
El porvenir en la calle Porvenir es maloliente. La acumulación de basura en cada portal deja postales jamás vividas en este barrio de Madrid: bolsas de basura abiertas por los gatos, montones de cajas e incluso un sofá enterrado bajo la nieve. Al final de la calle, en el cruce con Hermosilla, se da una escena todavía más increíble que la anterior. Una vecina aparece con un cubo azul a recoger la nieve pastosa del portal. Al cabo de un minuto, se gira y saluda a un vecino que sale del mismo portal, también con un cubo, a realizar la misma acción. El edificio se ha quedado sin agua y no tienen cómo asearse.
"Voy a por nieve a la calle para lavarme", comenta el hombre. "Es la primera vez que lo hago en mi vida, la dejaré en mi casa hasta que se derrita porque sino no me puedo asear". Es una de las tantas consecuencias que 'Filomena' ha traído a la capital: muchas casas amanecieron el lunes y el martes sin agua por la congelación de las tuberías. La alternativa más viable para los vecinos ha sido ir a comprar garrafas de agua a los supermercados pero, en el número 142 de la calle Hermosilla, han optado por la practicidad.

A una semana del paso de la borrasca, la realidad de dicha calle es extensible a otras con las mismas características. Las ramas de los árboles, si bien apartadas, ahora se acumulan y se desintegran sobre el asfalto. La nieve, o se ha convertido en hielo o se acumula generando relieves que hacen imposible andar con normalidad. Las incidencias siguen acumulándose y organizaciones vecinales empiezan a generar portales para registrarlas. Se dan situaciones nunca vistas por la acumulación de nieve. Hace varios días, una cornisa cayó en un patio interior de Francisco Silvela generando un gran despliegue de bomberos. "Fue sobre las 15 h de la tarde, llamamos al 112 por el gran estruendo", explica una trabajadora del edificio afectado.
El tiempo que están tardando los servicios municipales en quitar la nieve es algo que los conserjes de los edificios de Madrid, y muchos madrileños, no entienden. Como comenta Juan, portero de la calle Sagasta: "Aquí no ha aparecido nadie hasta ayer por la mañana. He despejado lo mínimo para que los vecinos pasen, pero si no vienen del Ayuntamiento... Una cosa es que la gente ayude y otra cosa que te hagan el trabajo". Casi cinco días después de 'Filomena', siete personas del Servicio de Limpieza y Residuos del Ayuntamiento de Madrid acudieron a limpiar la calle en la que se sitúa el portal. "Si hubiera otra borrasca tampoco estarían preparados", sentencia.

En el portal de enfrente, Antonio, su encargado, se queja de lo mismo apoyado en una fregona. Denuncia la poca eficacia en el despeje de las calles, y cuenta que el lunes y el martes tener una pala "era una joya". Nunca la había sacado de la habitación de la limpieza hasta esta semana. Mientras contaba esto a La Información, una máquina quitanieves del Ayuntamiento apartaba los bordes de la carretera, acumulando la nieve sobre las aceras y volviendo a dificultar el paso de los transeúntes desde los pasos de cebra. El camino por el que andar volvía a cerrarse. Un padre con un cochecito de bebé se encontró al cruzar una montaña blanca a su paso. Antonio soltó la fregona para ayudarle. "Es que Madrid no está preparada. El problema es llevarse la nieve, y no hay maquinaria", explicaba.
Los empleados municipales llevan trabajando sin descanso desde que se registró la nevada sobre la capital; algunos confiesan que llevan picando desde el lunes hasta las 22 horas de la noche. Otros, han sido contratados como personal de refuerzo ante la emergencia. Desde el Gobierno de Madrid y el Ayuntamiento siguen luchando por la declaración de "zona catastrófica". Isabel Díaz Ayuso defiende que "nadie, ni la propia AEMET ni el 112 ni Fomento fueron capaces de detectar semejante borrasca".

En cuanto a la ley, la Justicia sentenció en una ordenanza municipal en 2009 que, en caso de nevada, el Ayuntamiento debía gestionar la limpieza haciendo uso de los servicios públicos "no siendo posible trasladar esta obligación que el Legislador ha impuesto al Municipio a los particulares", puntualizaba. El miércoles Isma, un joven de 19 años de la localidad de Alcalá de Henares, ayudaba a su padre a despejar su calle. A ellos se les fueron uniendo vecinos, y finalmente, su vía, Dulcinea, estaba limpia en cuestión de horas. Ciudadano y ciudad en latín tienen la misma raíz, civis y civitatis. 'Filomena' la ha rescatado.
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