Sicilia busca apoyo de EEUU a la Ley de Víctimas en segundo día en Washington

  • El poeta mexicano Javier Sicilia, que lidera la Caravana por la Paz, pidió hoy al Gobierno estadounidense que presione al presidente de México, Felipe Calderón, para que apruebe la Ley de Víctimas que vetó y devolvió al Congreso en julio.

Lucía Leal

Washington, 11 sep.- El poeta mexicano Javier Sicilia, que lidera la Caravana por la Paz, pidió hoy al Gobierno estadounidense que presione al presidente de México, Felipe Calderón, para que apruebe la Ley de Víctimas que vetó y devolvió al Congreso en julio.

En su segundo día en Washington, Sicilia y otros miembros de la Caravana por la Paz, que ha viajado durante un mes por 26 ciudades de Estados Unidos, se reunieron con la subsecretaria de Estado para Democracia del país, María Otero, además de mantener encuentros en 27 oficinas de congresistas.

En la reunión con Otero, que duró unos 40 minutos, la funcionaria "tomó nota" de la preocupación de los activistas con respecto al estancamiento de la ley y les pidió "más documentación para poder presionar" al Ejecutivo mexicano al respecto, indicó Sicilia a los periodistas.

Calderón devolvió el pasado julio al Congreso la ley, bajo el argumento de haber encontrado "vacíos jurídicos" en el texto, y presentó un nuevo proyecto legislativo para proteger a las víctimas de la violencia que Sicilia considera insuficiente.

En una entrevista con Efe el lunes, el poeta que lidera el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD) acusó a Calderón de cometer "un crimen de lesa humanidad" al vetar la ley.

La Caravana por la Paz busca llevar el mismo mensaje este miércoles a la Casa Blanca, donde esperan poder reunirse con la directora adjunta para asuntos hispanos, Julie Chávez, aunque la residencia presidencial no ha confirmado ningún encuentro por ahora.

A la Casa Blanca también quieren hacer llegar un bloque de cemento en el que están incrustados los pedazos de dos armas que los activistas compraron "sin ningún tipo de control" en Houston (Texas) y despiezaron con una sierra eléctrica para demostrar que, en Estados Unidos, el armamento "se vende como dulces", según Sicilia.

La caravana entregó hoy el bloque al embajador de México en Washington, Arturo Sarukhan, quien mostró su "intención" de hacerlo llegar a la Casa Blanca y prometió que si se lo impiden "por razones de seguridad" intentará enviar "una foto" del objeto.

Las armas troceadas, una AK-47 y una pistola de nueve milímetros, son un "símbolo de la necesidad de custodiar la paz", explicó Sicilia en una conferencia de prensa, donde aseguró que hoy los poderosos tienen en mente "la paz económica, la que beneficia a los grandes capitales", pero no "la de la gente".

"Es necesario meter este tema en las agendas multinacionales porque detrás de esta guerra está nuestro dolor, pero también la supervivencia de la democracia", apuntó Sicilia, cuyo hijo fue asesinado en marzo de 2011.

En su recorrido de más de 10.000 kilómetros por todo Estados Unidos, la caravana ha defendido la legalización de la droga, la lucha contra el lavado de dinero y el control de armas.

Sarukhan se mostró hoy de acuerdo con el tercer punto y destacó que "por primera vez" hay un movimiento ideológico en EE.UU. para "cambiar los parámetros de la segunda enmienda" de la Constitución, que da el derecho a poseer armas, ante "la convicción de que el estatus quo es insostenible para la propia seguridad" del país.

Otro bloque de cemento con armas fue a parar a la Oficina de Washington para Latinoamérica (WOLA), un centro de estudios cuya directora ejecutiva, Joy Olson, opinó hoy que Estados Unidos se ha centrado demasiado en el escándalo "Rápido y Furioso", por el que Washington permitió el trasiego ilegal de armas a México en 2009.

"El debate sobre 'Rápido y Furioso' ha impedido que nuestro Gobierno siga debatiendo sobre el control de armas, y no está bien que se haya usado como excusa para no hacer nada", apuntó Olson.

En un foro esta mañana en el centro Woodrow Wilson de Washington, Sicilia se refirió al próximo presidente de México, Enrique Peña Nieto, para asegurar que no podrá pactar con los carteles, como se rumoreó durante la campaña electoral porque éstos "están pulverizados" y son sólo "grupúsculos de delincuentes".

Junto a él hablaron dos integrantes de la caravana: Aracely Rodríguez, cuyo hijo Luis Ángel fue asesinado cuando formaba parte de una patrulla policial en el estado de Michoacán en 2009, y María Herrera, que tiene cuatro hijos desaparecidos en los estados de Guerrero y Veracruz y aún confía en que estén vivos.

"Las víctimas somos los ojos incómodos del Ministerio Público de México", aseguró Rodríguez, quien añadió que muchos funcionarios quieren trabajar bien, "pero no les dejan, y cuando hacen trabajo de campo, los desaparecen".

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