La 'tribu' de Anna Gabriel no gusta ni a los mamíferos

  • El ideal de familia de la diputada Anna Gabriel despersonaliza a los niños y les perjudica en el desarrollo de su identidad.

    Especies de mamíferos como los elefantes o los pingüinos muestran una fuerte relación de exclusividad con sus crías.

Los primates desarrollan un fuerte sentimiento de dependencia entre madre e hijo
Los primates desarrollan un fuerte sentimiento de dependencia entre madre e hijo
GettyImages

¿Es la familia tradicional una fábrica de personas con ideología conservadora? Así lo piensa la diputada de la CUP, Anna Gabriel, que se ha mostrado partidaria de formar una ‘familia colectiva’, en donde un grupo de hombres y mujeres decidan tener hijos en común.

En búsqueda de una mejor educación para los hijos, la idea de debilitar la fortaleza de los lazos entre padre e hijos se presenta como una solución. Pero según Tomás Melendo Granados, catedrático de Filosofía y director del Máster Universitario sobre la Familia de la Universidad de Málaga, no es la mejor. Y tampoco se trata de una idea nueva.

“Durante un tiempo circuló la teoría de que la tribu fue el núcleo primario, que posteriormente dio lugar a las familias”, en donde la pareja de hombre y mujer se responsabilizaba de los hijos. Pero no está demostrado que una familia comunal sea bueno para un niño, “más bien lo contrario”.

El dicho “no educa una familia, sino la tribu” no significa que las familias no existan en las tribus. Melendo Granado explica que también en las tribus africanas el papel de las familias, con padre, madre e hijos está muy definido. “No es cierto que la tribu sustituya a la familia. Lo que ocurre allí es que el concepto de familia es mucho más amplio que el nuestro”, en el sentido de que existen fuertes lazos entre primos, tíos o vecinos de mucha amistad. Recuerda que eso “ocurría también en nuestros países no hace muchos tiempo; y todavía en los pueblos sucede algo parecido”.Tribus africanas

Las familias europeas en general y las españolas en particular, han reducido el número de sus miembros en los últimos años. El número de familias numerosas ha disminuido en las últimas décadas, pero no el sentimiento de exclusividad. Dos madres consultadas por lainformacion.com, una con diez hijos y otra con solo uno, coinciden en que “ninguna madre puede querer o proteger por igual a sus hijos y a otros, por mucho que los quiera”.

Aunque los lazos de los individuos de la comunidad son más fuertes de los habituales en Europa, “en una tribu africana el padre sigue siendo el padre, el tío sigue siendo el tío, y el hijo no es lo mismo que los primos”.

Lo que está comprobado es que la familia compuesta por padre y madre e hijos produce efectos muy positivos en el desarrollo de la identidad del individuo. “Esto no significa que otros modelos sean malos, sino que una familia con padre y madre es muy positivo para la crianza y el desarrollo de los niños”.

Melendo Granado incide en los problemas, cada vez más visibles, que sufren cada vez más individuos que han crecido en hogares donde una de las figuras, paterna o materna, ha estado ausente. “Una persona es un ser histórico que tiene su raíz en otros seres humanos, y que necesita cómo son las relaciones originarias de las que procede”. Este proceso forma parte de la formación del niño.Modelos biológicos de familia

La relación con padre y madre trasciende los límites antropológicos y entra de lleno en los biológicos. Especies de mamíferos como los elefantes o los pingüinos muestran una fuerte relación de exclusividad con sus crías, a diferencia de otras especies, como explican desde el parque zoológico de Faunia, en Madrid.

“Los mamíferos es el grupo animal que más cuidado parental manifiesta”, informa Agustín López-Goya, director de Biología del Zoo de Madrid y Faunia. La intensidad de la relación varía por especies. “Los roedores son los que menos tardan en independizarse, y en el otro lado están los primates, que son los más parecidos a los humanos”.

Aunque vivan en comunidad, los mamíferos no son "hijos de la manada", aunque cada especie presente distintos grados de colaboración en la crianza. Entre los simios, los chimpancés, los gorilas y los chimpancés pigmeos colaboran mucho entre sí, al contrario que los orangutanes, que viven más aislados entre sí, y que prácticamente solo se juntan en los épocas de reproducción. Si en el primer grupo de da cierta crianza colaborativa, en el segundo es casi nulo.

A este respecto, López-Goya resalta el curioso el ejemplo de los primate titíes, que viven en zonas de América, cuyos padres cargan con las crías durante un tiempo.

Mostrar comentarios