Todos los candidatos quieren batir al favorito Caid Essebsi

  • Todos los candidatos que concurren a las presidenciales tunecinas se han tomado como principal objetivo tratar de arrebatar la más que anunciada victoria a Beyi Caid Essebsi, veterano político cuyo partido ganó de forma contundente las últimas legislativas.

Túnez, 19 nov.- Todos los candidatos que concurren a las presidenciales tunecinas se han tomado como principal objetivo tratar de arrebatar la más que anunciada victoria a Beyi Caid Essebsi, veterano político cuyo partido ganó de forma contundente las últimas legislativas.

Pese a esta situación, algunos candidatos cuentan con apoyos electorales que pueden situarlos en buena posición en la carrera por ocupar el palacio de Cartago, sede de la presidencia de Túnez.

Uno de ellos es el actual presidente transitorio y candidato a su propia reelección, Moncef Marzuki, cuyo partido sufrió un descalabro en las legislativas de octubre pero aún conserva un prestigioso historial demócrata.

El "Doctor Marzuki", como le llaman sus simpatizantes, nació el 7 de julio de 1945 en Grombalia, pero su educación la realizó en la ciudad marroquí de Tánger, adonde su familia se exilió huyendo de las purgas en los primeros años del Túnez independiente.

Brillante estudiante de ciencias en Tánger, acabó el bachillerato en 1964 y obtuvo una prestigiosa beca para estudiar en Estrasburgo (Francia), donde se licenciaría en Medicina y Psicología en 1973.

Cuando en 1979 regresa a Túnez ya era un reconocido neurólogo con gran experiencia en medicina interna y en salud pública, por lo que logró una plaza de profesor en la universidad de Susa, de la que en el 2000 fue expulsado por sus actividades políticas ilegales.

Durante su presidencia (1989-94) de la Liga Tunecina de los Derechos Humanos, Merzuki se transformó en acérrimo enemigo de Ben Ali por su oposición a una ley sobre las asociaciones que impedía la independencia de las mismas, así como por su intento de presentarse a las presidenciales en contra del dictador, que le costó su puesto universitario, su libertad y finalmente el exilio en 2001.

Cuando en 2001 funda el Congreso Por la República (CPR) nunca sería reconocido por las autoridades por promulgar la resistencia civil pacífica como medio para acabar con la dictadura, por lo que no regresaría al país hasta la caída del régimen en 2011, esta vez en olor de multitudes, lo que le valió ser elegido presidente transitorio de Túnez, por dos tercios de los diputados.

Durante la actual campaña presidencial ha centrado su estrategia electoral en señalar a su rival Essebsi como el que puede reinstalar en el poder al antiguo régimen de Ben Alí, idea con la que ha conseguido el apoyo de las varias líneas del islam político tunecino.

Otro de los presidenciables, Hama Hamami, ha conseguido presentarse como "el hombre de la izquierda" después de que su coalición del Frente Popular (FP) consiguiera 15 escaños en las legislativas y barriera de paso al resto de la izquierda.

Nacido el 8 de enero de 1952, Hamami, representa la quintaesencia de la histórica extrema izquierda tunecina desde que en 1972 ya fuera encarcelado por primera vez un mes y medio por organizar disturbios estudiantiles contra el régimen de Burguiba, lo que también le valió no haber podido ejercer nunca como profesor de literatura árabe.

Cuando en 1974 fue condenado y torturado por militar en la formación prohibida "Amal Tunisi" a 8 años y medio de prisión, empezó un largo historial de condenas, sobre todo tras crear a principios de los ochenta el Partido de los Obreros Comunistas de Túnez (POCT).

Entre la prisión, el exilio y la clandestinidad ha pasado los últimos 30 años de su vida hasta que a finales de 2010 puso a sus miles de jóvenes seguidores a agitar el país en el embrión de la primavera árabe.

Durante la transición democrática Hamami ha moderado el discurso de la izquierda abandonando el leninismo y convirtiendo al clandestino POCT en el Partido de los Trabajadores que forma parte del frente Popular del que es portavoz.

El último candidato con posibilidades el domingo es el multimillonario y presidente del partido Unión Patriótica Libre (UPL), Eslim Riahi, que ha popularizado su imagen de "cuarentón triunfador" después de hacerse con la presidencia del segundo equipo de fútbol más importante del país, el Club African, y tras poner a su partido como tercera fuerza política en el parlamento con 16 escaños.

Su pelo engominado, sus trajes y complementos de grandes marcas europeas y sus automóviles de lujo hacen olvidar a su electorado el origen de su fabulosa fortuna en Libia, país en el que vivió su infancia y juventud, en el seno de una familia perseguida en Túnez pero protegida por el entorno de Muamar al Gadafi,

Otro de los políticos que podía hacer sombra a Essebsi era Kamel Nabli, ex presidente del Banco Central Tunecino, quien pugnaba por el mismo sustrato de posibles votantes de clase media laica, pero ayer anunció su retirada.

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