Teherán frena su programa nuclear mientras Occidente prepara sanciones

  • Viena.- Irán sigue produciendo uranio enriquecido y la naturaleza de su programa nuclear aún causa preocupación en la comunidad internacional, pero en los últimos meses el ritmo de sus experimentos atómicos se ha reducido por primera vez en años.

Irán ralentizó la producción de uranio enriquecido, según el Organismo Internacional de Energía Atómica
Irán ralentizó la producción de uranio enriquecido, según el Organismo Internacional de Energía Atómica

Viena.- Irán sigue produciendo uranio enriquecido y la naturaleza de su programa nuclear aún causa preocupación en la comunidad internacional, pero en los últimos meses el ritmo de sus experimentos atómicos se ha reducido por primera vez en años.

Esa es la principal novedad del último informe emitido hoy por el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) en su ya largo esfuerzo por aclarar si el régimen de los ayatolás pretende o no hacerse con el arma atómica.

El documento, distribuido de forma restringida en Viena y al que tuvo acceso Efe, confirma que desde el pasado mes de junio Irán ha reducido el número de centrifugadoras que están siendo alimentadas con gas de hexafloruro de uranio para producir uranio enriquecido.

Si en el último reporte, emitido en junio, el OIEA informó de casi 5.000 máquinas en activo, hoy el organismo indicó que ese número ha bajado hasta poco más de 4.500.

Eso sí, el parón en el ritmo de producción de uranio enriquecido no ha sido paralelo al incremento de máquinas disponibles, que se ha elevado en casi 1.000, aunque aún no han sido activadas.

Así las cosas, Irán dispone ahora en total de más de 8.000 máquinas centrifugadoras, cuyo funcionamiento en cascada sirve para producir el combustible nuclear, aunque el grado de pureza logrado por los técnicos iraníes está aún muy lejos del necesario para fabricar una bomba atómica.

En cualquier caso, fuentes de alto rango cercanas al OIEA indicaron que esa reducción del ritmo de trabajo es la primera desde hace años, aunque no quisieron interpretar esta nueva situación.

Lo cierto es que el anuncio de que Irán parece haber levantado el pie del acelerador en sus experimentos atómicos llega cuando las potencias occidentales han vuelto a esgrimir la amenaza de nuevas sanciones.

Tanto la canciller alemana, Angela Merkel, como el presidente francés, Nicolas Sarkozy, han advertido esta semana de que si no hay un cambio de actitud de Teherán respecto a su desafío nuclear, la posibilidad de nuevas sanciones será debatida en Naciones Unidas.

También Estados Unidos ha puesto septiembre como fecha tope para que Irán detenga el enriquecimiento de uranio, a cambio de incentivos económicos, o se atenga a nuevas sanciones.

El Consejo de Seguridad de la ONU ya ha aprobado varias tandas de penalizaciones contra Teherán ante su negativa a cumplir el llamamiento internacional de que detenga su programa nuclear.

Desde Occidente, temeroso de que los experimentos de Teherán buscan hacerse con el arma atómica, se exige esa medida como paso previo a una negociación sobre el asunto. Por su parte, Irán reivindica su derecho a disponer de la energía nuclear con fines, alega, exclusivamente civiles y energéticos.

Queda por ver si la reducción de la actividad nuclear responde a una estrategia para ganar tiempo o es un gesto de buena voluntad de cara a una solución negociada, pero la nueva situación puede dar argumentos a China y Rusia, siempre reacios a aplicar la mano dura contra Irán, para paralizar una nueva tanda de sanciones.

Ya en el pasado, antes de que el expediente iraní fuera remitido por el OIEA al Consejo de Seguridad ante la falta de colaboración de Teherán, Irán y la Unión Europa lograron cerrar un acuerdo que congeló momentáneamente los experimentos nucleares.

Entonces, la estrategia del "palo y la zanahoria" de la UE, ofrecer compensaciones económicas a cambio de abandonar el programa atómico y amenazar con sanciones en caso de mantenerlo, fueron respondidas por Irán con periódicas muestras de buena voluntad y acuerdos de colaboración con el OIEA.

El organismo atómico de la ONU intenta desde finales de 2002 aclarar si los experimentos nucleares de Irán, desarrollados durante casi dos décadas en la clandestinidad, tienen un fin militar o civil.

Casi siete años después y tras decenas de inspecciones, el informe del OIEA emitido hoy sigue lamentando que "hay una serie de asuntos pendientes que levantan la preocupación y que necesitan ser aclarados para descartar la existencia de una posible dimensión militar en el programa nuclear iraní".

Antonio Sánchez Solís

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