Tres años de cárcel por estafa para el exdirector de una sucursal bancaria

  • La Audiencia Provincial de Cáceres ha condenado al exdirector de la Oficina Bancorreos de Madrigalejo (Cáceres) y agente de Deustche Bank a tres años de cárcel por un delito de estafa agravada con el atenuante de confesión tras la sustracción de 1,2 millones de euros a sus clientes por medio de fondos de pensiones falsos.

Cáceres, 7 jun.- La Audiencia Provincial de Cáceres ha condenado al exdirector de la Oficina Bancorreos de Madrigalejo (Cáceres) y agente de Deustche Bank a tres años de cárcel por un delito de estafa agravada con el atenuante de confesión tras la sustracción de 1,2 millones de euros a sus clientes por medio de fondos de pensiones falsos.

La sentencia de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Cáceres, a la que ha tenido acceso Efe, también le condena a una multa de nueve meses con una cuota diaria de diez euros.

Los tres años de prisión para Abel Ferreras corresponden a la petición que hizo el Ministerio Fiscal, ya que la defensa solicitó año y medio y los abogados de Bancorreos y Deustche Bank seis.

El exdirector de Bancorreos ya ha cumplido una pena de dos años de prisión preventiva.

El fallo absuelve al acusado, conocido como "Abel el de Correos", de los delitos de malversación de caudales públicos y falsedad documental, de los que había sido acusado por la Abogacía del Estado.

El acusado deberá abonar además a las últimas siete víctimas de las estafa la cantidad de 72.300 euros, importe al que responderá como responsable civil directo, y como responsables civiles subsidiarios Bancorreos y Deutche Bank.

El fallo recoge como hechos probados que el imputado ofreció a sus clientes la posibilidad de suscribir fondos de pensión, con unos intereses de vencimiento público bimensual que serían ingresados en la cuenta corriente que tenían abierta en la entidad crediticia.

Cuando los clientes aceptaban la suscripción, el procesado les ponía a la firma el verdadero modelo oficial, donde estampaban su rúbrica.

No obstante, cuando llegaba el momento de entregar el fondo de inversión suscrito, Abel Ferreras, en vez de ingresarlo en la entidad financiera y en las cuentas de aquellos, lo incorporaba a su patrimonio.

En 2010 confesó los hechos, lo puso en conocimiento de la justicia y facilitó los nombres de los clientes afectados y las cantidades de dinero no ingresadas en aquellas cuentas que él había incorporado a sus bienes.

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