Se busca ministro de Trabajo creíble, influyente y que sepa de lo que habla

  • Con la inminente marcha de Celestino Corbacho se han abierto las quinielas sobre quién debe ocupar la cartera de Trabajo. Manuel Cháves, Ramón Jaúregui u Octavio Granado son algunos de los nombres que más fuerte suenan, pero ¿qué requisitos debe cumplir el sustituto de Corbacho?
Corbacho dice que llevará entre 3 y 4 años llegar al nivel de empleo de antes de la crisis
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Beatriz Toribio

'¿Quién es la persona más indicada para explicar por qué estamos al borde de los 4 millones de parados, ayudarme a hacer las paces con mi amigo Cándido Méndez y explicar a la opinión pública que no tengo más remedio que elevar la edad de jubilación a los 67 años?'. Ése es el dilema al que se enfrenta José Luis Rodríguez Zapatero a la hora de pensar en el sustituto de Celestino Corbacho.

Expertos en economía, sindicalistas y diputados lo tienen claro. El dilema de Zapatero debe resolverse en función de tres requisitos que debe cumplir el nuevo ministro de Trabajo:

Credibilidad. Sandalio Gómez, profesor del IESE, lo tiene claro: el nuevo ministro "debe ser una persona que sepa de lo que habla y conozca el mercado laboral español y europeo". Corbacho ha cometido serios errores en su gestión -como cuando dijo que España no llegaría a los 4 millones de parados-. Y en temas como la reforma de las pensiones, ha ido a remolque de lo que marcaba Economía.Reconciliación con los sindicatos. Ocupe su cargo antes o después de la huelga general del 29 de septiembre, el nuevo ministro tendrá que ingeniárselas para tender puentes con los sindicatos. Y será difícil porque además de defender la reforma laboral –que el Congreso aprueba de forma definitiva este jueves- y de gestionar un país con la tasa de paro más alta de la UE, tendrá que hacer frente a la reforma de las pensiones que el Ejecutivo quiere tener lista antes de que acabe el año.Peso político. Para Fernando Lezcano, secretario de Comunicación de CCOO, más que llevarse bien con los sindicatos debe tener un perfil político fuerte porque "la situación es muy delicada y lo que queda de legislatura no va a ser fácil". Sandalio Gómez coincide en esta tesis: "Si el nuevo ministro no tiene peso en el Consejo de Ministros va a durar lo que un caramelo en un patio de colegio", añade Sandalio Gómez .Conexión con los 'ministros fuertes' de Zapatero. Un diputado nacionalista que prefiere mantenerse en el anonimato añade que el sustituto de Corbacho debe "entenderse más que bien" con los responsables del área económica del Gobierno, es decir la vicepresidenta Elena Salgado y, sobre todo, José Blanco, hombre de toda confianza del presidente del Gobierno.

Los nombres que más suenan

La veda de las quinielas se ha abierto y ya se habla de Manuel Chaves o Ramón Jaúregui para dirigir el Ministerio de Trabajo. Ambos cuentan con peso político y con experiencia: Chaves fue ministro de Trabajo, ya vivió una huelga y su relación con los sindicatos no es mala, aunque tampoco es para tirar cohetes. Y, además, su imagen está desgastada de cara a la opinión pública.

Ramón Jaúregui, por su parte, es un hombre de consenso, tuvo relación con UGT y como reconocía él mismo en una entrevista:" soy abogado laboralista y toda mi vida política ha estado relacionada con el mundo laboral y de la empresa". Pero su relación con el presidente no es del todo buena.

Un nombre que suena con fuerza en las filas del PSOE es Valeriano Gómez, secretario general de Empleo en la época de Caldera. En él pensó Zapatero antes de colocar a Corbacho en Trabajo, pero la cuota catalana pudo más y se impuso el 'amigo de Montilla'. En su haber también tiene una buena relación con las centrales sindicales. Tony Ferrer, secretario de Acción Sindical de UGT, dijo de él cuando dimitió a finales de 2006 que había tenido una gestión "brillante" del diálogo social y había cosechado "resultados de éxito tanto por su posición como por su manera de llevarlos".

Hay quienes apuestan por un perfil más técnico, por alguien que –como recogiendo el planteamiento del profesor del IESE Sandalio Gómez- "sepa de lo que habla". El mejor posicionado desde este punto de vista es Octavio Granado, secretario de Estado de Seguridad Social. En este caso sí existe afinidad con el presidente y goza de buena imagen en el seno del partido, pero sería un desconocido de cara a la opinión pública.

¿Y si desparece el Ministerio?

Pero hay otra posibilidad: que desaparezca el Ministerio de Trabajo. En los pasillos del Congreso no se descarta que con la salida de Corbacho, Zapatero aproveche para acometer una remodelación de los ministerios y fusione Trabajo con otra cartera, como podría ser Sanidad o incluso Economía. "Con la reforma laboral ya en marcha, el ministro de Trabajo no es indispensable", afirma un diputado del PNV.

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