Sarkozy destituye al ministro de Trabajo tras las elecciones

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, remodeló este lunes su gabinete destituyendo a un ministro, en un esfuerzo por recuperar la iniciativa después de que su grupo de centro derecha sufriera su peor derrota electoral en más de 50 años.

Al ministro de trabajo Xavier Darcos se le había encomendado liderar las negociaciones sobre una polémica reforma del sistema de pensiones, pero una fuente de su oficina señaló que dejará el Gobierno, después de sus malos resultados en las elecciones regionales del domingo.

Su derrota supone que ya no tiene la credibilidad necesaria para impulsar una reforma de las costosas pensiones del estado. Se espera que sea sustituido por el ministro de Presupuesto, Eric Woerth, que ha sido elogiado por su determinada gestión de temas complejos.

El Partido Socialista Francés y sus aliados recibieron el 54 por ciento de los votos el domingo, su mejor resultado en unos comicios desde el inicio de la Quinta República francesa en 1958, ya que los franceses han castigado a Sarkozy por la debilidad de la economía y el creciente desempleo.

Se esperaba que el presidente, también criticado por su hiperactivo estilo personal, realizase sólo cambios modestos en el Gobierno, pero ahora se ha visto forzado a ampliar las modificaciones dada la magnitud de la derrota.

Uno de los nombres que suenan para incorporarse al gabinete es el de François Baroin, cercano al ex presidente Jacques Chirac, en un esfuerzo por aplacar a los conservadores que sienten que Sarkozy les ha dado de lado, según fuentes.

También Georges Tron, un aliado del ex primer ministro Dominique de Villepin, ha anunciado que se convertirá en ministro. Esta decisión está considerada como un paso deliberado para debilitar a Villepin, enemigo jurado del presidente y que presentará esta semana su nuevo partido de centro derecha.

Obstáculos para los socialistas

Los comicios regionales les han dado a los socialistas una robusta plataforma de lanzamiento para su asalto a la presidencia en 2012, pero el partido sigue sufriendo por las divisiones y no hay un candidato evidente que se enfrente a Sarkozy, lo que hace probables más enfrentamientos internos en el futuro.

"Éste es un buen éxito y tenemos que saborearlo (...) pero ganamos casi tantas regiones en las elecciones de 2004 y no ganamos las elecciones presidenciales, así que tenemos que organizarnos", dijo el ex jefe del partido y aspirante a la presidencia François Hollande.

Una encuesta de TNS-Sofres Logica señala que el 71 por ciento de los votantes quiere que el Gobierno cambie sus políticas, mientras que un sondeo de CSA Opinion indica que el 54 por ciento quiere que Sarkozy, criticado por su estilo en ocasiones extravagante, se comporte más como un hombre de estado.

Durante la campaña electoral, los ministros insistieron en que Francia está capeando la crisis mejor que muchos de sus socios europeos, pero eso no logró convencer a un electorado ansioso de ver los resultados de las reformas de Sarkozy.

El Gobierno ha insistido en que se centrará en el crecimiento y el empleo en los próximos meses, mientras trabaja en su impopular reforma de las pensiones y a una discutida actualización del sistema ilegal.

El poderoso sindicato CGT ha convocado un día de protestas el martes por los salarios y las pensiones, esperando que el traspiés electoral persuada al Gobierno de no insistir en elevar la edad de la jubilación más allá de los 60 años.

Sarkozy también está presionado en su propio partido, que pide que detenga su política de ofrecer buenos puestos a candidatos de izquierda, lo que según él disminuye las divisiones políticas pero que ha enfurecido a sus aliados.