Tras vencer el cáncer

El secreto de Dani Rovira durante la quimioterapia: el aceite de marihuana

Fue la forma de "aliviar las nauseas, los vómitos y los dolores", y también le incentivó las ganas de comer durante el tratamiento.

Dani Rovira
El secreto de Dani Rovira durante la quimioterapia: el aceite de marihuana.
Instagram

Un sospechoso bulto en la clavícula que crecía comenzó a preocupar a Dani Rovira durante el mes de marzo. Cuando se decidió a ir a urgencias,  y tras varias pruebas, el equipo médico pronunció la fatídica noticia del cáncer. Un linfoma de Hodgkin del que el actor ya se ha curado, pero que ha supuesto una dura batalla contra sí mismo. Así lo anunció el 15 de agosto en su Instagram: "Todo acaba y todo empieza hoy. Seis meses de subida a una de las montañas más duras a las que me he enfrentado, pero al fin llegué a la cima y, creedme, las vistas desde aquí son preciosas y reveladoras". 

Los primeros cuatro meses tuvo que someterse a ocho sesiones de quimioterapia “entre pecho y espalda”. Ya había superado el Ecuador del tratamiento, la pérdida de pelo y las venas “duras como bridas” eran las secuelas más visibles. Más tarde empezaron las 18 sesiones de radioterapia. Ya no quedaba rastro de los linfomas pero el tratamiento médico era necesario por precaución. Rovira ya soñaba con el final: "A mediados de agosto, este mal sueño habrá acabado y podré retomar de nuevo 'la normalidad' si es que hay algo normal ya en este mundo".

Aceite de marihuana  durante cuatro meses

Durante su última entrevista a Hoy por hoy, el matinal de la Cadena SER de Àngels Barceló, el actor habló del concepto de éxito, de cómo se gestiona que te sienten en una sala para decirte que tienes cáncer y de cómo consiguió sobrellevar los muchos estragos del linfoma en su cuerpo.

Durante parte del tratamiento,  Dani Rovira recurrió al THC, también conocido como "aceite de marihuana", el principal constituyente psicoactivo del cannabis. Fue su salvavidas para "aliviar las nauseas, los vómitos y los dolores". También le sirvió para incentivar las ganas de comer. Porque visto el impacto que tenía en él algo tan fuerte como la quimio, el cómico solo tenía dos opciones: estar "echo un trapo o ir pedete".

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