Siete muertos y decenas de heridos en atentado con camión-bomba en Kabul

  • Al menos siete personas murieron y varias decenas resultaron heridas la noche del jueves al viernes en el primer atentado cometido en Kabul desde la designación del sucesor del mulá Omar al frente de los talibanes afganos.

El ataque, perpetrado en un barrio residencial de la capital afgana con un camión-bomba, no fue reivindicado pero los rebeldes talibanes mataron a nueve personas el jueves en una serie de atentados cometidos en Kandahar, la cuna meridional de su insurrección, y en la provincia de Logar, al sur de Kabul.

El atentado de Kabul, a la 01H00 local (20H30 GMT del jueves), dejó siete muertos y 198 heridos, según el doctor Wahidullah Mayar, portavoz del Ministerio de Sanidad. Añadió que los heridos seguían llegando en masa a los hospitales de la capital afgana durante la noche. "El balance puede aumentar", advirtió.

En las redes sociales, numerosos afganos pedían a sus compatriotas que dieran sangre para aliviar los hospitales desbordados. "Numerosos menores y mujeres resultaron muertos o heridos. Los autores del ataque tenían la intención de cometer una matanza", estimó el general Abdul Rahman Rahimi, jefe de la policía de Kabul, que mencionó un balance de ocho muertos y 128 heridos.

En el conflicto que ensangrienta Afganistán desde la caída del régimen de los talibanes en 2001, los civiles pagan el precio más alto. La misión de la ONU en el país (UNAMA) reveló el miércoles en su informe semestral sobre el tema que 1.592 civiles perecieron y otros 3.329 resultaron heridos en actos violentos entre el 1 de enero y el 30 de junio.

Policía y Ejército, solos en primera fila desde que finalizó la misión de combate de la OTAN en diciembre pasado, deben contener una insurrección que se extiende a la práctica totalidad de Afganistán, y no sólo ya al sur del país.

El jueves temprano, un atentado suicida a la entrada de un centro de la policía en Pul-e Alam, capital de la provincia de Logar, al sur de Kabul, mató a seis personas, tres policías y tres civiles, según las autoridades locales. Y por la tarde, dos ataques sacudieron la ciudad de Kandahar, sur del país. Combatientes talibanes atacaron un puesto de policía y un control de las fuerzas del orden. Dos policías y un agente de información murieron en estos dos ataques.

Esta es la primera oleada de ataques de envergadura después de la designación del mulá Ajtar Mansur al frente de los talibanes la semana pasada, en sustitución del jefe histórico de los insurgentes, el mulá Omar. Los atentados del jueves muestran sobre todo que los talibanes conservan su fuerza a pesar de los conflictos que viven desde esta sucesión, la primera en la historia del movimiento.

Una franja de los talibanes, incluyendo la familia del mulá Omar, se niega a reconocer a nuevo jefe, al que acusan de proximidad con Pakistán y denuncian un proceso de designación expeditivo.

Buena prueba de las discordias, esta semana han dimitido tres integrantes de la oficina política, el lunes Tayeb Agha, jefe de la oficina de los talibanes en Catar para facilitar un eventual diálogo de paz con Kabul, y el jueves Aziz Rehman y Mawlawi Nek Mohammad.

Las negociaciones de paz con el Gobierno afgano son el dossier candente que hereda el mulá Mansur. Después de una primera ronda organizada a principios de julio en Pakistán, un segundo encuentro entre ambas partes fue postergado la semana pasada tras conocerse el deceso del mulá Omar.

En el terreno, las fuerzas afganas de seguridad siguen respaldadas por 13.000 soldados de la OTAN, pero esas tropas se consagran a la formación de sus homólogos afganos. El fina de la misión de combate de la OTAN conlleva una potencia de fuego menor y unos equipos a menudo mal cuidados. Ilustración trágica de estos fallos: el accidente de un helicóptero militar en el sur del país, que causó la muerte el jueves de sus 17 ocupantes, se debió según las autoridades militares a un "problema técnico".

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