Serra pide que la muerte de Suárez "sirva" para la concordia, "como su vida"

  • El exministro de Defensa y presidente del Real Instituto Elcano, Eduardo Serra, ha destacado el "legado inolvidable para España" que dejó Adolfo Suárez, "un hombre que buscó la concordia hasta la extenuación" y ha pedido "que su muerte sirva" para reflexionar sobre el consenso, "como sirvió su vida".

Madrid, 23 mar.- El exministro de Defensa y presidente del Real Instituto Elcano, Eduardo Serra, ha destacado el "legado inolvidable para España" que dejó Adolfo Suárez, "un hombre que buscó la concordia hasta la extenuación" y ha pedido "que su muerte sirva" para reflexionar sobre el consenso, "como sirvió su vida".

Serra ha valorado, en declaraciones a Efe, la figura política del expresidente del Gobierno -fallecido hoy en Madrid a los 81 años- cuya vida, ha recalcado, "ha sido una tragedia griega".

El exministro ha afirmado que tuvo "el honor" de trabajar con él y de "estar con él hasta sus últimos momentos de lucidez", en los que, afirma, continuaba pendiente y "absolutamente" interesado por la actualidad política.

Serra ha recordado además que trabajó diez años con el que fue "su brazo derecho", el exvicepresidente del Gobierno Manuel Gutiérrez Mellado, fallecido en 1995 en un accidente de automóvil en Alcolea del Pinar (Guadalajara).

"Ha dejado un legado inolvidable para España. Llevamos los 40 años mejores de nuestra historia, fundamentados en la única Constitución que hemos tenido hecha por un consenso", ha señalado Eduardo Serra.

En ese sentido, ha considerado que el momento de la desaparición de Suárez debería servir para reflexionar sobre "si merece la pena volver a la cultura del 'no consenso' en los temas esenciales que requieren el acuerdo de todos". "Que su muerte sirva, como sirvió su vida", ha agregado.

"A lo mejor hay que cambiar las cosas, pero no nos olvidemos de que el cambio fue posible en virtud del consenso y de la concordia. Ese es el mensaje que debería perdurar", ha dicho.

Serra ha afirmado que Suárez era "un grandísimo seductor", un "hombre encantador" que "tenía esa magia, ese magnetismo" que atraía al resto y, por encima de todo, "un hombre que hizo una labor basada en buscar hasta la extenuación, el concierto, la concordia, los corazones al unísono frente a la discordia".

Ha repasado su biografía política y cómo pasó de ser secretario general del Movimiento al "elegido" para pilotar la Transición, además de sus últimos años en UCD, el partido que fundó y que gobernó los primeros años de la democracia en España. "Tuvo -ha dicho- un mérito extraordinario".

"Era un hombre de una pieza, un hombre de verdad", ha continuado el que fuera su ministro de Defensa quien ha considerado que "lo que más le dolió" aquellos años es ver "cómo personalmente le abandonó gente que él había criado a sus pechos".

En los últimos años, "se aferró a su familia" -cuando vivió las enfermedades de su esposa, Amparo Illana, y su hija Marian-, pero siempre le quedó el vestigio de que era 'un hombre político'".

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