El 'búnker' secreto de Barajas donde las microalgas se convierten en combustible

  • Junto a las pistas de la T4 emerge una planta de I+D en la que AlgaEnergy, en colaboración con AENA e Iberia, investiga la producción de biocombustible que haga volar aviones.

    Las microalgas se usan con éxito en agricultura, acuicultura, alimentación, cosmética, medio ambiente... Fueron los primeros seres vivos en colonizar la tierra y el futuro puede ser suyo.

El 'búnker' de AlgaEnergy, donde las microalgas se convierten en combustible
El 'búnker' de AlgaEnergy, donde las microalgas se convierten en combustible
Iñaki Etxarri

Hace 3.500 millones de años colonizaron la tierra en un medio ambiente muy diferente al actual. La atmósfera era irrespirable. Estaba constituida de nitrógeno y CO2 y gracias a estos seres vivos microscópicos, que realizan la fotosíntesis, esa atmósfera cambió radicalmente y pasó a tener un 21% de oxígeno.

Nos dirigimos al Aeropuerto Adolfo Suárez-Madrid Barajas. Uno de los mayores aeródromos del mundo. Por él transitan diariamente 250.000 personas. Pero nosotros vamos sin maletas. No nos subiremos a ningún avión. Sólo viajaremos al origen mismo de la vida. A pie de pista hay un sorprendente laboratorio, desconocido para la inmensa mayoría de los habitantes de esa torre de Babel que es el aeródromo madrileño, donde se cultivan miles de millones de esos fantásticos seres vivos que nos dieron la vida y además ahora nos la van a mejorar. Sí, en el centro de España, en plena meseta, a 350 kilómetros del mar, entre un incesante ir y venir de aeronaves que hacen rugir los caballos desbocados de sus motores para alzar el vuelo, la empresa AlgaEnergy  cultiva microalgas.

Unos seres extraordinarios que, debido a su composición, rica en proteínas, carbohidratos y lípidos, son fuente de muchos productos beneficiosos para el hombre. Desde la nutrición humana y la animal hasta la agricultura, la acuicultura (son el alimento de las larvas de peces en las piscifactorías) y la cosmética, entre otros. Ayudan incluso a combatir el cambio climático y son uno de los mayores sumideros de CO2. Su 'comida' favorita. Asimismo, la comunidad científica internacional coincide en que, en un futuro no muy lejano, las microalgas generarán de manera competitiva energía limpia y biocombustibles de segunda generación, contribuyendo con ello al desarrollo sostenible en términos medioambientales y económicos."Una enorme diversidad de microalgas"

AENA e Iberia pretenden utilizar microalgas como combustible en el futuro y por ello tienen la 'gasolinera'... a pie de pista. Pero este combustible es todavía "muy caro" y "no es rentable", explica el director de producción, Federico G. Witt, y por ello la AlgaEnergy sigue investigando con el apoyo de AENA, Iberia, la UE e Iberdrola, compañía eléctrica que ostenta el 20% de las acciones de la empresa. El objetivo, que estos diminutos seres, fuente de los ácidos grasos omega 3 de los peces tan en boga en la actualidad, hagan volar aviones.

"Cuando hablamos de microalgas hablamos de una diversidad de microorganismos enorme", dice G.Witt. "Nosotros genéticamente somos casi iguales a una ameba. Pues bien, una microalga y otra microalga pueden estar infinitamente más alejadas una de otra que nosotros de una ameba. Hay microalgas que crecen en géiseres, en el parque de Yellowstone, y otras en el Himalaya... Hay microalgas para todo y por eso son una fuente inagotable de recursos". Quizás por ello, dice el fundador de la compañía, Augusto Rodríguez-Villa, "las microalgas pueden estar llamadas a paliar las tres graves crisis que hoy sufre la humanidad: la alimentaria, la energética y la medioambiental".AlgaEnergy después de una década invirtiendo en cultivar microalgas a escala industrial y dotarlas de salida comercial -ha participado en una decena de proyectos de I+D, muchos de ellos financiados por la UE-, prevé septuplicar su facturación este año, desde los 140.000 euros hasta el entorno del millón, y seguir creciendo hasta los 45 millones en 2022.Augusto Rodríguez-Villa, presidente, consejero delegado y accionista mayoritario de la empresa confiesa que la firma es heredera de las cuatro décadas de investigaciones de Miguel García Guerrero,  líder científico, que fuera vicepresidente del CSIC.Gracias a ese trabajo de I+D, AlgaEnergy ha podido crear el mayor fotobiorreactor del mundo, situado en Cádiz, en Arcos de la Frontera, con una capacidad de producción de un millón de litros de microalgas al año. Alimentado con dióxido de carbono procedente de la combustión de gas natural de una central de ciclo combinado aledaña de Iberdola -cada kilo de microalgas precisa dos kilos de CO2-, genera la materia prima con la que desarrollar productos destinados a la alimentación humana y animal, la cosmética y, sobre todo, los fertilizantes agrícolas, campo en el que ha entrado en fase comercial, tanto en España como en el extranjero y de hecho exporta a lugares tan remotos como China, Australia o Sudáfrica.

La empresa ha participado en proyectos valorados en 60 millones de fondos propios, estatales y europeos en proyectos de I+D de varios campos, desde la ingeniería genética a la alimentación, pasando por los biocarburantes -poco rentables todavía- o los envases. Sigue investigando intensamente en áreas como la cosmética, donde espera llegar pronto al plano comercial, pero de momento ese paso sólo lo ha dado en los fertilizantes: sus abonos, entre varias virtudes, suben el rendimiento de las cosechas un 23% en relación a otros fertilizantes.La espirulina, un 'superalimento'

Entre las microalgas que se cosechan junto a las pistas de Barajas está la espirulina. Un "superalimento" presentado liofilizado en polvo, indicado para ganar masa muscular, que "tiene un 70% de proteínas", explica Federico G. Witt, "cuando el alimento común que más tiene es el pollo con un 40%". Posee además un cóctel de vitaminas y minerales, principalmente vitamina A, E, D, B1, B2, B3, B6, B12, hierro, zinc, ácido fólico y ácidos esenciales y antioxidante y es una buena fuente de oxígeno por su alto contenido de clorofila.... Eso sí, sabe a rayos... Aunque a los astronautas de la NASA no les queda otro remedio que alimentarse con ella. La tienen incorporada a su menú espacial.

Una de las investigadoras de la Plataforma Tecnológica de Experimentación con Microalgas (PTEM) junto a Barajas observa al trasluz un tubo de ensayo que contiene una pequeña cantidad de una densa pasta de color azul eléctrico intenso. El tubo sufre un pequeño temblor cuando apenas a unas decenas de metros un enorme jumbo despliega toda su potencia para alzar el vuelo rumbo a América.

No, el líquido que se analiza en ese momento en el laboratorio no es el germen del que sale el biocombustible que hace volar al monstruo del aire. Pero quizás la compañía que fleta ese avión ofrezca como 'snack' una bolsita de M&M's o Lacasitos... ¿Saben de donde sale el colorante alimentario que tiñe las pequeñas pastillas de chocolate? La investigadora deja el tubo de ensayo teñido de azul en su sitio... Un poco más allá, 40.000 litros de agua teñida de verde, llena de millones microalgas, se 'zampan' cantidades ingentes de CO2 para crecer... No es ciencia ficción, o quizás sí, pero también es la prehistoria... hace 3.500 años ya estaban aquí. Son el origen de la vida... y probablemente el futuro. 

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