Tensión en las listas 'feudo' del PP: la caída de voto saca la guillotina

    • Rajoy trata de 'conciliar' la urgencia de renovación con su personal deseo de incluir a sus personas de confianza.
    • La pérdida de hasta siete diputados en Madrid aumenta el nerviosismo de los que esperan la decisión del presidente.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, con la vicepresidenta, en un pleno del Congreso.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, con la vicepresidenta, en un pleno del Congreso.

Más allá del cómputo total de escaños, las encuestas electorales tienen una lectura en varios niveles para la dirección de cada partido. Pese a que los sondeos siguen confirmando su victoria, hace tiempo que en el PP la sangría de voto se prevé imparable. Según las últimas proyecciones-la de Metroscopia para El País, publicada este domingo, y la de GAD 3 para ABC, hoy conocida- los populares perderían entre 58 y 93 escaños con respecto a los resultados de 2011.

Esta última desmenuza además esa pérdida por circunscripciones, y ese nuevo análisis enciende las alarmas en el partido. La preocupación se da especialmente en aquellas consideradas feudo-Madrid, Valencia- y amenazadas ahora especialmente por el auge de Ciudadanos.

Las encuestas confirman el pronóstico, desde hace meses considerado en Génova, de que la caída será significativa en Madrid. El partido podría perder hasta siete diputados, de 19 a 12. Un resultado pobre teniendo en cuenta que en la comunidad se disputan 36 escaños. Los socialistas también pierden una influencia ya muy mermada. Se quedarían con ocho o nueve, de los diez que tienen actualmente. Ese escaño se lo lleva Ciudadanos, fortalecido en esta circunscripción, lanzadera para los resultados generales y que irrumpe en la Comunidad con una marca prácticamente idéntica a los socialistas, entre siete y ocho diputados. Podemos, en caída en los últimos meses, consigue salvar la circunscripción, con seis.

La proyección de esta encuesta coincide prácticamente con los datos que maneja Génova, y que apuntarían a un bajón de cinco diputados en la comunidad. Y esa caída añade más incertidumbre en un momento que ya provoca encendidos debates entre los populares: el de la confección de las listas al Congreso. La secretaria general, Dolores de Cospedal, trata de encajar las piezas por indicación de Rajoy, y el presidente apura a su vez los tiempos- el día 'límite' es el 15 de noviembre, fecha de la conferencia política-para 'depurar' sus listas. La estrategia no es fácil: cómo conjugar el giro a la renovación iniciado este mismo verano, tras dos fiascos electorales, y, al mismo tiempo, garantizarse el estar rodeado de aquellos que le han acompañado en la travesía de esta legislatura. La decisión genera inquietud entre los que ocupan los puestos 'de corte' y que podrían verse fuera del Congreso.

De las pocas cosas seguras es que la vicepresidenta de Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, repetirá como 'escudera' de Rajoy en esta lista. Pero el resto de puestos está disputado. Lo alivia, eso sí, el hecho de que varios diputados han anunciado ya su intención de no repetir, como Eva Durán, Cayetana Álvarez de Toledo o Ana Mato, que en 2011 fue número tres de esta lista y que este mismo fin de semana confirmaba su baja en la candidatura. Hay más, como la del exministro Alberto Ruiz Gallardón, cuarto, o el exministro Miguel Arias Cañete, quinto. Las salidas dan aire a Rajoy para cuadrar sus nombres y colocar a sus ministros, en vistas a repetir legislatura.

Otra lista comprometida es la de la Comunidad Valenciana, donde los populares podrían perder hasta la mitad de los 20 escaños que ahora tienen. La merma de influencia en la provincia de Valencia es una de las cuestiones que irritan a los de Rajoy. Apenas se harían con un tercio de los quince diputados que se ponen en liza. La lista será allí encabezada con toda probabilidad por el ministro de Exteriores, José Manuel García Margallo, a quien Rajoy ha encomendado la tarea ingente de reactivar el voto. El presidente del Gobierno quiere que los ministros tengan un papel clave en campaña y se movilicen para elevar un ánimo ciertamente desinflado. Y sobre todo, para frenar a los de Rivera, imparables también en esta comunidad.

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