Tailandia condena a muerte a dos birmanos por el asesinato de turistas británica

  • Un tribunal tailandés condenó a muerte este jueves a dos inmigrantes birmanos acusados de asesinar en 2014 a una pareja de turistas británicos que pasaba sus vacaciones en una isla paradisíaca, tras un proceso controvertido, durante el cual los procesados defendieron su inocencia.

"Los dos acusados son culpables de asesinato, un crimen que tiene como castigo la pena de muerte", dijo un juez de la corte, que no fue identificado. El tribunal consideró además que los trabajadores son culpables de violación y de conspirar para esconder el crimen.

Zaw Lin y Win Zaw Tun fueron condenados por el asesinato de David Miller, de 24 años, y Hannah Witheridge, de 23, que fueron hallados muertos en la playa de Koh Tao, una pequeña isla, que habitualmente es un destino turístico tranquilo, frecuentado por los amantes del submarinismo.

Los acusados escucharon el veredicto con una expresión sombría en sus rostros, mientras que la madre de uno de ellos gritó desde la tribuna tras escuchar la sentencia.

Los dos hombres, que se declararon inocentes, llegaron esposados de pies y manos a la audiencia.

Los cuerpos de las víctimas fueron encontrados el 15 de septiembre de 2014 en una playa, con signos de haber sido golpeados hasta la muerte con un bastón y una herramienta de jardín, que fueron encontrados ensangrentados en el mismo lugar.

Los dos migrantes fueron arrestados en octubre de este año, tras una investigación policial con un gran despliegue, ante la presión generada por la opinión pública en Tailandia, un país que recibe gran parte de sus ingresos por el turismo.

La fiscalía sostuvo durante el proceso que la evidencia contra los hombres es contundente, ya que se encontraron restos del ADN de los acusados en el cuerpo de Witheridge y el celular de una de las víctimas fue hallado en el domicilio de uno de ellos.

La defensa estima que la policía utilizó como chivo expiatorio a los jóvenes migrantes y dijo que apelará a la decisión, que adoptada por dos jueces.

Para las organizaciones que defienden a los migrantes, este caso refleja una tendencia que tiene la justicia tailandesa a culpar a trabajadores de países más pobres de la región por los crímenes ocurridos. Estos activistas sostienen que el sistema judicial del país es corrupto y está a merced de las presiones de otros poderes.

La defensa cuestiona las pruebas presentadas por los forenses y acusa a la policía de haber torturado a los acusados.

La policía tailandesa también recibió críticas durante las investigaciones, ya que los agentes tardaron varias horas en llegar al lugar del crimen.

El caso empañó la reputación de Tailandia como un paraíso del turismo, pero no ha tenido repercusiones en el sector turístico, resiliente a la violencia en el país, que en 2014 sufrió un golpe de estado del general Prayut Chan-O-Cha, y que este año sufrió un atentado que dejó 20 muertos.

Poco después del suceso, el general Prayut Chan-O-Cha, realizó unas polémicas declaraciones.

"Siempre hay problemas de seguridad con los turistas. Piensan que nuestro país es magnífico y seguro y que pueden hacer lo que quieren, paseándose por todas partes en bikini", dijo el general, que después se disculpó tras la ola de indignación que generaron sus palabras.

Koh Tao, en el golfo de Tailandia, es un destino muy en boga sobre todo entre los amantes del submarinismo.

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