, se espera que los diputados independentistas respalden en el Congreso los proyectos necesarios para que el Ejecutivo no se descomponga. El imprescindible es el de los Presupuestos Generales del Estado, sin los que "no se puede gobernar", como admitió el propio presidente meses atrás. De hecho, los comicios catalanes complican el plan de Moncloa de presentar los de 2020 antes de final de verano, como ya publicó este diario. 

Aunque en el PSOE son optimistas con la actual dirección de ERC, también son conscientes de que todo lo que no sea un buen resultado puede hacer saltar el escenario por los aires. Por ahora, ninguna encuesta apunta a que esto vaya a ocurrir. Pero si JxCat saca los suficientes escaños para condicionar la acción del independentismo, Esquerra tendrá que moverse para no perder su influencia. Lo que ocurra en Barcelona será más importante de los acuerdos a los que se llegue en Madrid, ya que la amenaza de la CUP se cierne sobre los de Aragonès. El aviso ya llegó en las generales del 10-N, cuando los 'cupaires' les arrebataron dos escaños. "De ellos depende dejarse influir por Junts", apuntan fuentes socialistas al respecto.

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