Sarkozy elude los temas espinosos en su reunión con sindicatos y patronal

  • El presidente francés, Nicolas Sarkozy, reunió hoy a los principales sindicatos y a la patronal en una cumbre para combatir el aumento del desempleo y que se saldó con un conjunto de medidas inmediatas, pero sin entrar en los principales puntos de fricción entre los agentes sociales.

París, 18 ene.- El presidente francés, Nicolas Sarkozy, reunió hoy a los principales sindicatos y a la patronal en una cumbre para combatir el aumento del desempleo y que se saldó con un conjunto de medidas inmediatas, pero sin entrar en los principales puntos de fricción entre los agentes sociales.

Escuchada la opinión de unos y otros, ahora será el Gobierno el que decida las medidas más polémicas, en particular la subida del impuesto del valor añadido para financiar la protección social, una idea que encanta tanto a los empresarios como enfada a los sindicatos.

Tras cuatro horas de reunión, la quinta en cinco años, con los principales líderes sindicales y empresariales, entornado de seis ministros y del jefe de Gobierno, François Fillon, Sarkozy se tomó hasta finales de mes para arbitrar sobre los asuntos más espinosos.

Entonces se dirigirá a la nación para informar de sus decisiones para atajar el incremento del desempleo, que no ha dejado de subir desde 2010, lo que sitúa la tasa de paro en el 9,8 por ciento.

Para entonces quedarán menos de tres meses para unas Presidenciales en las que Sarkozy, que todavía no es oficialmente candidato, navega en los sondeos por detrás del socialista François Hollande.

Tras haber dejado escapar la máxima nota de su deuda soberana, después de que el pasado viernes Standard and Poor's le retirara la "triple A", el presidente viviría un nuevo mazazo si el paro supera la barrera de los 3 millones, para los que, según los datos de octubre pasado, sólo faltan 20.000.

Por eso, Sarkozy anunció un paquete de medidas "urgentes" y "radicales" destinadas a frenar la sangría del desempleo.

A ellas dedicará 430 millones de euros de los presupuestos galos a los que se sumarán otros tantos del Fondo Social Europeo.

La prioridad será favorecer la formación de los desempleados, la introducción de los jóvenes en el mercado laboral y el fomento del trabajo temporal.

Al primer fin se destinarán 150 millones de euros, esencialmente dirigidos a las personas que desde hace al menos dos años no han tenido ningún empleo.

"Que cada parado tenga una formación y que, al final de la misma, acepte el trabajo que le será propuesto", señaló Sarkozy.

Otros 100 millones subvencionarán la contratación de jóvenes de menos de 26 años y 140 millones de euros servirán para favorecer el empleo parcial en aquellas empresas cuya actividad se vea reducida y que, sin ayuda estatal, se verían obligadas a despedir a trabajadores.

"Hay que evitar que se rompa el lazo entre el empleado y su empresa", dijo Sarkozy.

Para ayudar a la colocación de desempleados, el presidente se propuso contratar a 1.000 trabajadores para las oficinas de empleo, sobrecargadas en los últimos meses, una medida evaluada en 39 millones.

Todo ese dinero, precisó Sarkozy, se obtendrá de recortes en otras partidas, para no aumentar el déficit público.

El paquete de medidas pareció contentar más a la patronal, que habló de reunión "excelente", que a los sindicatos, que lo consideraron insuficiente.

Para el líder de la CGT, Bernard Thibault, "las medidas anunciadas por el Gobierno no tendrán un impacto real en la situación del empleo".

Mientras Gobierno y patronal creen que hay que reducir el coste del trabajo para incrementar la competitividad de las empresas, los sindicatos consideran que el recorte debe proceder de los beneficios de los accionistas.

Por eso se oponen al incremento del impuesto al consumo para financiar la protección pública, una medida que cuenta con el respaldo de la patronal y que Sarkozy parece apoyar, aunque habrá que esperar a finales de mes para conocer oficialmente su postura.

Con ese dinero se aligerarían las cargas sociales que actualmente pagan los empresarios por cada asalariado, un dinero que se recaudaría de los consumidores.

El rechazo sindical a esa medida se escenificó en una manifestación que reunió a miles de trabajadores por las calles de París.

En lo que sí encontró respaldo el presidente, tanto de sindicatos como de la patronal, fue en su propuesta de introducir un impuesto sobre las transacciones financieras, idea que tiene previsto inculcar a sus socios europeos.

Sarkozy mostró su satisfacción por el respaldo recibido por la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy.

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